El poder de los terremotos

El desplazamiento de grandes placas tectónicas de la Tierra resulta en terremotos o erupciones volcánicas.

La semana pasada un volcán islandés arrojó ceniza a once kilómetros de altura, paralizando el tráfico aéreo en la mayor parte de Europa y varando pasajeros en todo el mundo (Time, 16 de abril).

Se estimaron los costos entre $200 y $300 millones por día. Unos 750.000 pasajeros quedaron varados por la erupción. La Marina Real envió barcos a Francia y España para ayudar a los pasajeros. Los expertos esperan que la nube de ceniza se disipe pronto, pero recuerdan que la última erupción de ese volcán duró dos años (PA, 19 de abril).

Dios le advirtió a Israel por rechazarlo y sus constantes pecados, que iba a dejarle sus caminos desiertos (Lv. 26:22). Aunque la profecía parece referirse a bestias que acechan a la gente, da que pensar que una erupción volcánica relativamente pequeña haya dejado desiertas en Europa las "autopistas del cielo". "Dios no puede ser burlado" y advierte que la humanidad segará lo que ha sembrado (Gá. 6:7).

En los últimos meses se ha visto una serie de catástrofes naturales como para pensar: ¿Qué va a permitir Dios en adelante?