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Recientemente en Estrasburgo el "Papa Francisco se dirigió al Parlamento Europeo con un fuerte mensaje para la Unión Europea (UE) para que trabajen unidos y estén conscientes de su propia identidad" (Deutsche Welle, 25 de noviembre del 2014).
Basándose en el lema de la UE, "Unidos en la diversidad", exhortó a los dirigentes de la UE a apreciar sus raíces religiosas y acogerlas como el fundamento que hará a Europa "inmune a las muchas formas de extremismo difundido en el mundo" (ibídem). El Papa describió a Europa como "envejecida y demacrada" y amonestó a los dirigentes a "encontrar un nuevo sentido de determinación" (Wall Street Journal, 25 de noviembre del 2014). "La historia de dos mil años [de Europa] que une a Europa y el cristianismo… ‘todavía está por escribirse. Es nuestro presente y nuestro futuro. Es nuestra identidad. Europa necesita urgentemente recuperar sus verdaderas características para crecer’" (The Telegraph, 25 de noviembre del 2014). Las profecías bíblicas revelan que para el tiempo del fin, un renacimiento final del Imperio Romano surgirá como un grupo de diversas naciones que buscan establecer una identidad única. El profeta Daniel predijo que este resurgimiento final se asemejará a una mezcla de hierro y barro "en parte fuerte, y en parte frágil… se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro" (Daniel 2:41-43). Esta efímera confederación europea de diez naciones o dirigentes será promovida por una iglesia con vínculos con Babilonia y Roma (Apocalipsis 13; 17:12-13). Los esfuerzos del Papa Francisco podrían preparar a Europa para desempeñar su papel profético del tiempo del fin. Para aprender más sobre este tema, lea "La Unión Europea: ¿cambios a la vista?"