La importancia de la sal de la tierra | El Mundo de Mañana

La importancia de la sal de la tierra

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La sal es un producto básico importante desde hace milenios. Es una de las necesidades básicas de la vida, tan vital que incluso se utilizaba como moneda en la antigüedad, lo que dio lugar al dicho común (en inglés “worth their salt”) de que algo o alguien “vale la pena” (o no).

La sal es esencial para la vida humana. El sodio y el cloruro son los dos minerales de la sal de mesa, ambos electrolitos son vitales para la química del cuerpo. Perdemos sal en nuestro cuerpo a diario a través de la transpiración y el funcionamiento normal de los riñones, por lo que es necesario reemplazarla continuamente. Una disminución de sodio en el organismo puede provocar convulsiones, daño nervioso y cerebral, y la muerte.

Como ocurre con muchas cosas, necesitamos sal con moderación, ni muy poca ni demasiada. Por lo general, necesitamos una concentración de sal de alrededor del 0,4 por ciento de nuestro peso corporal. Las recomendaciones dietéticas aconsejan consumir menos de 2300 miligramos de sodio al día, aunque los deportistas y las personas físicamente activas pueden necesitar más. Los alimentos procesados, especialmente la comida rápida, contienen altos niveles de sal. El consumo excesivo de sal (sodio) puede provocar inflamación, edemas, dificultad para dormir y aumento de la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de derrame cerebral y enfermedades cardíacas.

Innumerables cocineros utilizan la sal como condimento. La mayoría de las recetas, incluyendo las de alimentos dulces, requieren sal. Se puede encontrar un salero en casi todas las mesas de comedor, en los restaurantes y en pequeños paquetes que nos dan cuando compramos comida para llevar. Hoy en día, las sales más utilizadas son la sal marina, la sal kosher, la sal gruesa, la sal rosada del Himalaya y la sal yodada de mesa.

La sal se utiliza para preservar la carne, el pescado, los encurtidos, las aceitunas, el repollo y una variedad de otros alimentos, ya que inhibe las bacterias que hacen que los alimentos se echen a perder. La sal ayuda a curar, equilibrar el pH de la sangre, a prevenir los calambres musculares y a reducir la inflamación y la acidez.

En la Biblia, Dios ordena que se utilice la sal para condimentar todas las ofrendas de cereales (Levítico 2:13) y para hacer incienso para el templo (Éxodo 30:35).

En el Sermón del Monte, Jesús usó la sal como una poderosa metáfora espiritual para decirles a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra” (Mateo 5:13). Los eruditos han propuesto varias explicaciones para este versículo basándose en las propiedades y usos de la sal.

Jesús continúa con esta idea diciendo que “si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve para más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” (Mateo 5:13). El relato del evangelio de Marcos añade que “Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. Buena es la sal; más si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros” (Marcos 9:49-50).

¿Cuál es el significado de esta instrucción? Añadimos condimentos para realzar el sabor y el aroma de los alimentos, como lo insinuó el patriarca Job cuando dijo: “¿Se comerá lo desabrido sin sal?” (Job 6:6). Colosenses 4:6 nos dice: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”. La palabra griega traducida como sal en estos versículos es halas, definida como “sal, tanto en su sentido literal como condimento y conservante, y metafóricamente para describir cualidades de pureza, conservación y sabiduría” (Concordancia de Strong). A través de los cristianos, Dios “por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” (2 Corintios 2:14). Nuestra conducta y nuestras palabras siempre deben reflejar a Jesucristo. Muchos diccionarios expresan que alguien llamado “la sal de la tierra” se refiere a un ciudadano noble, sólido, humilde, decente y trabajador.

Como se mencionó, la sal conserva los alimentos que de otra manera se echarían a perder. Según la analogía que utilizó Jesús, los cristianos, como la sal, deben ayudar a preservar la vida, no solo siendo ejemplos del modo de vida de Dios y predicando su verdadero Evangelio, sino también siendo la razón por la que los días de tribulación serán acortados. Jesús dijo: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22). Los verdaderos cristianos son la sal de la tierra.

Para más información sobre este tema, puede leer la guía de estudio gratuita ¿Qué es un verdadero cristiano? aquí mismo, en ElMundodeMañana.org