Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
El ocaso de los dioses, llamado Götterdämmerungen la ópera del compositor RichardWagner, es un cuento medieval tomado de la mitología nórdica. Describe una serie de catástrofes naturales y una gran batalla que terminan con la muerte de varios dioses y el fin del mundo… después de lo cual la Tierra vuelve a nacer.
Desde una perspectiva muy diferente, las profecías bíblicas han predicho algo similar desde hace mucho tiempo. El siglo 20 vio el auge de varias teorías sociales que se promovieron como la "salvación" de las naciones y del mundo. Sin embargo, el fracaso rotundo de esos "dioses" modernos dejó tras de sí una estela de lágrimas, sufrimiento y destrucción. La historia del siglo pasado demuestra claramente el valor permanente de la verdad de Dios y el asombroso acierto de las profecías, inspiradas por el verdadero Dios de la Biblia, ¡las cuales siguen cobrando vida!
En la época cuando Egipto era la nación más poderosa de la Tierra, Dios comenzó a efectuar una serie de milagros por medio de Moisés. Los magos egipcios, frustrados en sus intentos de superar los milagros de Dios y comprendiendo que estaban ante un poder más grande que cualquiera que hubieran visto, dijeron en conclusión: "Dedo de Dios es este" (Éxodo 8:19). En esa ocasión, Dios eximió a la tierra de Gosén, donde vivían los israelitas, de las plagas que trajo sobre el resto de Egipto (Éxodo 8:22; 9:4, 26; 10:23). Israelitas y egipcios fueron testigos del poder de Dios cuando separó las aguas del mar Rojo para que los israelitas pudieran escapar de sus amos egipcios (Éxodo 14:16). Los israelitas además vieron que Dios detuvo las aguas del río Jordán para que cruzaran a la tierra prometida (Josué 3:14-17), y fueron testigos de cómo Dios intervino de modo sobrenatural en las batallas de conquista de su nueva patria (Josué 6:5; 10:11). La Biblia narra que incluso reyes paganos (Nabucodonosor y Darío) llegaron a ver que el Dios de Daniel "es el Dios viviente… Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra… no hay dios que pueda librar como este" (Daniel 3:28-29; 6:25-27). El Dios de la Biblia recuerda a los escépticos abierta y repetidamente que solamente Él es capaz de prever el futuro y de hacerlo realidad (Isaías 41:21-24; 45:21; 46:8-10). La Biblia ofrece constancia de estos sucesos extraordinarios como historia verificable.
Además de lo anterior, Moisés también advirtió a los antiguos israelitas que no se alejaran del Dios viviente para seguir a dioses falsos. "Guárdate… para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto… Guardad, pues, mucho vuestras almas… para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura… de ninguna cosa que el Eterno tu Dios te ha prohibido" (Deuteronomio 4:9, 15-19, 23). El Dios viviente de la Biblia dio instrucciones claras a su pueblo escogido: "Yo soy el Eterno tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto… No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:2-3).
No obstante, y pese a que fueron testigos en muchas ocasiones del poder milagroso del verdadero Dios, los israelitas se alejaron de Él y comenzaron a adorar un ídolo al cabo de los 40 días que permaneció Moisés en el Sinaí recibiendo las leyes de Dios (Éxodo 24:18; 32:1-9; Deuteronomio 9:6-29). Reconociendo la tendencia de los israelitas a olvidarse del Dios viviente y de poner los ojos en dioses falsos, Moisés les advirtió: "Yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos del Eterno" (Deuteronomio 31:29). En el Antiguo Testamento está consignada la triste historia de cómo las naciones de Israel y Judá se alejaron repetidas veces del Dios verdadero para adorar a los dioses falsos de las naciones vecinas (2 Reyes 17:7-8, 18-20).
Los profetas de Dios también previeron lo que ocurriría a los descendientes de las naciones israelitas en los últimos días. Jeremías profetizó un "tiempo de angustia para Jacob… en el fin de los días" cuando falsos maestros, entre ellos los líderes religiosos confundidos, harían "errar a mi pueblo de Israel" con sus "desatinos" y sus "mentiras" (Jeremías 30:3-7, 12-15, 24; 23:13-16, 20). Jeremías declara que las naciones israelitas adorarían a un dios diferente. "Se alejaron de mí… cavaron para sí… cisternas rotas que no retienen agua" (Jeremías 2:4, 5-13). El profeta se lamenta porque las naciones israelitas han creado sus propios dioses, ¡los cuales no son dioses reales! Advierte que rechazar al Dios viviente traerá consecuencias graves: "Cuán malo y amargo es el haber dejado tú al Eterno tu Dios" (Jeremías 2:19).
Los dioses falsos con más influencia sobre nuestro mundo moderno no son los vistosos ídolos de madera y piedra creados antiguamente. Los dioses falsos más peligrosos en este tiempo son las imaginaciones intelectuales de mentes humanas desorientadas y erradas, cuyas raíces se remontan en gran parte a los filósofos del Renacimiento, que buscaban destronar al Dios verdadero y su palabra inspirada, la Biblia, para reemplazarlo por un humanismo mundano basado en el razonamiento humano. Este cambio intelectual fundamental sentó las bases para que la fértil mente humana concibiera el marxismo (la visión socialista de un "nuevo hombre" sin Dios), un nacional socialismo (que convirtió en "dioses" al nacionalismo y al racismo) y un capitalismo de codicia (que se vale de mercados "libres" para amasar riquezas y ejercer poder sobre los demás).
Otros nuevos "dioses" a nuestro alrededor son el consumismo (culto a lo producido por manos humanas), el ambientalismo (que pone la creación como la "Madre Tierra" por encima del Creador), el hedonismo y el libertinaje sexual (búsqueda del placer sin respeto por las normas sociales ni por el bien de los demás). ¡No es extraño que todos estos dioses falsos hayan terminado, y sigan terminando, como fracasos rotundos! El marxismo resultó ser un error colosal. El nacional socialismo pereció en las llamas que asolaron un continente. El socialismo y el capitalismo se están viendo en apuros. Los ambientalistas no están salvando el planeta y la búsqueda hedonista del placer sexual ha desatado en el mundo una peste de enfermedades de transmisión sexual y de sufrimiento. Varios estudios han demostrado que cuando las comunidades se ven obligadas a adoptar valores antibíblicos y "a soltar las amarras" bajo el pretexto de "tolerancia" y "diversidad", sin tener en cuenta las normas bíblicas de amor al prójimo y obediencia a Dios, esto lleva a la pérdida de confianza, al retraimiento del individuo dentro de sí mismo, al agravamiento de las separaciones sociales y políticas y al empeoramiento de las tensiones sociales.
Hace muchos siglos, los profetas del Dios verdadero advirtieron a su pueblo escogido que, si lo rechazaba a Él, "tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán" (Jeremías 2:19). En otras palabras, ¡iba a cosechar lo que sembraba! La historia sangrienta del siglo 20 es una muestra vívida de los trágicos resultados que ocurren cuando los pueblos convierten en dioses sus filosofías ideadas por hombres con la intención de traer la salvación a la humanidad. Para quienes tengan ojos para ver, el siglo pasado fue testigo de la muerte de muchos dioses falsos: de aquellas ideas generadas en la mente de individuos equivocados que habían rechazado al Dios verdadero de la Biblia. Felizmente, el Dios verdadero va a intervenir pronto en los asuntos del hombre, enviando a su Hijo Jesucristo a establecer el Reino de Dios en la Tierra y traer paz, justicia y el conocimiento del Dios verdadero a los pueblos del mundo. ¡Ese magno acontecimiento se presentará en un futuro no muy lejano! (Isaías 9:6-7; 11:1-9).