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Un importante estudio de la infancia en el Reino Unido revela: "El número de niños que viven con ambos padres al momento que comienzan la escuela secundaria ha disminuido desde los años sesenta.
El 61 por ciento de 11 años de edad comparten una casa con ambos padres, en comparación con el 90 por ciento en 1969" (The Times, 28 de noviembre del 2014). El estudio también informa: "Los que tienen ambos padres bajo un mismo techo reportan mayores niveles de felicidad que aquellos cuyos padres están separados. Los niños que han vivido solo con un padre son el segundo grupo más feliz… Más de una cuarta parte de los niños de 11años de edad que viven en familias solitarias o con padrastros, tienen problemas de conducta, en comparación con poco más de uno de cada diez de los que viven en hogares con los dos padres naturales" (ibídem). Mientras que la separación de las familias no es culpa de los niños, son los niños los que sufren con la decisión de los padres de divorciarse, lo cual es una de las razones por las que "Dios odia el divorcio…" (Malaquías 2:16). Es alentador ver cómo los estudios modernos refuerzan la importancia de la estructura familiar que Dios creó: en la cual una familia se conforma con el padre y la madre viviendo juntos (Génesis 2:24; 1 Timoteo 3:2). Estas son las bendiciones que Dios dio para bendecir a quienes le obedecen. ¡porque el camino de Dios funciona! Para aprender cómo desarrollar un matrimonio feliz y evitar el divorcio, lea "Cinco claves para el éxito en el matrimonio".