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"Italia confirmó que tuvo conversaciones con funcionarios chinos en medio de especulaciones de que Roma está tratando de persuadir a Pekín para que compre sus bonos o invierta en sus empresas, mientras que el primer ministro, Silvio Berlusconi, viajó a Bruselas el martes para discutir la crisis del mercado".
Mientras Berlusconi se reunió con el Presidente de la UE sobre la deuda de Italia, su gobierno por lo visto estaba buscando ayuda de China. Tanto The Wall Street Journal como el Financial Times informaron que la semana pasada hubo conversaciones entre Italia y el presidente de China Investment Corp. De acuerdo con una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China: "Europa seguirá siendo uno de los principales mercados de inversión de China. También vamos a ampliar la cooperación económica y financiera y las inversiones en los países europeos para abordar conjuntamente la crisis financiera".
Romeo Orlandi, experto en asuntos chinos, explicó las ventajas y los riesgos de la relación con China: "En principio todos ganan: Italia necesita dinero, China tiene las mayores reservas del mundo. Pero eso significa que tenemos que vender parte de Italia a China". Agregó que "las conversaciones indican lo grave que se encuentran los problemas financieros de Italia" (PA, 13 de septiembre).
Las últimas acciones de Italia no solo indican lo profundo de los problemas financieros de la nación, también destacan la débil naturaleza de hierro y barro cocido de la UE, una unión de naciones cuya inestable fusión fue profetizada hace miles de años (Dn. 2:41-43). Si China empieza a apostar en Europa, podría acelerar la ruptura y la reorganización de las actuales 27 naciones de la UE. Esto podría ser el comienzo de importantes acontecimientos para toda Europa.