La península de Corea se acalora

La semana pasada Corea del Norte celebró el centenario del nacimiento del fundador de la nación, Kim Il-Sung. El punto central de las celebraciones fue el lanzamiento de un cohete para poner un satélite en órbita.

Sin embargo, el cohete a los pocos minutos se desintegró. El presidente surcoreano Lee criticó el lanzamiento y "dijo que con el costo de $850 millones de dólares del lanzamiento… se pudo haber comprado 2,5 millones de toneladas de maíz" para la hambrienta nación que depende de ayuda alimentaria. El Sur también dio a conocer un "nuevo misil de crucero capaz de alcanzar cualquier objetivo en el Norte". En represalia por lo que llamó "difamación de su liderazgo", el lunes, "militares de Corea del Norte amenazaron con ‘acciones especiales’ que pronto convertirían zonas de la capital de Corea del Sur en cenizas… Dijeron que ‘reducirían todo… a cenizas en tres o cuatro minutos… por medios sin precedentes y métodos de nuestro propio estilo’" (France-Presse, 23 de abril). Aún está por verse si las tensiones en la península coreana llegan más alto. Las profecías bíblicas indican que en el tiempo del fin, un ejército de 200 millones de hombres asiáticos avanzarían sobre Jerusalén desde el Oriente (Dn. 11:44; Ap. 9:13-19; 16:12). Para lograr tal ejército, debe haber cierta unidad entre naciones asiáticas, entre estas Rusia y China, situación que actualmente no existe. Tenemos que velar en qué dirección van los acontecimientos en Asia.