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En mayo, los evolucionistas trataron de vender la idea de un esqueleto fósil diciendo: "Esta será una de las fotos en los libros de texto de los próximos cien años".
Afirman que el esqueleto del "primate", de nombre Ida, se remonta a unos 47 millones de años y prueba la conexión entre los primates, los simios, los monos, los seres humanos y otros mamíferos. Sir David Attenborough, en un documental de la BBC sobre este hallazgo, declaró: "La pequeña criatura va a demostrar nuestra conexión con el resto de los mamíferos; con vacas y ovejas, elefantes y osos hormigueros" (Guardian.uk.co, 19 de mayo).
Un análisis detallado del esqueleto confirmó lo que varios expertos pensaron desde un principio: ¡Ida no es un primate de los simios, ni una de las clases de los monos! De hecho, Ida es el nunca antes visto primate del tamaño de un gato, más relacionado con los lémures. En nada se relaciona con los simios, monos o seres humanos (véase Nature, PA, 23 de octubre).
En el Génesis se dice que Dios creó los Cielos y la Tierra y que los animales fueron creados según su especie. Los científicos no han demostrado que la vida evolucionó de formas de vida más simples o que una forma de vida compleja evolucionó de otra. Como la Biblia es verdadera, la búsqueda de evidencias del "eslabón perdido" será inútil, porque no existen; pero las verdades de Dios serán "descubiertas" y reveladas (Lc. 12:2).