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Hace poco estuve hablando con una buena amiga sobre lo rápido que pasa el tiempo. Nos reímos y bromeamos sobre cómo nos estamos haciendo “mayores”. Estábamos hablando de todas las cosas que han sucedido en nuestras vidas desde la universidad, dónde estamos en la vida, dónde pensábamos que estaríamos y dónde nos gustaría estar. Querer hacer tanto y sentir que hay mucho más por hacer puede dejarnos con muchas preguntas como ¿qué está haciendo Dios en nuestras vidas, pero Isaías 55:8-9 nos dice: “…mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor”.
Así que decidimos que no necesitábamos pasar otro año preocupándonos por el paso del tiempo, sino que en lugar de eso podemos apreciar lo bendecidas que somos y lo agradecidas que debemos estar por todo lo que tenemos. Decidimos centrarnos en aspectos positivos de envejecer, y no en cómo la vida no ha sido exactamente como la imaginábamos. El Salmo 27:14 nos dice: “Aguarda al Eterno; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera en el Señor”.
Hoy tenemos muchas formas de planificar nuestras vidas y de perseguir lo que queremos. Con solo hacer clic sobre un botón, podemos ingresar a sitios como Pinterest, un tablero de visualización para el siglo XXI, que puede llevarnos a interminables horas de diversión “fijando” imágenes. Como chicas, a muchas de nosotras nos encanta usar este sitio web para planificar nuestras rutinas de ejercicios para lograr un cuerpo perfecto, nuestra boda soñada, la decoración del hogar, lo que usarán nuestros futuros hijos y lo que cocinaremos para el desayuno, el almuerzo y la cena, entre todos nuestros proyectos de cómo mejorar nuestro hogar. Si bien no hay nada de malo en esto y es divertido probar cosas nuevas y soñar con todas las posibilidades, puede convertirse fácilmente en una fuente que conduce a la codicia, el descontento y al desánimo, si no tenemos cuidado.
Por supuesto, podemos hacer las cosas a nuestra manera, como queremos que resulten, pero si miramos hacia atrás en nuestra vida y vemos momentos en los que hemos tomado el asunto en nuestras propias manos y no hemos involucrado a Dios, rápidamente recordaremos que el resultado probablemente no fue el mejor. La Biblia está llena de ejemplos de personas que eligieron hacer las cosas a su manera, solo para terminar en problemas, lo que los llevó al lamento y al arrepentimiento. En Proverbios 3:5-6 se nos instruye: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y Él enderezará tus veredas”.
No podemos controlar todo lo que sucede en nuestras vidas, pero podemos elegir estar contentas y agradecidas en la etapa de la vida en la que nos encontramos. La vida no siempre es fácil, pero cada día que nos despertamos es otro día que Dios nos ha dado, y si vemos cada día como un regalo y no pensamos en todos nuestros planes e ideas, podremos apreciar mucho más este regalo. En Santiago 4:14 leemos: “…cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. Estamos aquí solo por un corto periodo de tiempo, y hasta que venga el Reino de Dios debemos recordarnos a nosotras mismas que debemos hacer que cada día en esta Tierra cuente, porque este es el día que el Señor ha hecho (Salmo 118:24), pero Él nos ha dado tiempo e instrucciones para usarlo sabiamente, incluso para ayudar o aprender de otras mujeres en sus diferentes etapas (Tito 2:3-5).
No importa en qué etapa de la vida estemos, podemos encontrar algo bueno y positivo que será beneficioso para las etapas venideras. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del Cielo tiene su hora…” (Eclesiastés 3:1). Empiece a tomar tiempo para apreciar cada etapa de su vida, porque no durará para siempre.