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El Deutsche Bank de EUA (DB) publicó un informe que predice que el 48% de los dueños de casas estadounidenses (38 millones de familias) tendrán un "capital negativo" a finales de marzo del 2011.
Un capital negativo quiere decir que los dueños deben más en hipotecas de lo que vale su casa. Esta situación aumenta las posibilidades de que una familia no cumpla con el pago de su préstamo, en cuanto ve que nunca va a "salir de la deuda". Esto también aumenta el riesgo de no pagar cuando ocurre una crisis importante en la vida (muerte de un cónyuge, la pérdida de empleo, etc.) Las implicaciones de la proyección financiera del DB son preocupantes en un mercado de vivienda ya de por sí depreciado. Esta suma enorme de deuda personal es el resultado de la codicia de consumidores e inversionistas que los llevó a comprar viviendas que simplemente nunca iba a poder pagar el comprador (DB, 5 de agosto).
Aunque las cifras en el informe del DB se aplican directamente a los EUA, un fenómeno similar ha ocurrido en todo el mundo. La codicia y la incapacidad de "negarse a sí mismo", quebrantando el décimo mandamiento, producen el endeudamiento de los individuos y las naciones. Dios advierte que "el rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta" (Pr. 22:7). El pueblo de Dios puede aprender tanto de las Escrituras como de las lecciones de la historia. Debemos sabiamente "calcular los gastos", tanto a corto como a largo plazo, antes de hacer compromisos económicos.
Debemos evitar compras compulsivas y practicar el dominio propio. En estos momentos de incertidumbre financiera, debemos trabajar para reducir nuestra deuda personal y prepararnos económicamente lo mejor que podamos para el futuro (Pr. 6:6-11).