Nación contra nación ¡bajo el mar!

Esta semana es la fecha límite para que las naciones puedan reclamar su derecho a los minerales en el fondo del mar hasta una distancia que no exceda de 350 millas marinas desde sus costas, de acuerdo con la Convención sobre el Derecho del Mar de 1982.

Está en juego el fondo del mar de la costa de las Islas Malvinas, del Mar del Sur de China, y del Ártico, donde un grupo de naciones compite por sus derechos. En el 2007, Rusia reclamó el territorio ártico para sí, pasando el trabajo de colocar un marcador en el fondo del océano bajo del Polo Norte, un movimiento que no ha sido reconocido internacionalmente. À estas alturas, las Naciones Unidas tienen la responsabilidad de "volver a trazar" las líneas de territorios para un grupo de naciones. Los conflictos entre naciones deben ser sometidos al arbitraje por el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, o por la Corte Internacional de Justicia.

Mientras tanto, en un informe reciente, Rusia declaró, "En una competencia por los recursos no se puede descartar el uso de la fuerza militar para resolver problemas que estén en vía de desarrollo y que puedan destruir el equilibrio de poder cerca de las fronteras de Rusia y sus aliados….El Kremlin ha insistido en que no es ‘militarizar el Ártico,’ pero sus advertencias sobre un conflicto armado sugieren que de ser necesario, está dispuesto a defender sus intereses por la fuerza a medida que el calentamiento global hace que la explotación de las riquezas de energía de la región sea más viable" (The Times, 14 de mayo de 2009).

Jesucristo advirtió que para el fin del siglo se levantará nación contra nación, y habrá guerras y rumores de guerra y esto será principio de dolores. (Mateo 24:6-8) El reciente conflicto sobre "quién posee los minerales en el fondo de los océanos" es una prueba más de la validez de las predicciones de Cristo sobre el fin del siglo.