El poder del clima

La semana pasada el huracán Irene dejó una brecha de destrucción por la costa Este de los EUA y Canadá, con miles de millones de dólares en daños y dejando a millones sin electricidad.

À pesar de que la tormenta era de "baja" categoría, fue grande y se movió por algunas zonas más densamente pobladas de la nación, afectando a más de 65 millones de personas. Más de 2,5 millones fueron evacuados de las zonas bajas de varios estados. Más de medio millón fueron evacuados solo de Nueva York. Gracias a Dios, los daños en las zonas densamente pobladas fueron menores de lo previsto (www.msnbc.com, 27 de agosto).

La evacuación de 2,5 millones nos recuerda una profecía de Dios en contra de las naciones que lo rechazaron al final de la era: "Pondré mi rostro contra vosotros… y huiréis sin que haya quien os persiga" (Lv. 26:17).

Millones de personas huyeron de la tormenta y la mayoría regresó a sus casas intactas o con muy pocos daños. Aunque la evacuación fue una "decisión sabia" de las autoridades, preocupa ver a la gente huir cuando nadie la está persiguiendo. En estos días, muy pronto, Jesucristo regresará y dirá al viento y al mar: "Calla, enmudece" (Mr. 4:39), y ellos escucharán. No más tormentas aterrorizarán a la gente, o destruirán su propiedad, ¡porque Dios será el temido, amado y respetado "protector" de todos!