Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
Las estadísticas que muestran que los adultos jóvenes han perdido interés en los asuntos religiosos y en Dios mismo han ido en aumento. Los jóvenes prefieren el entretenimiento mundano a abrir una Biblia. Nuestra sociedad se ha equivocado de muchas maneras en la enseñanza de la palabra de Dios a los niños. ¿Podemos, como madres en la Iglesia de Dios, alentar y promover el amor de Dios, su forma de vida y la importancia de la Iglesia a nuestros hijos?
A lo largo de la historia, los adultos jóvenes siempre han buscado tener un propósito, marcar la diferencia y cambiar su mundo a su manera, para que sea mejor. A menudo este “propósito” influenciado por la sociedad no conduce a resultados positivos. Pero las madres cristianas tenemos una ventaja que supera cualquier influencia mundana; ser parte de una obra que está haciendo algo muy grande:
“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:26).
Una forma en que las madres pueden ayudar a sus hijos a conocer a Dios es animándolos a servir en los servicios de la iglesia. No importa la edad que tengan, siempre hay algo que pueden hacer. ¿Alguna vez ha escuchado la frase, "Las manos ociosas son el taller del diablo"? Si contrarrestamos las tentaciones del mundo al generar interés en servir al pueblo de Dios, en realidad estamos reduciendo las posibilidades de que nuestros jóvenes piensen "¿por qué estoy aquí y qué hay aquí para mí?" Les estamos enseñando a centrarse en las necesidades de los demás en vez de las suyas propias que los lleva a desarrollar una mentalidad egocéntrica y egoísta. Servir a los demás los ayuda a hacer amistades. Cuanto más se involucren, más fuertes serán sus lazos con la obra de Dios y con la Iglesia en el futuro. Podemos alentarlos a servir en los servicios de muchas maneras, como, por ejemplo:
Todas estas formas de servir alientan a nuestros jóvenes a involucrarse, pero nosotros también debemos "practicar lo que predicamos" y esforzarnos para ser ejemplos de servicio para nuestros hijos. No debemos esperar más de nuestros hijos de lo que estamos dispuestos a hacer nosotros mismos. Este no debe ser un proceso forzado, sino más bien un fuerte estímulo. Después de todo, no queremos que interpreten el servir como una tarea, sino por lo que realmente es, una delicia y un gozo.