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"En una decisión unánime, el viernes la Corte Suprema declaró inconstitucional la polémica ley centenaria de la nación contra el suicidio asistido" (National Post, 6 de febrero del 2015).
Los jueces citaron el "derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad" de un paciente y para evitar "el dolor físico o psicológico", así como su derecho a "controlar el método, el momento y las circunstancias de su muerte" (ibídem). En un mundo cada vez más distante de la estructura moral de la Biblia, no es de extrañar que los jueces estén cada vez más a favor del derecho de una persona a "controlar el método, tiempo y circunstancias de su muerte". Sin embargo, la Biblia es clara en que matar es pecado (Éxodo 20:13). El suicidio en cualquier forma es el asesinato de un ser humano hecho a imagen de Dios, sin importar la razón. En una observación aleccionadora el apóstol Pablo señaló: "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (1 Corintios 6:19) Estas decisiones del "derecho a morir" se basan en la idea de que "mi cuerpo es mío y puedo hacer con él lo que quiera". ¡Sin embargo, esto es una mentira! Dios, el creador de la vida, es el único ser con el "derecho" a poner fin a esa vida, solo Él controla "las puertas de la muerte" (Job 38:17).