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¿Cree usted en el Dios verdadero… el Dios de la Biblia? En tal caso, es de vital importancia que entienda la actitud básica que Dios busca en los seres humanos. ¿Cuál es?
En el confuso mundo cristiano de hoy, muchos dirán que Dios espera de nosotros ante todo que "aceptemos a Jesús". Debemos, sin embargo, preguntarnos: "¿Cuál Jesús?" ¿Y qué dijo el propio Jesús sobre la actitud más importante en una persona?
Estas son sus palabras: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46).
Ya en tiempos del apóstol Pablo había predicadores falsos que distorsionaban las enseñanzas originales de Cristo: "Si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis" (2 Corintios 11:4). Entonces existe la posibilidad de que usted haya oído predicar a "otro Jesús"; uno que solo exige fidelidad de labios para afuera. ¡Ese NO es el Jesucristo de la Biblia!
Es de vital importancia que tengamos fe en el Cristo verdadero, revelado a nosotros, no en las ideas y tradiciones de los hombres ¡sino en las palabras inspiradas de la Santa Biblia! Es igualmente crucial que obedezcamos a Jesucristo en vez de limitarnos a usar su nombre o a aceptarlo con una fe humana vacía o por un capricho emocional pasajero.
El apóstol Santiago, quien fue hermano de sangre de Jesucristo, nos advirtió bajo inspiración contra una fe vacía e inútil: "Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? (Santiago 2:19-20).
¡Hasta los demonios creen en Cristo y en Dios! Es decir, saben que Jesucristo fue una persona real, que fue crucificado y que Dios lo levantó de la muerte. Ellos estaban allí. Vieron la resurrección de Cristo. ¡Ellos saben! Pero por extraño que parezca, "creer" estas cosas ¡NO basta! Los demonios se niegan a entregar su vida y su voluntad a Dios para hacer lo que Él manda.
¿Y usted? ¿Se conforma simplemente con "creer" que hay un Dios por allí y que su Hijo Jesucristo murió por usted? ¿Tiene una fe vacía, o una fe viva que lo impulsa a entregar su vida totalmente a Dios; a dar su vida a Él por medio del verdadero Jesucristo, a estar dispuesto a hacer lo que Dios dice, pase lo que pase? ¡Esa es la fe que agrada a Dios!
"Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará" (Mateo 16:24-25).
Cuando cierto joven le preguntó a Jesús cuál era el camino hacia la vida eterna, la respuesta fue contundente: "Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos" (Mateo 19:17). Jesús era la "Luz" que Dios envió al mundo para mostrarnos cómo vivir. Él fue nuestro ejemplo. Sin embargo, los seres humanos, impulsados por su propia carnalidad, se han ideado decenas de razones para tratar de explicar que los diez mandamientos fueron abolidos.
Tenemos varios artículos en El Mundo de Mañana que demuestran que el verdadero cristianismo implica obedecer los diez mandamientos. Por tanto, usted deberá decidir si va a obedecer al Dios de la Biblia o a las religiones del mundo. Es así de sencillo.
¿Sencillo?
Debería ser sencillo, pero la mente humana nos engaña hábilmente; pues no queremos ser mal vistos por nuestros conocidos, familiares o los miembros de nuestro entorno.
Muchos somos como los judíos en tiempos de Jesús: "Aun de los gobernantes, muchos creyeron en Él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios" (Juan 12:42-43). Si usted encuentra algo en las enseñanzas de Dios que lo harían quedar mal con los demás, ¿se echa para atrás? ¿Hace caso omiso de las enseñanzas? Es decir, ¿las desobedece? Quizá se diga: "Al fin y al cabo, no es tan importante".
Piense en esto: "Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra" (Isaías 66:2).
El cristiano auténtico debe recordar que no se pertenece a sí mismo. Dios lo ha comprado y lo ha pagado ¡con la sangre de Jesucristo! Naturalmente, entonces, el verdadero cristiano procurará obedecer a Dios en todo. El cristiano auténtico sabe que Cristo realmente es su "Señor", ¡su "Jefe"! Esa es la actitud que Dios busca: La entrega total a Él. Esta actitud le demostrará a Dios que usted y yo, al contrario de Satanás y los demonios desobedientes, siempre seremos leales, siempre tendremos una fe viva para hacer lo que Dios dice.
Pídale a Dios la actitud de entrega total a Él. Dedique tiempo a aprender sus caminos estudiando la Biblia. Acuérdese de hacer lo que la Biblia dice. Lea atentamente nuestros folletos y los artículos en El Mundo de Mañana. Pondere y compare lo que nosotros enseñamos con lo que encuentra en las páginas de la Biblia. No se preocupe por el "qué dirán". Siga la exhortación que dice: "Examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).
Entonces, con la guía de Dios por medio de su Espíritu, usted permitirá que Él forje en usted esa actitud básica que le asegurará un lugar en el Reino eterno de Dios.