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Hay un dicho que dice que el trabajo de una mujer nunca termina. Creo que para muchas de nosotras esa afirmación es verdadera. Como madre, quería aprovechar todas las oportunidades que se presentaran para involucrar a nuestras hijas en actividades extracurriculares fuera de su carga escolar. Pero antes de darme cuenta, todas las noches estaban cargadas de actividades, desde prácticas de baile, deportes nocturnos, y reuniones de 4 horas. Esto no podía continuar para siempre, y los efectos comenzaron a hacerse visibles.
Mi esposo y yo nos percatamos que todos los días cenábamos de prisa antes de salir a la siguiente actividad. Ya no teníamos nuestras cenas familiares porque simplemente no teníamos tiempo para sentarnos a comer y conversar.
Aunque involucrarse en estas actividades extracurriculares puede ser beneficioso, si no hay equilibrio en todas las cosas, puede comenzar a ser más una carga que un beneficio. No desechamos todas las actividades, pero cancelamos algunas, porque el tiempo en familia es muy importante.
Comer en familia, en un ambiente relajado, sin limitar el tiempo de la cena, permite conversar, comunicarse y reconectar, lo cual es esencial para una familia saludable. Estudios demuestran que las cenas familiares son ventajosas para los niños de todas las edades. Una firma nacional de investigación pública realizó una encuesta telefónica nacional representativa de más de mil jóvenes (493 niños, 510 niñas entre 12 y 17 años). Los resultados mostraron que los adolescentes que disfrutaban de cenas familiares frecuentes tenían más probabilidades de tener mejor relación con sus padres. El estudio reveló que los adolescentes que no tenían una buena relación con sus padres tenían tres o cuatro veces más probabilidades de haber consumido marihuana, más del doble de probabilidades de haber consumido alcohol y consumido tabaco.
Al considerar la posibilidad de inscribir a nuestros hijos en actividades después de la escuela, como madres, debemos considerar que las cenas familiares son extremadamente importantes para establecer las bases de una relación positiva con nuestros hijos. Si aplicamos esta práctica constantemente, las decisiones de nuestros hijos mejorarán. Dar prioridad a las cenas familiares es importante para cosechar la recompensa de tener un vínculo positivo y de comunicación eficaz con nuestros niños y adolescentes.
En Eclesiastés 3, se nos dice que hay un tiempo para todo: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora" (v. 1). Y realmente, también hay un tiempo para actividades, pero debe de haber tiempo para detenerse y disfrutar de una cena en agradecimiento y unidad familiar. Deberíamos planificar cuidadosamente las noches entre semana para tener lugar de conectarnos como familia. A los niños y a los adolescentes también se les puede enseñar a ayudar a preparar la cena en compañía de la madre, lo que también puede ser una oportunidad para crear unidad. Limpiar juntos también les enseña responsabilidad y ética laboral.
Para las chicas solteras, el escenario se puede establecer ahora, aprendiendo cómo cocinar y cómo poner una mesa para compartir con otras personas. ¡Esto les da la base para construir cercanía en su futura familia! El tiempo en familia es un bien valioso en nuestra sociedad tan ocupada, y reunirse al final de un día agitado presenta una oportunidad para construir vínculos familiares más estrechos. ¡El trabajo no es en vano, y servir a su futura familia con una cena en las noches beneficiará a sus propios hijos mientras aprenden a ser parte de una unidad funcional!
Aprendamos a programar y prepararnos para esas noches de unidad familiar. En Proverbios 31:15, vemos que la mujer virtuosa hizo de esto una prioridad: "... Y da comida a su familia".