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Hasta el lunes, la OMS informó sobre 898 casos en 18 países.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los EUA informó sobre 286 casos en 36 estados, con un fallecido. Poniéndolo en contexto con las estadísticas de influenza estacionaria anual, los EUA registran más de 30 millones de casos cada año, con más de 36.000 fallecimientos. Hasta ahora, la severidad de la gripe porcina parece igual a la influenza estacionaria. En este contexto, la gripe porcina no se ha convertido en la pandemia mundial como lo han temido los profesionales en salud pública… hasta ahora. Cuando se inicie el ataque de la gripe estacionaria en el hemisferio sur, los funcionarios de salud pública estarán observando a este nuevo virus muy de cerca. Hasta el momento, el virus no ha mutado y es relativamente fácil de rastrear. Pero esto podría cambiar (CDC Press Briefing, 4 de mayo).
Hay dos aspectos de este nuevo virus que como cristianos es importante considerar. Primero, el virus se expande extremadamente rápido por el mundo, demostrando cómo "una plaga del tiempo del fin podría trasladarse". Cristo profetizó que las "pestes" serían una señal del fin de la era (Mt. 24:7). Segundo, la propagación del virus es fácil de detener siguiendo las simples guías de Dios sobre la cuarentena (Lv. 12-13); guías que la salud pública a conocido por decenios. Mientras que una mayoría en la actualidad ha "clavado" estos principios básicos del "Antiguo Testamento" en la cruz, estos son de hecho manifestación del segundo gran mandamiento (Mt. 19:19).
Cuando la gente se queda en casa y reposa si está enferma, en vez de trabajar, viajar y congregarse como presiona la sociedad; los brotes de enfermedades como la gripe porcina pueden volverse cosa del pasado. Esta es parte de la promesa de Dios de que "ninguna enfermedad… te enviaré a ti", como le dijo a Israel, SI obedecían sus leyes (Éx. 15:26).