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¿Se acerca un "mundo mejor"? ¿Puede usted imaginar el futuro glorioso que nos espera?Lo que hoy vemos es sufrimiento y dolor en toda la tierra. Lamentablemente la situación va a empeorar en los próximos años. Pero dicen que "los momentos más oscuros son justo antes del amanecer".
¡Y sin lugar a dudas habrá un "amanecer" glorioso!
Pero lo que leemos y escuchamos en la actualidad son noticias sobre centenares de miles de personas agonizantes en el Sudán y otras regiones del mundo. Oímos de incontables miles de mujeres víctimas de agresión, violación carnal y humillaciones indecibles. À menudo leemos cómo la policía y demás autoridades pasan por alto semejantes tragedias humanas.
Día tras día leemos y oímos de incontables miles de seres que sucumben al SIDA en Africa. Ciudades y pueblos enteros quedan diezmados por esta plaga de la época moderna, que se propaga especialmente por las prácticas sexuales desenfrenadas de gente ya infectada. Mientras tanto, enormes extensiones del planeta padecen graves sequías. Pronto, esto empezará a afectar las cosechas y la producción de alimentos en muchas naciones. Los Estados Unidos aún siguen sin reponerse completamente del devastador huracán Katrina del 2005—sólo uno entre varios huracanes mortíferos que han azotado a ese país en el último par de años. Y el resto del mundo también ha sufrido sus desastres, como el terremoto y tsunami en el Sudeste Asiático que todavía sigue afectando a millones de seres humanos. Y aún no se conoce el alcance total del último terremoto en Pakistán, que ya costó más de 80.000 vidas.
Ahora los "expertos" advierten de una posible pandemia mundial de la gripe aviar, que podría cobrar ¡entre 150 y 360 millones de vidas humanas!
¡Nuestra sociedad actual se encuentra en un callejón sin salida! Transcurridos casi 6000 años de historia humana, nuestra civilización empieza a afrontar problemas aparentemente insolubles. Estos problemas son de todo tipo, desde catástrofes meteorológicas hasta horripilantes guerras de diferente envergadura en las cuales se perpetran actos indecibles contra hombres, mujeres y niños. Nuestro mundo se enfrenta a perturbaciones ecológicas que parecen insolubles, a trastornos económicos y terribles choques étnicos.
Muchos líderes y políticos importantes han comprendido desde hace años que la única esperanza de paz y estabilidad reales para nuestro planeta está en un auténtico gobierno mundial. Pero los esfuerzos realizados en este sentido siempre han fracasado—y seguirán fracasando. Es que los seres humanos no conocen el camino de la paz y la prosperidad. Esto debe ser cada vez más evidente para quienes realmente comprenden los hechos.
Felizmente, hay un Dios verdadero que guía los asuntos de hombres y naciones, y lo hace en mucho mayor grado de lo que piensa la gente, incluso la gente religiosa. Si usted puede comprobar a su entera satisfacción que el Dios de la Biblia es real y que la Biblia es su palabra inspirada, esa convicción puede producir un vuelco en su vida. Usted puede empezar a entender y a ver el propósito que hay tras los sucesos horribles que vemos ocurrir con cada vez mayor frecuencia y que seguirán empeorando en los próximos años.
En su última carta, el apóstol Pedro escribió lo siguiente por inspiración divina: "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:19–21). El Dios majestuoso que nos da vida y aliento no nos ha dejado sin un "testimonio" de su propósito y de por qué los acontecimientos mundiales se van produciendo tal como los vemos. Al contrario, toda la Biblia está repleta de profecías específicas—centenares de ellas—que revelan lo que ha de suceder, especialmente en lo que Dios llama "los tiempos del fin".
El verdadero "evangelio" de Jesucristo (y en esto, muchos están muy confundidos) no trata solamente de Cristo como persona sino que habla también del camino de vida que Dios ha dispuesto para los hombres. Y habla, además, de cómo debemos y podemos prepararnos para el reino de Dios, ¡el cual se ha de manifestar pronto como un gobierno mundial en la tierra!
En Marcos 1:14–15 leemos: "Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio". La palabra "reino" ciertamente se refiere a un gobierno, si bien muchas personas hacen caso omiso de esta parte de la definición. Pero en toda la Biblia encontramos que esto es precisamente lo que indica la expresión "reino de Dios". Es un futuro reino maravilloso bajo el mando directo de Cristo, ¡que pronto vendrá a la tierra!
Jesucristo lo describió más de una vez en sus parábolas. En una de ellas, habló de cómo El iría al cielo para recibir un reino y luego regresaría. Al primer "siervo", que había multiplicado su dinero diez veces, se le dijo: "Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades" (Lucas 19:17). Vemos aquí, pues, que los siervos fieles de Cristo recibirán mando sobre las ciudades de la tierra. Más tarde, Jesús les dijo a sus apóstoles: "Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel" (Lucas 22:28–30).
¿Podemos desvirtuar todo aquello diciendo que son simples analogías "espirituales"? Así lo hacen la mayoría de los ministros llamados "cristianos"—y la mayor parte de sus fieles se dejan llevar, olvidando o subestimando la enorme cantidad de pasajes bíblicos que exponen claramente los designios de Cristo, a menudo en palabras muy directas. Acercándose al fin de su vida, Jesús habló con sus seguidores y les dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mateo 28:19–20). ¿Acaso lo anterior suena como si Jesús estuviese aboliendo todo el conocimiento que había impartido a sus discípulos acerca del futuro gobierno de Dios?
Cuando leemos los pasajes bíblicos—y son decenas—que hablan del gobierno venidero de Cristo, resulta obvio que pronto se establecerá en todo el mundo un sistema educativo enteramente diferente. ¡El fundamento de este sistema educativo será el conocimiento de Dios y de su camino de vida! Los modernos intelectuales de este mundo quizá desprecien tal idea, pero en el Mundo de Mañana las escuelas van a impartir conocimientos verdaderos, los cuales traerán paz y felicidad. Claro está que los alumnos aprenderán las disciplinas fundamentales, como son lectura, escritura y matemáticas. También aprenderán ciencias, pero sin errores. Debemos señalar que gran parte de la ciencia moderna es muy acertada y sumamente útil. Pero los estudiantes también llegarán a comprender que detrás de esta creación magnífica y extremadamente compleja se encuentra la "Mente Suprema" de Dios, que es el Creador del cielo y la tierra y que nos creó con un propósito. No solamente aprenderán las leyes físicas que regulan el mundo material, sino también las leyes espirituales que rigen la felicidad y el bienestar de los seres humanos.
À menudo resulta más difícil desaprender las ideas falsas y los conceptos errados que aprender la pura verdad desde el principio. Por tanto, pueden transcurrir una o dos generaciones hasta que la gente realmente comprenda los caminos asombrosos y maravillosos de Dios, que influyen en cada faceta de la vida. Como parte de ese camino, o modo de vida, la gente disfrutará de música, arte y literatura apropiados. No habrá más escenas viles y pornográficas en los medios de entretenimiento.
Dios creó hombres y mujeres. Su primer mandato a Adán y Eva fue: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla" (Génesis 1:28). Esto demuestra que Dios no se opone a la sexualidad sino que El mismo la creó como algo extraordinario y hermoso que atrae a dos jóvenes de sexo opuesto para que se unan en matrimonio y luego ayuda a afirmar su relación conyugal y también, por supuesto, les permite procrear hijos. Dios es una familia y El desea que en el seno de la familia humana nosotros aprendamos a dar, compartir y servir de modo que más tarde seamos capaces de servir en la familia suya por toda la eternidad. Por lo tanto, en el Mundo de Mañana no habrá ningún énfasis en le sexualidad como cosa mecánica separada del amor y la búsqueda del bienestar recíproco entre esposo y esposa.
Quizá el lector esté pensando: "¡Pero qué anticuados son!" Posiblemente lo seamos, vistas las circunstancias que nos rodean hoy en el mundo. Pero el hecho es que la educación pura, las diversiones puras y un camino de vida puro que se extenderá por toda la sociedad humana traerán como resultado familias felices, hijos felices, una paz profunda, e inclusive prosperidad económica, todo ello sin paraleo en la historia de la humanidad
À lo largo y ancho de nuestra sociedad, vemos el constante y lamentable espectáculo de políticos, empresarios y otros líderes corruptos. Pero en el Mundo de Mañana, no se conocerán escándalos. El pueblo no será oprimido por líderes de gobierno que se han corrompido ni estafado por negocios turbios. La gente no deberá soportar más un sistema educativo como el actual, corrupto y lleno de vanidad. Por el contrario, como hemos visto, Cristo establecerá un reino y tomará decisiones con justicia y equidad ¡para bien de los humildes de la tierra!
Las nuevas enseñanzas también abarcarán el tema de las relaciones inter-étnicas. Dios le ordenó a su pueblo que fuera justo y equitativo en su trato con los "extranjeros" en la antigua Israel. ¡Cuánto más será bajo el Nuevo Pacto! Dios le dijo a su pueblo Israel: "Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo el Eterno vuestro Dios. No hagáis injusticia en juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra medida" (Levítico 19:33–35). Cuando Jesucristo instituya su reino en la tierra, ¡no habrá ningún lugar en el mundo donde las "minorías" raciales y étnicas sufran opresión bajo el yugo de las mayorías!
Después que Cristo resucitó, sus discípulos le preguntaron: "Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?" (Hechos 1:6). Esta era la oportunidad perfecta para hacerles saber que sus enseñanzas acerca de un gobierno venidero eran sólo analogías espirituales ¡y no algo para tomar literalmente!
Pero no lo hizo, sino que su respuesta fue: "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:7–8). Jesús no quería desalentar a sus discípulos diciéndoles que pasarían otros 2000 años antes de establecerse su reino terrenal. Pero, ¡de ninguna manera les dijo que estaban equivocados, que El no tendría un reino de verdad aquí en la tierra!
Más aún, Cristo les dice a los verdaderos cristianos: "Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre" (Apocalipsis 2:26–27). También prestemos atención a esto: "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11:15). Sabiendo que Cristo va a reinar, o sea gobernar a "los reinos del mundo", ¿cómo se puede desvirtuar la realidad tratando de decir que todas son analogías espirituales y que nosotros simplemente vamos a subir flotando al cielo donde no habrá nada que hacer por toda la eternidad?
No es así, sino como les dice Cristo a sus siervos fieles: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Los anteriores versículos son apenas unos pocos entre numerosos pasajes donde la Biblia habla claramente de un futuro gobierno literal encabezado por Jesucristo en la tierra, gobierno que producirá paz, prosperidad y felicidad perdurables como jamás el mundo ha conocido.
Esta será la verdadera solución a los problemas abrumadores que hoy aquejan a un mundo engañado por Satanás, ¡quien también es un ser muy real! ¿Podemos creer lo que dice claramente la palabra de Dios? ¿Podemos sentirnos inspirados y animados por la extraordinaria revelación que el Creador mismo nos revela repetidas veces y con toda claridad en su palabra inspirada?
Profecía tras profecía describe al verdadero Jesús de la Biblia como un venidero Rey que establecerá un gobierno mundial. Aunque la mayoría de los religiosos desvirtúan esta realidad diciendo que es "simple analogía espiritual", lo cierto es que tal gobierno constituye el punto central de la mayoría de las profecías bíblicas. Isaías, por ejemplo nos dice: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Eterno de los ejércitos hará esto" (Isaías 9:6–7). Si leemos la Biblia atentamente, veremos que cuando Dios habla de un "reino" venidero se está refiriendo a un gobierno. Así lo entienden los eruditos de la Biblia, pero tal parece que el grueso de los creyentes piensa muy poco en ello.
En el libro de Isaías, Dios describe, en términos específicos, ciertos acontecimientos del tiempo del fin que ocurrirán pronto, muy posiblemente en vida de usted: "Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra" (Isaías 2:2–4).
Esta profecía afirma que el Mesías "enseñará" al pueblo "sus caminos". En la Biblia Dios nos muestra que sus verdaderos santos se están preparando ahora para convertirse en reyes y sacerdotes en el reino de Jesucristo (Apocalipsis 1:6). En el Antiguo Testamento vemos que los sacerdotes de Dios, además de los encargados de presentar sacrificios, eran los "maestros". Sin duda, la principal tarea que debe ocuparnos a usted y a mí ahora mismo, si es que pensamos estar en el reino de Cristo, es aprender sus caminos, ¡sabiendo que hemos de convertirnos en los "sacerdotes" o maestros del Mundo de Mañana! El apóstol Pablo nos dice en el Nuevo Testamento: "¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?" (1 Corintios 6:2–3).
En el Mundo de Mañana solamente habrá una religión, la verdadera, la que Jesucristo expuso y enseñó durante su ministerio. À una mujer gentil le dijo: "Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:22–24).
Hoy vemos entre la gente, una gran diversidad de sentimientos y conceptos acerca de Dios. Pero el Dios de la Biblia y el verdadero Cristo revelado en la Biblia enseñaron un camino de vida, basado firmemente en los diez mandamientos. Como bien lo dijo el apóstol Juan bajo inspiración divina: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apocalipsis 14:12).
Por su parte, el apóstol Santiago, hermano de sangre de Jesús, nos dijo, también bajo inspiración divina: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho trasgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad" (Santiago 2:10–12). Es el decálogo, los diez mandamientos, el que nos habla de no matar ni cometer adulterio. Esto debe estar muy claro, puesto que ¡esa es la ley que Santiago está describiendo! Y la llama la "ley de la libertad".
No obstante, muchos ministros modernos intentan torcer la Biblia, tergiversarla completamente y dar a entender que la ley de Dios es un camino de vida "duro" y que no es necesario guardarla. Este error fundamental y terrible va a quedar totalmente erradicado en el reino de Cristo. La maravillosa ley de Dios, es decir los diez mandamientos, será la base misma de la vida en ese mañana.
Hablando del Mundo de Mañana, la Biblia nos dice: "Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí (Isaías 66:23, Reina Valera 95). Todo el mundo, pues, aprenderá a guardar el sábado de Dios, no el llamando "domingo" que es el mismo "día del sol" de los antiguos paganos. En Zacarías 14 leemos que Cristo va a regresar con gran poder y que "se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos" (v. 4). Aquel día, Cristo no solamente va a reinar en el cielo, ¡sino que "el Eterno será rey sobre toda la tierra" (v. 9)!
La palabra inspirada de Dios prosigue así: " Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que el Eterno herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos" (Zacarías 14:16–19).
Pronto veremos representantes de todo el mundo—de todas las naciones—subir a Jerusalén, sede del gobierno mundial, para guardar las maravillosas fiestas santas de Dios. Habrá procesiones espléndidas, belleza inimaginable, música gloriosa con coros enormes y profusión de instrumentos. Los ojos de hombres y mujeres brillarán con lágrimas de emoción al ver a su Creador, Jesucristo (Juan 1:3), allí en persona encabezando extraordinarios servicios religiosos durante las fiestas de Dios. Habrá una ola de paz y felicidad que trascenderá todo lo que la humanidad ha conocido hasta entonces. Porque habrá una religión verdadera y un Rey y Sumo Sacerdote: ¡Jesucristo! En ese entonces no habrá personas que intenten distorsionar sus clarísimas enseñanzas ni su camino de vida. Nadie tratará de rebajar y minimizar su ley, sus días santos y su camino de vida ni de reemplazarlos con ideas y tradiciones paganas.
Y usted, ¿qué? ¿Está aprendiendo ahora, en su vida personal, a "enseñar" los caminos de Dios y a "juzgar" a multitud de personas de acuerdo con las leyes divinas? Por favor responda con toda sinceridad, y reflexione. ¿Qué tipo de "cristianismo" ha venido usted practicando?
Como hemos visto, Jesucristo será el próximo Rey de un verdadero gobierno que se establecerá en la tierra. Bajo su mando, como se señala arriba, los doce apóstoles también estarán juzgando o gobernando sobre las doce naciones de Israel. Directamente debajo de Cristo, y supervisando a los doce apóstoles, estará el rey David de Israel, el siervo "amado" de Dios, quien volverá a asumir su antiguo cargo como rey sobre la totalidad de las doce tribus de Israel. "Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra" (Ezequiel 37:24).
Bajo la dirección de Cristo y David, el pueblo andará en los juicios de Dios y guardará sus "estatutos". ¿Conoce usted los estatutos de Dios? Estos revelan el "camino de vida" que los santos estarán enseñando al mundo entero dentro de pocos años. Tales "estatutos", magnificados como lo fueron por Cristo y los apóstoles en el Nuevo Testamento, serán las leyes fundamentales del gobierno de Dios que se establecerá bajo Jesucristo. Todos ellos se basan en los diez mandamientos y los amplían con mayor detalle. De este modo, como hemos visto, la "ley" saldrá de Jerusalén, ¡sede mundial del futuro gobierno de Jesucristo!
El profeta Miqueas reitera este punto: "Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa del Eterno será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra" (Miqueas 4:1–3).
En el Mundo de Mañana se va a enseñar y practicar un camino de vida nuevo y diferente, firmemente basado en los diez mandamientos, que es la gran ley espiritual de Dios. No peleará más nación contra nación porque los pueblos dejarán de prepararse para la guerra. Más aún, ni siquiera tendrán la actitud de querer matar o hacer daño los unos a los otros.
Con el tiempo, cuando el reino de Dios se esté ejerciendo plenamente aun sobre las naciones rebeldes, estallará la paz mundial ¡como nunca antes se ha vivido en la experiencia humana! ¡No habrá más guerra! No más impuestos enormes cobrados por los gobiernos para financiar su inmensa maquinaria militar y policial, ¡porque la gente no va a estar robando, violando, ni matándose más! Bajo el gobierno de Cristo, y después de los sufrimientos que se habrán experimentado en la tribulación, Dios le dará a su pueblo "maestros" que le enseñen y lo guíen, en persona, a aprender sus caminos. "Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda" (Isaías 30:20–21).
¿Se contará usted entre aquellos maestros divinos? ¿Será usted uno de los "santos" resucitados como miembro de la familia de Dios y ayudante de Jesucristo en su labor de gobernar al mundo y traerle, por fin paz y felicidad?
Algunos detalles de las bendiciones del futuro gobierno de Cristo se describen en Isaías 11: "Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu del Eterno; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Eterno… juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío" (vv. 1–2, 4). Más adelante en el mismo pasaje, Dios describe que "morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará" (v. 6). Aquí vemos revelada una sociedad magnífica donde el gran Dios habrá intervenido para inculcar una naturaleza pacífica ¡incluso en los animales! Por eso, Dios nos asegura que "no harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar" (v. 9).
Al mismo tiempo, el Creador va a modificar las "leyes naturales" de la tierra para que prevalezca el buen tiempo y que así los pueblos puedan prosperar y disfrutar una profunda sensación de paz mental y seguridad. Isaías 35:1 nos dice, "Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa". Más adelante, dice: "Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad" (vv. 5–6). Entonces Dios sanará toda clase de enfermedades de manera sobrenatural. En consecuencia, se acabarán las preocupaciones, el sufrimiento y la silenciosa agonía de tantas personas en el mundo. También terminarán los exorbitantes gastos que hoy se usan intentando en vano superar las enfermedades y las epidemias.
Dios cambiará inclusive la naturaleza "salvaje" de los animales. "No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos del Eterno volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido" (vv. 9–10).
¿Está usted dispuesto a entender estos versículos que, por decenas, indican claramente cuál es el camino de vida y cuál la verdad acerca del reino venidero de Dios? Cuando Jesucristo nos instruyó sobre la manera correcta de orar, dijo: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:9–10).
En el Mundo de Mañana, todos los pueblos de la tierra comenzarán, por fin, a aprender la religión verdadera, es decir la religión de Dios. Precisamente, esta es un camino de vida que la gente deberá comprender. Es un camino que una vez establecido traerá, como hemos visto, "gozo perpetuo" a los habitantes del mundo.
Cuando usted se pone de rodillas para orar "Venga tu reino", es importante que sepa y entienda la realidad de aquel reino, el próximo gobierno de Dios, y lo que este significa. Entonces usted podrá comenzar a hacer su parte preparándose para entrar en aquel reino, para convertirse en hijo o hija de Dios en el pleno sentido de la palabra, ¡y así cumplir el propósito mismo de su existencia!