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¿Qué significado tiene el creciente interés por la brujería, los hechiceros y el neopaganismo? Un muchacho deseoso de hacer nuevos amigos lanza un hechizo para hacerse querer. Una relación difícil eleva plegarias a la "diosa madre". Un hombre de negocios afanado, que pretende escapar de las presiones de la vida, se retira al bosque para relacionarse con antiguas deidades tribales que prometen aliviar sus angustias.
¿Qué tienen en común estas personas? Que todas son partícipes de la misma tendencia: el renacer de las creencias y prácticas paganas. Estas prácticas están aumentando en muchas naciones "occidentales". Esta tendencia habría sido impensable hace unos decenios. Desencantados con el vacío de una sociedad materialista, millones de seres humanos ponen los ojos en religiones no cristianas y no tradicionales en busca de respuestas a las incógnitas fundamentales de la vida: ¿Cuál es el propósito de la existencia? ¿Qué o quién es Dios? ¿Qué sucede después de la muerte?
Incontables millones de personas han dejado de considerar la religión bíblica como una opción. Muchas "han dejado de buscar consuelo para el alma en los brazos del cristianismo… hoy las formas de espiritualidad de mayor acogida son las que se asocian con el ocultismo, el neopaganismo y la brujería" (La fantasía y la familia, Abanes). ¡Qué ironía pensar que la misma Biblia predijo hace mucho tiempo este "renacer" moderno del paganismo! ¡Y advirtió de sus graves consecuencias! À todos nos conviene entender lo que significa esta tendencia ¡y adónde conduce!
En todo el mundo se conoce la serie de libros de "Harry Potter", que describen las aventuras de hechizos y encantamientos de unos jóvenes en una escuela de internados para brujas y brujos. Estos libros de J. K. Rowling son apenas la manifestación más visible de aquella serie de libros, películas y programas de televisión que popularizan la brujería y la "wicca". Aunque muchos padres y maestros elogian los libros de Harry Potter por cuanto fomentan el interés por la literatura entre los niños en edad escolar, los indicios demuestran que muchos lectores jóvenes se interesan por algo más que la sola lectura. En efecto, incontables aficionados a estos libros "se están interesando por aprender cómo lanzar hechizos y practicar la verdadera brujería, tal como su héroe… Los adeptos a la wicca y otras prácticas ocultas… aclaman la serie de Harry Potter ¡como un excelente recurso de reclutamiento!" (Abanes, xi). En una página de internet neopagana se proclama con satisfacción que "es bueno ver que la serie de libros de mayor venta en el mundo sea un cuento tan positivo acerca de brujas y hechiceros" (ibídem). En algunos países la "religión" de mayor crecimiento es la brujería y son millones los compradores de libros que adquieren literatura neopagana con regularidad.
En los últimos decenios, la wicca y el neopaganismo han alcanzado un sorprendente grado de influencia en iglesias que de nombre son "cristianas" y donde normalmente no se esperaría hallar talleres sobre astrología, lectura del tarot, el médium espiritista y el culto a una diosa. La wicca y el neopaganismo también están en auge en algunas universidades, incluso las que se asocian con sectas "cristianas". Se observa un floreciente interés por la brujería, el ocultismo y el neopaganismo que se relaciona directamente con las tendencias políticas, filosóficas y morales, desde el feminismo radical hasta el hedonismo irrestricto, que desafían los principios tradicionales. Un ejemplo es la universidad más antigua de Escocia, la Universidad de San Andrés, fundada en 1413 y considerada siempre como centro clave de la religión escocesa. Los funcionarios de la universidad acordaron hace poco autorizar a la sociedad pagana de San Andrés igualdad de acceso a los edificios universitarios y le concedió permiso para efectuar sus ritos en los predios de la universidad, pese a las protestas de que este era "un ejemplo más del enloquecimiento de la agenda de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades" (The Times, 14 de junio del 2006).
Informes recientes de prensa hablaron de un párroco unitario que, en sus ratos libres, hacía de druida y celebraba antiguas festividades paganas. Hay sitios en internet de todo el Reino Unido que anuncian un calendario repleto de fiestas de brujería en Inglaterra, Escocia y Gales; mientras el renacer pagano se extiende por todos los pueblos británicos lo mismo que en otros países.
Hay varios factores clave que acentúan el renacer del paganismo. En su intento por manejar un mundo de presiones y problemas, muchas personas se escapan al mundo de la fantasía creado por la industria del entretenimiento. En la televisión, programas sobre brujas tan bellas como ingeniosas presentan la brujería como algo apetecible, mientras el éxito fenomenal de las novelas y películas sobre Harry Potter siguen avivando el interés por la hechicería y el ocultismo.
Esta moda ha coincidido con ciertas tendencias sociales importantes que han alterado el entorno intelectual y espiritual de nuestra era moderna. À partir de los años sesenta, en especial, hemos visto reformistas sociales radicales predicando un evangelio de "hacer lo que quieras", o sea, satisfacer los sentidos de cualquier manera que plazca; siempre y cuando se sienta agradable y parezca bien al individuo. Esta mentalidad calza bien con el precepto básico de la wicca que no reconoce ningún absoluto sea bueno o malo e insiste en que no hay una norma inalterable del bien y del mal (Abanes). El interés de la gente por la brujería y el culto emergente de una "diosa madre" bien pueden verse como "el siguiente paso lógico después del feminismo" (ibídem). Así como el movimiento feminista planteó un desafío a la sociedad dominada por varones, la creciente visibilidad de brujas y el culto a una diosa madre plantean un reto directo a lo que algunos perciben como la religión dominada por varones y orientada hacia "Dios Padre".
En una era cuando tantos están reconociendo la quiebra moral e intelectual del materialismo, las religiones "tradicionales" han dejado de ser el destino de quienes buscan una realización espiritual. En su lugar, la gente insatisfecha se vuelve hacia el paganismo y el ocultismo. Muchas iglesias cristianas han sufrido un éxodo masivo de millones en los últimos decenios. En nuestro mundo, donde tantos se sienten impotentes para influir en los hechos que los rodean, hay quienes acuden a la brujería y los hechizos en un esfuerzo por lograr algún control sobre su vida y la de otros. Personas enajenadas, que se sienten desconectadas de la sociedad moderna, se vuelven al neopaganismo para "sintonizarse" con el espíritu del Universo.
El renacer pagano moderno es un fenómeno muy extendido… y muy desconcertante. Pero es un pálido hecho al compararse con otras costumbres paganas que se han difundido por el mundo, e incluso en las religiones del mundo ¡donde gozan de aceptación casi universal!
Es natural sentir inquietud ante los peligros de la brujería y lo descabello del culto pagano a la naturaleza. Pero difícil resulta analizar nuestras propias tradiciones religiosas. Hoy pocos parecen entender, o le dan poca importancia, el hecho de que los ritos y las fiestas paganas son la base de muchas fiestas tradicionales en el mundo occidental. Miles de millones de personas que se consideran cristianas ven en la Semana Santa y el "domingo de resurrección" la fiesta más importante del año. Sin embargo, también en la literatura no cristiana hallamos la reverencia por ese día como "la más importante de las fiestas derivadas de la Luna en el año pagano", por cuanto conmemora la "celebración primaveral [en el hemisferio Norte] de la diosa Eostre u Ostara" por la época del equinoccio de primavera, cuando las horas de luz empiezan a sobrepasar las horas de oscuridad" (Manual de días paganos, Pennick).
Con una pequeña investigación, usted puede descubrir que "Ostera es una diosa pagana alemana… de la fertilidad y el renacimiento" y que "para revelar los orígenes de la celebración cristiana de la Pascua Florida hay que buscar más lejos que la imagen de Ostera", la cual se asocia con huevos y conejos, símbolos de la fecundidad y del renacer (Celebre la Tierra: Un año de fiestas en la tradición pagana, Cabot, pág. 113). Otras fuentes nos recuerdan que la diosa pagana de la primavera incluso dio su nombre a esta fiesta en ciertos idiomas. Por ejemplo, "la palabra ‘Easter’ que se usa para señalar la Semana Santa [en inglés] no es una expresión cristiana… la palabra viene del nombre de una diosa pagana, la diosa de la primavera. Easter es simplemente un forma más moderna de Ishtar… que es otro nombre de Semíramis de Babilonia" (Religión de los misterios babilónicos, pág. 152).
Pocos parecen darse cuenta de que "la fiesta de halloween [o noche de brujas] es una manifestación moderna de la fiesta pagana en memoria de los muertos" (Pennick, pág. 19). El día de los muertos, llamado samhain, que cae el 1 de noviembre y marca el comienzo del invierno en el hemisferio Norte y el tiempo en que los paganos sienten que pueden comunicarse con los espíritus de los muertos. En los países católicos, estas fiestas persisten con diferentes nombres. El 1 de noviembre se ha convertido en el "día de todos los santos", que recuerda a los santos fallecidos; y el 2 de noviembre es el "día de los muertos", que honra a los muertos y a las almas que aún no se han sido declaradas santas (ibídem, pág. 18).
La navidad se ha descrito como "una maravillosa amalgama de tradiciones religiosas antiguas y modernas, paganas, zoroástrica, judía, mitraica y cristiana" (ibídem, pág. 133). Aunque su fecha del 25 de diciembre supuestamente señala el nacimiento de Cristo, ni la fecha ni las costumbres que la rodean tienen nada que ver con Jesucristo ni con la religión de la Biblia. Al contrario, las festividades de la temporada navideña "representan el viejo paganismo que el cristianismo nunca extinguió"(Costumbres y tradiciones navideñas, Miles, pág. 161). El 25 de diciembre es la fecha aproximada del solsticio de invierno (el día más corto del año), y es sagrado para las religiones paganas. "Dentro de la tradición romana, era la fiesta del Sol Invicto" y en el antiguo Egipto, "se decía que Nut, la diosa del Cielo, daba a luz al Sol en el solsticio de invierno" (Pennick, pág. 20). Las costumbres navideñas de festejar e intercambiar regalos vienen de la antigua fiesta romana llamada saturnalia, con su saludo de "bona saturnalia" y también de la fiesta romana del año nuevo, o calendas, el 1 de enero, que se asociaba con un comportamiento desenfrenado (Pennick, pág 139).
En vista de lo anterior, cabe preguntar: ¿Cómo y cuándo llegó la cristiandad tradicional a guardar el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesucristo?
Los historiadores reconocen que la primera celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre "ocurrió en Roma alrededor de mediados del siglo cuarto… La primera mención de una fiesta de navidad el 25 de diciembre se encuentra en un documento romano conocido como el calendariofilocaliano, el cual se remonta al año 354 dc… Desde Roma, la navidad se extendió por Occidente con la conversión de los bárbaros" (Miles, pág. 20-21). La Biblia, claro está, no menciona la fecha en que nación Jesucristo. "La verdadera razón para elegir el día [25 de diciembre] muy probablemente fue que caía en la fiesta pagana" que celebraba el renacer del Sol (ibídem, pág. 23).
Con el ánimo de estimular la conversión de los paganos a la fe católica, los clérigos adaptaron costumbres paganas a su religión dándoles nombres nuevos. El papa Gregorio I, escribiendo en el 601 dc, instó a Agustín de Canterbury a permitir que los anglosajones paganos conservaran las formas externas de sus viejas fiestas pero que las guardaran con un significado nuevo (Miles, pág. 179). Cierto autor, reflexionando sobre la carta del Pontífice, afirma que "aquí vemos muy claramente la mentalidad del eclesiástico que transige" (ibídem).
El testimonio de la historia indica que la Iglesia romana primitiva adoptó y adaptó prácticas paganas populares en un esfuerzo por difundir la fe "cristiana" encubriendo "las costumbres paganas con un cristianismo superficial" (ibídem, pág. 19). El historiador católico Will Durant lo reconoció claramente al escribir: "La cristiandad no destruyó el paganismo sino que lo adoptó… Los misterios griegos se trasladaron al impresionante misterio de la misa. Otras culturas paganas dieron su aporte al sincrético resultado. De Egipto llegaron los conceptos de una trinidad divina… la adoración de la madre y el niño y la teosofía mística dio origen al neoplatonismo y al gnosticismo y enturbió el credo cristiano… De Frigia llegó la adoración de la gran madre… La cristiandad fue la última gran creación del antiguo mundo pagano" (Historia de la civilización, vol. 5, pág. 595).
¿Qué dirá Dios acerca de tales esfuerzos humanos por adaptar e incorporar las costumbres paganas dentro del cristianismo? ¿Qué revelan las Sagradas Escrituras sobre las incursiones en la brujería y las prácticas neopaganas? La Biblia cuenta que cuando los antiguos israelitas abandonaron Egipto y estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, Dios les advirtió: "no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así al Eterno tu Dios; porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses… Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás" (Deuteronomio 12:29-32).
Las Escrituras también consignan este mandato de Dios: "Cuando entres a la tierra que el Eterno tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti… quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Eterno cualquiera que hace estas cosas" (Deuteronomio 18:9-12). Es claro que la Biblia prohíbe andar con brujerías y hechicerías e idolatría pero los israelitas desatendieron ese mandato. Las Escrituras afirman que "se dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos del Eterno, provocándole a ira" (2 Reyes 17:17).
Algunos despreciarán estas advertencias diciendo que son hechos que ocurrieron hace mucho tiempo y que hoy nada tienen que ver con nosotros. Además se preguntarán: ¿Cómo puede ser mala la brujería si ahora el lema de las brujas es "no hacer mal" y si los médiums muestran compasión al ayudar a otros a recibir mensajes de sus seres queridos que fallecieron? Y si una antigua fiesta pagana nos pone en contacto con las estaciones y los ciclos de la naturaleza, ¿qué hay de malo en eso?
Sin embargo, la Biblia condena tales prácticas por razones específicas y muy importantes. Los libros, las películas y los programas de televisión sobre brujos y brujas despiertan la curiosidad y estimulan el interés por el ocultismo. La creciente aceptación del paganismo y la hechicería enceguece a la gente y la insensibiliza ante los males y los peligros de hacer contacto con el mundo de los espíritus. Absorber pasivamente la filosofía de la wicca de que "nada es absoluto", es acoger un engaño peligroso. Elevar cánticos y plegarias a una diosa madre es sencillamente idolatría, cosa que Dios considera como una grave transgresión (ver 1 Samuel 15:23; 1 Corintios 6:9; Gálatas 5:19-21; Apocalipsis 21:8).
Seguir practicando las antiguas costumbres paganas bajo un nombre "cristiano" es perpetuar prácticas que se empleaban para honrar a los dioses paganos. Cuando tales prácticas reemplazan las fiestas que Dios ordenó como perpetuas (ver Levítico 23), ¡se pierde de vista al Dios verdadero y se ignora su plan y su propósito para la existencia humana!
Es por esto que Dios advirtió a su pueblo por medio de los profetas: "No se acostumbren al proceder de los paganos" (Jeremías 10:2, Biblia Latinoamericana). Dado el auge del paganismo y la creciente popularidad y aceptación de la brujería, especialmente entre los jóvenes de muchos países, es importante que escuchemos la advertencia profética de la Sagradas Escrituras. Hace mucho tiempo, Dios amonestó a su pueblo escogido diciéndole: "Os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos del Eterno" (Deuteronomio 31:29). Dios previó el día en que su pueblo lo traicionaría: "Contra el Eterno prevaricaron, porque han engendrado hijos extraños" (Oseas 5:7). Un erudito de la Biblia comenta que este pasaje indica "una generación para quien Dios es un extraño". ¡Es una fiel descripción de nuestra era actual!
En una profecía que viene muy al caso en este momento, el profeta Jeremías advierte que su pueblo sufrirá un gran desastre "porque vuestros padres me dejaron… y anduvieron en pos de dioses ajenos" y porque "vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí" (Jeremías 16:10-13). La Biblia indica que por su propensión a abandonar las instrucciones y las leyes de Dios y por su tendencia a jugar con la brujería, el ocultismo y la idolatría; los descendientes actuales
de la antigua Israel y todas las naciones del mundo, sufrirán graves consecuencias (ver Jeremías 9:12-16; Oseas 8, 9, 10). El actual renacimiento del paganismo es muy significativo. Es un síntoma más que describe la situación en que nos encontramos en este tiempo del fin. Todo esto traerá castigo de Dios antes de que Jesucristo regrese y le ponga fin. ¡Debemos atender a estas advertencias proféticas y oportunas… ¡y no dejarnos arrastrar al renacimiento del paganismo!