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¿Ha tenido uno de esos instantes en los que "la luz se enciende?" Tal vez hay una fuente de verdadero entendimiento que simplemente no había encontrado antes.
Muchos han experimentado lo que popularmente se conoce como "el momento ¡ajá!” cuando de repente uno entiende algo por primera vez.
Un "momento ajá!” "se puede definir simplemente como un momento de comprensión o de entendimiento cuando de repente "captamos una situación". Algunos lo describen como "tener el panorama completo" algo similar a las piezas de un rompecabezas que finalmente se unen para formar el cuadro completo. Otros dicen que tuvieron un "momento eureka", que hace referencia a la famosa historia de Arquímedes, el famoso científico de Siracusa. Arquímedes supuestamente gritó "Eureka" (es decir, "lo entiendo") cuando de repente entendió el principio de la mecánica de los fluidos conocido como el principio de Arquímedes, mientras tomaba un baño.
También podríamos decir, "se me prendió el foco y entendí...." A menudo se utiliza la imagen de una bombilla brillante sobre la cabeza de alguien para representar que tiene una idea. Podríamos decir, "De repente se me ocurrió ...." El amanecer es cuando la luz del sol comienza a aparecer en el firmamento, así que es una analogía apropiada para la comprensión. Algunos dicen "tuve una revelación," un momento cuando de repente percibieron o fueron conscientes de algo.
La Biblia usa la ilustración de "sus ojos fueron abiertos." Los ojos de Adán y Eva se abrieron cuando comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal. A varios personajes de la Biblia les fueron abiertos sus ojos, como Balaam (Números 22), y el criado de Eliseo, que le fueron abiertos los ojos para ver la huestes celestiales dispuestas a derrotar al ejército de los sirios. Eliseo le pidió a Dios que hiriera con cegara al ejército sirio, y los dirigió a la ciudad de Samaria, la capital del reino del norte de Israel, el enemigo de Siria. Y estando ahí Eliseo oró para que los ojos del ejército sirio fueran abiertos, y vieron que estaban rodeados! (2 Reyes 6).
Jesús abrió los ojos de los físicamente ciegos, curándolos de su ceguera (Mateo 9: 27-30). Jesús llamó a algunos para que fueran sus discípulos, abriendo sus ojos espiritualmente quitando el velo de la ceguera puesto por Satanás para engañar a todo el mundo (Apocalipsis 12: 9).
Saúl, a quien su nombre fue cambiado por Pablo, le fueron abiertos los ojos de una manera muy dramática como se registra en Hechos 9. Pablo relató su "momento ¡aja!" al rey Agripa, quien examinaba las acusaciones presentadas en contra de Pablo. Pablo describió que quedó ciego durante tres días por la luz extremadamente brillante que había visto. Después de esos tres días, fue sanado de aquella ceguera, y sus ojos también fueron abiertos espiritualmente para que pudiera ser instruido acerca de la predicación a los gentiles, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios (Hechos 26).
2 Corintios 4: 3-4 nos dice: "Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden esta encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la Gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios."
Pero podemos pedir a Dios que abra nuestros ojos, que quite ese velo de ceguera, para en esencia tener un "momento ¡aja! "para entender realmente su verdadero evangelio y su plan y propósito. Como dice en el Salmo 119: 18, "Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley." Y el Salmo 43: 3, "Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán; me conducirán a tu santo monte y a tus moradas."
El más valioso "momento ¡aja!" que podemos tener es ¡entender la verdad de Dios por primera vez en nuestras vidas! Es una revelación maravillosa poder comprender que nos "llamo de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2: 9) "alumbrando los ojos de vuestro entendimiento" (Efesios 1:18). ¡Pídaselo!
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