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Al observar la actual guerra en Gaza, vemos los resultados de enseñar a los niños a odiar a Israel y a glorificar el terrorismo desde muy pequeños, incluso en la escuela (Council on Foreign Relations, 1 de mayo de 2017). En respuesta a los violentos ataques de Hamás, también vemos a jóvenes cantantes de rap israelíes animando a sus oyentes a pasar de la desesperación y el duelo, a la ira (Jerusalem Post, 16 de diciembre de 2023). El odio está emergiendo como una fuerza promotora de violencia entre las naciones en el escenario mundial.
También vemos cómo la ira y el odio motivan tiroteos y asesinatos masivos en lugares de todo el mundo: África, México, Europa y Estados Unidos. La BBC publicó recientemente un artículo en el que pide que se ponga fin a la “cultura del odio”. El artículo sigue la historia de una madre escocesa que vive en Colorado con su marido estadounidense y su hijo de 23 años. Su hijo fue asesinado recientemente a tiros durante una discusión por un joven de 15 años. En una entrevista, la madre dijo: “No creo, ni por un minuto, que podamos cambiar ninguna de las leyes sobre armas en Estados Unidos, y siento que existe una terrible cultura de odio entre los jóvenes”. ¡Y tiene razón!
La Biblia advierte “que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”, diciendo que habrá hombres “amadores de sí mismos… ingratos, impíos… sin afecto natural… intemperantes, y crueles” (2 Timoteo 3:1-5). A medida que la sociedad se aparta cada vez más de Dios, la Biblia revela que se producirá una “raíz… hiel [de amargura]” u odio (Deuteronomio 29:14-19). Las Escrituras también advierten que el odio es una de las “obras de la carne”, un fruto de aquellos que escogieron vivir apartados de las leyes de Dios (Gálatas 5:19-21). La Biblia prohíbe el odio (Levítico 19:17-18), que es el espíritu de asesinato (Mateo 5:21-22). A los niños hay que enseñarles a amar y no a odiar. Sin embargo, el mundo no aprenderá el verdadero camino de la paz (el amor a Dios y el amor al prójimo) hasta que Jesucristo regrese para establecer el Reino de Dios. Para más información sobre este tema, lean “¿Por qué tanto odio?