Redescubriendo el cristianismo apostólico | El Mundo de Mañana

Redescubriendo el cristianismo apostólico

Díganos lo que piensa de este artículo

¿Qué se hizo del cristianismo verdadero, el de Jesucristo y sus apóstoles? ¿Se da usted cuenta de que, en gran parte, esta forma de cristianismo ha desaparecido del mundo? ¡Pero ahora está en marcha un proceso de restauración y manifestación de ese cristianismo!

Si Jesús de Nazaret regresara a la tierra hoy, ¿reconocería como suya la religión que utiliza su nombre? ¿No se disgustaría profundamente al ver que los que dicen ser sus seguidores han estado en GUERRA casi permanente los unos contra los otros durante los últimos 1900 años? ¿Qué diría al saber que quienes son supuestamente sus seguidores creen doctrinas diametralmente opuestas a las que Él enseñó, que guardan otros días de culto, tienen otras costumbres y, lo peor de todo, tienen un concepto completamente diferente de Dios y su propósito del que tenían Jesús y sus apóstoles?

Jesús bien podría preguntarse: ¿Por qué le colocan el nombre mío a todos esos disparates?

La mayoría de los eruditos religiosos sinceros reconocen que el cristianismo tradicional ha sufrido ÉNORMES cambios ¡hasta el punto de convertirse en algo completamente distinto del cristianismo de Jesús y los apóstoles! El respetado erudito protestante Jesse Lyman Hurlbut, habló de "una era de sombras", y dijo al respecto:

"Durante cincuenta años después de la vida de San Pablo cae un telón sobre la Iglesia, telón a través del cual tratamos en vano de mirar; y cuando al fin se levanta, hacia el año 120 después de Cristo, con los escritos de los primeros padres de la iglesia, encontramos una iglesia en muchos aspectos diferente de aquella que existía en la época de San Pedro y San Pablo" (Historia de la iglesia cristiana).

Si los dirigentes, durante esa época que el señor Hurlbut llamó "la era de las sombras", hubieran estado llenos del Espíritu de Dios y hubiesen sido guiados por él, ¿por qué razón la Iglesia se tornó en algo "tan diferente"? La Biblia nos dice que "Jesucristo es el MISMO ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8). Pero las iglesias llamadas cristianas en la actualidad están lejos de ser la misma que fundó Jesús. Describiendo el período que vino después de la muerte de todos los primeros apóstoles y sus sucesores, Hurlbut escribe:

"Los servicios de adoración aumentaron en esplendor, pero fueron menos espirituales y fervorosos que en los primeros tiempos. Gradualmente se introdujeron costumbres y ceremonias provenientes del paganismo. Algunas de las antiguas fiestas paganas se convirtieron en festividades de la iglesia con un cambio de nombre y de culto. Cerca del año 405 dc empezaron a aparecer en las iglesias imágenes de santos y mártires, al principio como objetos conmemorativos, pero luego se transformaron en objetos de reverencia y adoración. La adoración de la virgen María reemplazó el culto a Venus y Diana; la cena del Señor se convirtió en un sacrificio en vez de una conmemoración; y los ancianos pasaron de predicadores a ser sacerdotes" (pág. 79, ibídem).

Notemos la afirmación de Hurlbut en el sentido de que "algunas de las antiguas fiestas paganas se convirtieron en festividades de la iglesia". Se "convirtieron" en aquello ¡porque el propio Dios había predicho que hombres MALVADOS y dirigentes falsos se apoderarían de la mayor parte de la iglesia! Recordemos esta advertencia inspirada hecha por el apóstol Pablo a los ancianos de Éfeso: "Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno" (Hechos 20:29-31).

Cuando Pablo se dio cuenta de la profundidad de aquella APOSTASÍA que abarcaría a casi toda la iglesia, sufrió un impacto emocional ¡hasta el punto que "por tres años, de noche y de día, no [cesó] de AMONESTAR con lágrimas!" Hoy, ¿cuántos se inquietan hasta derramar una sola lágrima por tan deplorable cambio?

¿Cómo pudo suceder?

Esta apostasía masiva se produjo porque los hombres y mujeres de entonces, igual que los de hoy, no COMPROBARON con ahínco dónde era que se estaba enseñando la verdad de Dios. Por eso, Jesucristo amonestó así a los cristianos que vivían hacia finales de le era apostólica: "Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido" (Apocalipsis 2:4-5).

Y hoy ¿qué? ¿Cómo explicar las más de 400 religiones y sectas que se dicen "cristianas"? Cada una tiene sus propias ideas, tradiciones y prácticas ¡pero todas dicen seguir al mismo Jesucristo!

La respuesta, en parte, ¡es que son POQUÍSIMOS los cristianos que realmente estudian la Biblia! Por lo tanto, no EXAMINAN prácticamente nada de lo que creen investigándolo atentamente en la Biblia. Quizá estudien con entusiasmo libros y artículos sobre la salud o la superación personal o sobre cómo invertir y ganar más dinero, mas por algún motivo NO se les ocurre estudiar a fondo los temas más VITALES de todos: ¿Existe un Dios VERDADERO? Si existe, ¿qué propósito tuvo al crear la vida humana? ¿Y cómo podemos nosotros cumplir aquel propósito? La Biblia manda: "Sométanlo todo a PRUEBA. Aférrense a lo bueno" (1 Tesalonisenses 5:21, Nueva Versión Internacional).

¿No es cierto que la mayoría de las personas, y quizá usted también, han aceptado sin cuestionarla, la religión que recibieron como legado de su familia? ¿Tal vez usted mismo simplemente ha consentido en las creencias y tradiciones que le enseñaron en su niñez?

Recientemente una escritora de temas religiosos señaló que entre aquellos que se consideran cristianos "la mayoría no lee regularmente la Biblia ni recuerda el nombre de los cuatro Evangelios. Más de la mitad de los entrevistados en una encuesta no pueden nombrar ni cinco de los diez mandamientos. Muchos tienen la Biblia en alta estima, pero no la leen, ni la estudian, ni la aplican".

Ahora bien, la verdadera raíz de tan masiva apostasía religiosa radica en el hecho de que este mundo pertenece a Satanás y que él tiene completamente ENGAÑADA a la mayor parte de la humanidad. En el cómodo entorno de nuestra civilización actual, una gran parte de los habitantes ignoran que la INMENSA MAYORÍA de los seres humanos nunca han creído en NINGUNA forma de "cristianismo", ¡mucho menos el cristianismo verdadero de Cristo y los apóstoles! La inmensa mayoría de los seres humanos son, y han sido, musulmanes, hinduistas, budistas, sintoístas, ateos o agnósticos.

Si usted estudia y cree lo que dice su propia Biblia, encontrará que a Satanás, el diablo, se describe como aquel que "engaña al mundo ENTERO" (Apocalipsis 12:9). También verá una referencia a Satanás como el "príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia" (Efesios 2:2). Satanás difunde una actitud de egoísmo y rebeldía por toda la tierra. Es él quien está influyendo en la gente embaucada para que incorporen dosis ÉNORMES de violencia, desenfreno sexual y un espíritu general de irrespeto e ilegalidad en la llamada "diversión" que usted y sus hijos consumen por medio de la televisión, el cine y la radio o cuando usan juegos de computador saturados de corrupción que simulan actos de inmoralidad y violencia casi indescriptibles. ¿Sabe quién es el que realmente se ríe con toda aquella "diversión"? ¡Satanás!

Pervirtiendo el interés normal de la humanidad por la sexualidad y la diversión, Satanás introduce astutamente el humor sucio en muchas "comedias" de televisión y engaña a los hombres para que cometan abusos, se degraden y finalmente, ¡se DESTRUYAN a sí mismos! La humanidad se encamina hacia la destrucción. ¡Ese será su final a menos que Dios intervenga para impedirlo! ¡Y finalmente lo hará! (Mateo 24:21-22). ¡No hay duda de que Satanás es, en efecto, el "dios" de este mundo! El apóstol Pablo escribió las siguientes palabras por inspiración divina: "Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:3-4).

Lo más inquietante es que Satanás ha inyectado en el "cristianismo" tradicional toda una serie de ideas enteramente FALSAS acerca del origen y el destino del hombre, de cómo es Dios, de cuál es el extraordinario PROPÓSITO que Dios tiene y de cómo nosotros hemos de cumplir aquel gran propósito. Satanás ha "encubierto" la verdad. Además, ha generado tanta confusión acerca de la profecía que la mayor parte de quienes profesan el cristianismo, incluso la mayoría de sus ministros y sacerdotes, acaban por tirar la toalla y hacer casi totalmente de lado la profecía bíblica. Y no obstante, nuestro Creador dedica aproximadamente la cuarta parte de la Biblia a "la palabra profética más segura" (2 Pedro 1:19).

Puntos esenciales para tener en cuenta

El primer punto que debemos considerar, pues, es que la humanidad realmente está ENGAÑADA. Vemos cuánto nos hemos alejado de la verdad cuando comparamos el cristianismo moderno con la religión de Jesús y los apóstoles. Como escribe Rufus M. Jones, conocido profesor de religión:

"Si los seguidores de Jesucristo lo hubieran puesto como modelo o ejemplo de un nuevo camino, y si realmente hubieran intentado poner su vida y enseñanzas como normas de la Iglesia, el cristianismo habría sido algo totalmente diferente de lo que vino a ser. Entonces herejía hubiera sido lo que es la religión de hoy, una desviación de sus caminos, de sus enseñanzas, de su mística, de su Reino" (La deuda de la iglesia para con los herejes, pp. 15-16).

La verdad es clara. ¡El "cristianismo" moderno se ha convertido en algo TOTALMENTE DIFERENTE del cristianismo de Cristo!

Algunos dirán: ¿Y qué más da? Pero entendamos que no estamos hablando de un asunto trivial. Francamente, estamos hablando del camino a la VIDA eterna por una parte, o a la MUERTE eterna por otra (Romanos 6:23). Si usted no tiene el cristianismo de Cristo ¡no tiene cristianismo alguno!

Jesús mismo advirtió: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:21-23). Es importante darse cuenta de las palabras que Cristo dirá a quienes no cumplan la "voluntad" del Padre: "NUNCA os conocí". Para ser claro, estas personas engañadas, aunque pertenezcan a alguna iglesia, escucharán a Cristo decirles que en realidad, jamás conocieron a aquel Cristo que decían servir. Jamás fueron convertidas de verdad. ¡Jamás fueron realmente cristianas!

Jesús también dijo: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46). "Señor" es aquel a quien se OBEDECE. Sin embargo, la mayoría de los ministros que se consideran cristianos y sus seguidores NO siguen las claras enseñanzas y ejemplos de Jesús y los apóstoles. ¡Y casi todos ellos ni siquiera se molestan en estudiar con dedicación la Biblia para encontrar las enseñanzas y ejemplos que hay en ella!

Restauración del cristianismo apostólico

El punto clave, pues, es nuestro deseo y buena voluntad de regresar a la fe cristiana verdadera, "la fe que fue UNA VEZ dada a los santos" (Judas 3). ¿Está usted genuinamente dispuesto a vivir el cristianismo de Cristo?

La "manada pequeña" (Lucas 12:32), la verdadera Iglesia de Dios, siempre ha comprendido la necesidad de tomar como su pauta, las enseñanzas y ejemplos de Cristo y los apóstoles. Aunque muy pocos han tratado seriamente de seguir ese modelo, muchos eruditos e historiadores de la religión han entendido el concepto de la "Iglesia de Dios de Jerusalén". Se trata de un concepto de vital importancia y es necesario que lo comprendamos, si nos interesa sinceramente contender "por la fe una vez dada".

El apóstol Pablo se dirigió a los tesalonicenses con las siguientes palabras inspiradas: "Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser IMITADORES de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea" (1 Tesalonicenses 2:14). El libro de los Hechos muestra claramente que por muchos decenios, la "sede" terrenal de la Iglesia de Dios fue la Iglesia de Jerusalén. Fue allí donde Dios derramó por primera vez su Espíritu Santo sobre los verdaderos cristianos (Hechos 2). Fue allí donde Pedro, Santiago y Juan llevaron a cabo la mayor parte de su labor ministerial durante muchos años (Hechos 4:1; 8:1; 11:1-2, etc.). Más tarde, fue a los dirigentes en Jerusalén a quienes acudieron Pablo y Bernabé para plantear la importante pregunta sobre la circuncisión de los gentiles y otros asuntos relacionados con el tema (Hechos 15:4-6).

El renombrado historiador Edward Gibbon escribió:

"Los primeros quince obispos de Jerusalén fueron judíos circuncisos; y la congregación sobre la que presidieron unificó la ley de Moisés con la doctrina de Cristo. Resulta muy natural que las primeras tradiciones de esa iglesia, fundada apenas cuarenta días después de la muerte de Cristo y gobernada casi igual número de años bajo la directa supervisión de su apóstol, fueran recibidas como las normas correctas. Las iglesias de lugares distantes frecuentemente apelaban a la autoridad de la venerable iglesia madre" (Decadencia y caída del Imperio Romano, cap. 15, sec. 1, pág. 389).

Tal como se indica arriba, la única gran conferencia ministerial mencionada en el Nuevo Testamento se celebró en Jerusalén. Allí vivían los principales entre los apóstoles originales. Allí estaba la verdadera Iglesia "madre"; ¡NO en Roma! Y a Jerusalén fue donde acudieron Pablo y Bernabé en busca de seguridad sobre su misión, o en palabras de Pablo, "para no correr o haber corrido en VANO" (Gálatas 2:1-2).

Después de la conferencia en Jerusalén, Pablo y Silas recorrieron Asia Menor visitando a las iglesias. "Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban EN JERUSALÉN, para que las guardasen" (Hechos 16:4).

Pablo y Jerusalén

Es claro que el "modelo" inspirado para el verdadero cristianismo lo fijaron los primeros apóstoles y la Iglesia de Dios en Jerusalén; y no solamente para esa época ¡sino para TODOS los tiempos! Contrariamente a las equivocadas ideas protestantes de que Dios utilizó al apóstol Pablo más tarde para "reinventar" el cristianismo, el verdadero apóstol Pablo de la Biblia, tal como hemos visto, manifestó siempre un hondo respeto por los apóstoles y se sometió a los líderes en Jerusalén en todos los asuntos importantes. Fue el apóstol Pablo quien le dijo a la iglesia de Corinto, compuesta en su mayoría por gentiles, que "la circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios" (1 Corintios 7:19).

El destacado historiador Carl Von Weiszäcker escribió lo siguiente en 1895:

"Pablo estaba lejos de restringir su interés a la iglesia cristiana de gentiles que él mismo había fundado. Sus sentimientos eran demasiado elevados para dejar sola a la comunidad cristiana. Trabajó con ahínco no solamente por cumplir sus propias labores sino por la Iglesia de Dios… toda la iglesia. No olvidó ni por un momento la verdadera cuna del evangelio. Y para él los cristianos en Jerusalén eran siempre los [santos]…Ni se limitó, empero, a destacar una amplia política de unión eclesiástica, sino que su primordial pensamiento era que la iglesia primitiva era la primera institución divina bajo el evangelio… En los primeros apóstoles veía… a los apóstoles del Señor. De ellos había emanado el testimonio de la Resurrección (1 Corintios 5:1 siguientes). Ellos fueron siempre los apóstoles que Dios había situado a la cabeza de su iglesia, los primeros de aquellos varones que, por comisión divina, ocupaban el cargo principal en el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:28)". [La era apostólica de la iglesia cristiana, pp. 12-13]

Más tarde en su ministerio, Pablo viajó de nuevo a Jerusalén. "Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos" (Hechos 21:17-18). Notemos que Pablo se presentó a Jacobo, hermano del Señor, quien para entonces era sin duda el principal entre los apóstoles en Jerusalén. Pedro seguramente se había ido ya a las "ovejas perdidas" de la casa de Israel en el noroeste de Europa y las Islas Británicas.

Los líderes en Jerusalén se alegraron de las buenas noticias que Pablo traía acerca de la obra de Dios entre los gentiles y le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley" (v. 20). Para no confundir ni desanimar a tantos judíos cristianos, la Iglesia de Jerusalén le pidió a Pablo que cumpliera con una ceremonia de ofrenda para demostrar públicamente que él NO estaba enseñando nada en contra de las leyes de Dios: "Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley" (vv. 23-24).

Si Pablo hubiese estado enseñando en contra de la ley de Dios en CUALQUIER aspecto, y especialmente en contra de la LEY ESPIRITUAL expresada en los diez mandamientos, ¡ciertamente no habría cumplido esta ceremonia de la ley de Moisés! Dicha ceremonia en particular, que probablemente era una ofrenda de acción de gracias al concluirse un voto de nazareo, no era necesaria para un cristiano del Nuevo Testamento ¡pero tampoco era "pecado"! El respeto profundo que sentía Pablo por la ley de Dios, por la madre Iglesia original y por la OBEDIENCIA a la ley divina fueron factores que contribuyeron para que el apóstol Pablo participara en esa ceremonia. Al inspirar esa decisión y poner este ejemplo en la Biblia, Dios nos está demostrando que la actitud de Pablo era de OBEDIENCIA a la ley, y no de pretender eliminar las leyes espirituales de Dios ni desvirtuarlas mediante argumentos y razonamientos ¡como enseñan tantos teólogos protestantes!

Hablando de algo que era práctica establecida entre la MAYORÍA de los cristianos primitivos, el historiador W. D. Davies escribió:

"En todas partes, y especialmente en el oriente del Imperio Romano, había cristianos judíos que no se diferenciaban de los demás judíos en su forma externa de vivir. Daban por sentado que el evangelio era continuación de [la religión de Moisés]; para ellos, el Nuevo Pacto que Jesús había establecido en ocasión de la Última Cena con sus discípulos, no quería decir que el pacto celebrado entre Dios e Israel dejaba de tener validez. Ellos seguían observando las fiestas de la Pascua. Pentecostés y Tabernáculos… y guardando el sábado semanal así como las normas mosaicas relativas a los alimentos. Según algunos eruditos de la Biblia, debieron ser tan fuertes que fueron, hasta la caída de Jerusalén en el año 70 dC, el elemento predominante en el movimiento cristiano" (El judeo-cristianismo, "Pablo y el judaísmo cristiano", 1972, p. 72, citado por Samuel Bacchiocchi, Del sábado al domingo, p. 151).

De modo que durante los primeros 40 AÑOS del cristianismo, guiado por el Espíritu Santo, el "elemento dominante" en la Iglesia de Dios todavía seguía el ejemplo de Cristo de guardar los sábados semanales y anuales ordenados por Dios. ¡Seguían el ejemplo establecido por la Iglesia de Dios de Jerusalén!

¿Quién se ATRIBUYÓ el derecho de cambiar todo aquello?

Como vimos, NO fue el apóstol Pablo. TAMPOCO fueron los doce apóstoles originales. Al contrario, conforme se iniciaba el período que adecuadamente se ha llamado "Edad de las tinieblas", falsos líderes religiosos que actuaron con engaño empezaron a cambiar prácticamente TODO lo que hacía de la religión cristiana algo completamente diferente de los cultos paganos del Imperio Romano.

Queremos que todos nuestros lectores entiendan plenamente que los que somos parte de esta Obra, el personal que trabaja en la revista El Mundo de Mañana y en el programa radial del mismo nombre, y los que participamos en esta obra de la Iglesia del Dios Viviente ¡estamos dedicados a la labor de RESTAURAR EL CRISTIANISMO APOSTÓLICO!

Al leer nuestros artículos y folletos y al escuchar nuestro programa radial El Mundo de Mañana, es muy importante que usted entienda quiénes somos y qué hacemos. Nuestra intención es predicar y enseñar el MISMO MENSAJE que enseñaban y predicaban Cristo y los primeros apóstoles. Nuestra intención es restaurar, en todos sus aspectos espirituales, el modo de vida que Jesús y sus apóstoles vivieron y enseñaron. Además, guiados por el Espíritu Santo, predicaremos las profecías bíblicas inspiradas por Dios y advertiremos a quienes estén dispuestos a escuchar, de lo que nos espera en el futuro no muy lejano

Al acercarse el momento de la intervención divina en los asuntos del hombre y la GRAN TRIBULACIÓN, es absolutamente esencial que usted y sus seres queridos se ocupen en pertenecer realmente a Jesucristo, el Cristo de la Biblia. Que estén adorando a Dios "en espíritu y en verdad" (Juan 4:23). Y que sean parte de la verdadera Iglesia de Dios que enseña y practica el cristianismo apostólico: el cristianismo de Jesús y los apóstoles originales. "El que tiene oído, oiga" (Apocalipsis 3:13).

MÁS ARTÍCULOS DE ESTA EDICIÓN

Mostrar todos