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El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) informó recientemente: "Las poblaciones mundiales de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles en general cayeron en un 52 por ciento entre 1970 y 2010, mucho más rápido de lo pensado previamente" (Reuters, 29 de septiembre del 2014).
Dos razones principales citadas por la dramática caída en el número de animales son la pérdida de su hábitat natural y la explotación de la caza excesiva y la sobrepesca (ibídem). Cuando Dios puso a los seres humanos en el Jardín del Edén, se les dio "dominio" sobre la tierra y se les dijo "para que lo cultivara y lo cuidara" (Génesis 1:28; 2:15, LBLA). La intención de Dios era que los seres humanos fueran buenos administradores de su creación. Sin embargo, la humanidad no ha sido un "buen administrador", por el contrario, los seres humanos han explotado y destruido el medio ambiente y sus criaturas hasta el punto que "toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora" y "el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación" en que Jesucristo y sus santos gobernarán y restaurarán la Tierra (Romanos 8:19-22). En la actualidad, la Tierra y sus criaturas claman por una administración santa y sabia, y por un tiempo en que la explotación y la destrucción cesarán. Este tiempo futuro se describe en la Biblia representado por la Fiesta de los Tabernáculos anual (Levítico 23:34-44): un tiempo de paz y abundancia cuando las bestias salvajes serán mansas (Isaías 11:6-9). Para más información sobre este maravilloso tiempo, lea nuestro emocionante folleto El maravilloso mundo de mañana.