Los huesos se comunican

Los esqueletos a menudo evocan pensamientos de muerte. También tendemos a verlos como la simple estructura para el sostenimiento del cuerpo, algo duro y hueco. Desde hace mucho tiempo, la ciencia médica ha entendido que los huesos fabrican glóbulos blancos y rojos, que son un almacén de calcio y otros minerales, y que tienen propiedades curativas notables. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que hay mucho más en los huesos de lo que se ve a simple vista.

La ciencia ha descubierto que los huesos se comunican químicamente con muchas otras partes del cuerpo, incluidos el cerebro, los músculos y el tejido adiposo, los riñones y el páncreas, e incluso con microbios en nuestro sistema digestivo (Smithsonian Magazine, 3 de marzo de 2022). Como observó sorprendido un autor: “Es como si de repente descubriera que las columnas y las vigas de su casa se estaban comunicando con su tostadora”. Una de las sustancias químicas producidas en los huesos, la osteocalcina, afecta el aprendizaje y la memoria en el cerebro, la fertilidad masculina, la producción de neurotransmisores e incluso la regulación corporal del azúcar (lo que en última instancia afecta el riesgo de diabetes).

A medida que pasa el tiempo, las investigaciones en la ciencia médica demuestran que el cuerpo humano y su sistema de órganos son mucho más complejos e interactivos de lo que se pensaba. La observación del rey David: “formidables, maravillosas son tus obras” (Salmos 139:14), es definitivamente una observación muy acertada. Y cuando David dijo: “Ten misericordia de mí, oh Eterno, porque estoy enfermo; sáname, oh Eterno, porque mis huesos se estremecen” (Salmos 6:2), nos damos cuenta de que hay una verdad más allá del uso de la personificación literaria. La enfermedad y la salud, como la ciencia está descubriendo, ¡están interconectadas con nuestros huesos! Estos hallazgos sirven para complicar aún más los argumentos sin fundamentos de la evolución.