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Muchos hemos visto alguna caricatura de un cómico viejito vestido de larga túnica blanca y con un letrero que dice: "¡El fin se acerca!" Nos hace sonreír y nos ayuda a comprender cuántas personas, desorientadas en su inclinación religiosa, han lanzado predicciones sobre el fin del mundo—¡predicciones absolutamente erradas!
Todos debemos extraer una enseñanza de este fenómeno.
¿Pero acaso significa que el Dios Creador no va a intervenir de modo sobrenatural en los asuntos humanos, o que Jesucristo no regresará a la Tierra como Rey de reyes conforme a las claras profecías bíblicas? ¿Significa que debemos dejar de "velar" y observar los sucesos profetizados para el tiempo del fin a medida que se desenvuelven delante de nuestros ojos?
¡Claro que no!
La palabra de Dios advierte contra tan necia actitud en estos términos: "Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación" (2 Pedro 3:3–4).
Al ver cómo se va tejiendo nítidamente la trama de los hechos proféticos que llevamos decenios profetizando, no podemos atrevernos a suponer que "las cosas seguirán igual que siempre". ¡Esta vez, realmente es distinto! La soberbia de los pueblos anglosajones se "quebranta" rápidamente. En todo el mundo, las naciones se vuelven contra los anglosajones y sus planes se frustran por distintas circunstancias. Ahora, el delicado estado de las cosas en el Medio Oriente empeora año tras año. Ahora, la China y la India representan un desafío cada vez mayor al dominio angloamericano en el comercio y la política internacional. Ahora, el dólar está perdiendo su valor lenta pero inexorablemente comparado con muchas otras monedas. Y un Imperio Europeo sumamente poderoso se levanta en el horizonte, tal como lo hemos predicho desde hace años.
Por si fuera poco, los desastres meteorológicos empeoran ¡y seguirán empeorando! Y están a punto de aparecer "pestes" y epidemias de enfermedades profetizadas en la Biblia (Mateo 24:7). Lo que sorprenderá a muchos es que la devastación que vendrá a causa de sequías, incendios, tormentas, inundaciones, terremotos y epidemias, ¡no van a ocurrir en Bangladesh, Etiopía ni otros lugares "marginales"! Dichas catástrofes van a sacudir a las naciones angloamericanas ¡como nunca antes en la historia! Muchos hechos que confirman esta visión profética sin duda alguna ¡ya se están preparando en el escenario mundial!
La Biblia habla de un período de 6.000 años durante el cual los hombres seguirían sus propias ideas sin tener en cuenta al Creador. Después de ello vendrá el reinado de Cristo en la Tierra, que durará mil años durante el cual Él y los santos resucitados instruirán al mundo entero en los caminos verdaderos de Dios. "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años" (Apocalipsis 20:6).
Inmediatamente después de crear a la humanidad en la Tierra, Dios culminó su obra bendiciendo el séptimo día de la semana como el día de reposo santificado (Génesis 2:1–3). Así dio comienzo a un ciclo semanal en el cual los humanos han de trabajar seis días y descansar cada sábado (Éxodo 20:9–10). En el libro de Hebreos, el apóstol Pablo explicó que el sábado representa una extraordinaria era de paz que vendrá a continuación de la actual era de la sociedad humana en la Tierra (Hebreos 4:3–11).
Los judíos en tiempos de Jesús entendían bien el concepto de que cada día de la semana representa mil años en el Plan de Dios. Pedro explicó así este principio: "Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2 Pedro 3:8). Por tanto, la semana de siete días representa el plan divino de 7,000 años, con seis días de la semana representativos de nuestra actual sociedad humana, seguidos de los mil años del reinado de Cristo como Rey de reyes (Apocalipsis 11:15).
En su conocidísima obra histórica Decadencia y ruina del Imperio Romano, Edward Gibbon escribió: "La antigua y popular doctrina del Milenio estaba íntimamente conectada con la segunda venida de Cristo. Así como las obras de la creación se completaron en seis días, su duración en su estado actual, conforme a una tradición que se atribuía al profeta Elías, se fijaba en seis mil años. Por la misma analogía, se infería que a este largo período de trabajos y discordias que estaba por terminarse, seguiría un sábado de regocijo que duraría mil años; y que Cristo, con la banda triunfal de los santos y los elegidos que habían escapado de la muerte, o que habían revivido milagrosamente, reinaría sobre la Tierra hasta el momento fijado para la resurrección última y general" (Vol, 1, pág. 403).
Gibbon prosiguió, explicando cómo esta doctrina enseñada por la Iglesia de Dios primitiva se fue "dejando de lado" gradualmente hasta quedar desechada por los dirigentes de la iglesia Católica, la cual se hallaba en pleno desarrollo. Así como rechazaron muchas leyes y enseñanzas de Dios, también rechazaron esta doctrina fundamental que les habría ayudado a comprender por qué la humanidad se ha apartado de Dios durante 6.000 años pero cómo durante los 1.000 años siguientes ¡será rescatada por el Creador y aprenderá sus caminos! Esta es una parte esencial del verdadero "evangelio", ¡que significa "Buenas noticias!" ¡Y qué maravillosa noticia es! ¡Y qué tragedia, humanamente hablando, que haya sido descartada por las vanidades y la arrogancia intelectual de líderes que se decían "cristianos" pero que andaban a la deriva hacia comienzos de la "edad del oscurantismo".
Por otra parte, casi todos los historiadores y estudiosos de la cronología bíblica saben que Cristo nació aproximadamente 4.000 años después de la creación de Adán y que han transcurrido unos 2.000 años desde los tiempos de Cristo, lo cual da un total de casi 6.000 años, es decir seis días milenarios a partir de Adán.
La mayor parte de los cronólogos bíblicos entienden que el fin probable de los 6.000 años contados a partir de Adán ocurrirá pronto. Y recuerde: La Biblia predice una Gran Tribulación de tres años y medio inmediatamente antes del regreso de Cristo. Por consiguiente, la Tribulación podría comenzar muy pronto… dentro de pocos años. Todos nosotros, pues, necesitamos acercarnos mucho a Dios ¡y obrar conforme a la Verdad!
Pero el objeto aquí no es fijar una fecha exacta. Estos datos deben servir, más bien, para hacernos comprender que nos acercamos al final definitivo de la era en que la sociedad humana carnal persiste en seguir su camino de siempre. La mayoría de quienes creemos la Biblia comprendemos bien que la sociedad humana va de mal en peor, como que tolera actividades sexuales cada vez más degeneradas y viles, comete más actos de violencia y brutalidad en todo el mundo e insiste en inventar más armas horrendas de destrucción masiva… armas que inevitablemente terminará utilizando.
Todos los auténticos cristianos creyentes en la Biblia deben, pues, reconocer que efectivamente, "¡el fin se acerca!" Podemos hacerlo sin fijar una fecha exacta. Lo podemos hacer sin caer en la histeria ni el temor. Cuando Jesucristo describió una serie de hechos que vendrían al final de los tiempos, les dijo a sus discípulos: "Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca" (Lucas 21:28).
¡Debemos estar sinceramente agradecidos de que Cristo venga pronto! Pero la palabra de Dios muestra claramente que Él no da su Espíritu Santo—ni la comprensión espiritual—a quienes desobedecen sus mandamientos y lo adoran conforma a sus propias ideas y teorías. Al acercarse el final de la era apostólica, el apóstol Juan dijo así por inspiración de Dios: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4). Una persona no "conoce" a Dios realmente ni comprende sus caminos ¡si no está dispuesta a obedecer específicamente los diez mandamientos como su camino de vida! Aunque muchos en el mundo religioso suelen hablar de "amor", la mayoría tienen una idea totalmente errónea de lo que es el amor espiritual auténtico. La palabra de Dios nos dice que "este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5:3).
Otros han predicho antes el regreso de Cristo. Pero esta vez—cuando están por cumplirse 6,000 años de lucha y confusión humana—¡sí es diferente! La venida de Cristo sí se producirá dentro de esta generación! Dios desea que usted comprenda esta preciosa verdad y que obre conforme a la misma, volviendo la mente, el corazón y la vida a Él. Dios desea que usted se muestre dispuesto a obedecer su camino de vida, que participe con otros que realmente le están sirviendo y que se prepare activamente para cumplir su papel de rey y sacerdote en el magnífico gobierno de Dios ¡que pronto se establecerá en la Tierra!