Peligros de transgénero

Los medios de comunicación, las agencias de gobierno e incluso los grupos religiosos están tratando de normalizar el fenómeno de "transgénero". El mes pasado, "una junta de revisión del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.

dictaminó que Medicare puede pagar por la cirugía de "reasignación de sexo" solicitada por los transgénero" (Wall Street Journal, 12 de junio del 2014). En un artículo reciente, el doctor McHugh, un expsiquiatra de Johns Hopkins Medical Center habló sobre una reciente investigación acerca de las dificultades psicológicas de la cirugía del "cambio de sexo", algo que Johns Hopkins dejó de realizar hace 30 años debido a sus problemas asociados (ibídem). El doctor McHugh escribió: "Los transgénero sufren un desorden de "aceptación" igual que cualquier otro desorden mental familiar para los psiquiatras", tales como la anorexia o la bulimia nerviosa (ibídem). También dijo: "Obviamente, los psiquiatras deben desafiar el concepto solipsístico, de que lo que está en la mente no puede ser cuestionado. Después de todo, los trastornos de la conciencia representan el dominio de la psiquiatría; declarándolos fuera de los límites eliminaría el campo" (ibídem). Un reciente estudio sueco de hace mucho tiempo reveló que "a partir de unos 10 años después de someterse a la cirugía, los transgénero comenzaban a experimentar crecientes dificultades mentales. Lo más impactante es que su mortalidad por suicidio aumentó casi 20 veces más que la población no transgénero" (ibídem). ¡Lamentablemente, muchos seres humanos se niegan a reconocer que Dios nos creó varón y hembra, que no es una elección personal (Génesis 1:27)! La gente busca una "solución rápida" para sus problemas, en lugar de aprender a estar conformes con la forma en que nacieron (Filipenses 4:11). ¡La mutilación quirúrgica de los órganos sexuales no traerá libertad a los problemas mentales o emocionales! Para más información sobre este tema, lea nuestro artículo "¡La pura verdad sobre el homosexualismo! —Scott Winnail, Justin Ridgeway y Deborah Lincoln-Strange