Durante su ministerio en Grecia y Macedonia, el apóstol Pablo viajó a la gran ciudad de Atenas. Estando allí, hizo este comentario acerca del ambiente "religioso" que imperaba en la sociedad: "Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio" (Hechos 17:22-23).