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¿Estaremos realmente en los "últimos días" previos al regreso de Jesucristo? Muchos críticos se burlan, pero muchos cristianos creen que sí es cierto.
Entonces, ¿cómo puede usted saberlo? La respuesta obvia es consultar el libro que da respuesta a esta pregunta: la Biblia. La Biblia, al contrario de todos los demás libros religiosos, trae decenas de profecías sobre hechos específicos que ocurrirán "al final de la era", o sea poco antes de que Jesucristo regrese a la Tierra para intervenir dramáticamente en los asuntos humanos. ¡Y muchas de esas profecías están cobrando vida!
Hace dos mil años, Jesús les dijo a sus discípulos que observaran las señales que indicarían la proximidad de su regreso: Engaño religioso ampliamente difundido, aumento de la violencia, guerras y conflictos étnicos, hambrunas, epidemias y catástrofes naturales cada vez peores. Estos son acontecimientos que hoy ocupan los titulares de la prensa en todo el mundo (Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21). Además, el apóstol Pedro menciona otra señal importante que indicará que se acerca el fin de la era: "Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" (2 Pedro 3:1-4). Pedro previó un tiempo futuro al final de la era cuando los escépticos y críticos se burlarían de las afirmaciones claras en las Escrituras. Judas, hermano de Jesús, menciona esta misma señal: "Tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles… que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos" (Judas 17-20). Una señal clara del final de la era será el surgimiento de burladores y críticos que atacarán la Biblia y las enseñanzas de Jesús antes de su regreso. ¡Hoy mismo somos testigos de este fenómeno creciente y de sus consecuencias!
Durante casi dos mil años se consideró que la Biblia y las palabras de Jesús y sus apóstoles eran fruto de la inspiración divina. La civilización occidental adoptó enseñanzas bíblicas que la distinguían del resto del mundo. Luego, a partir de la década de 1850, con las teorías especulativas de Charles Darwin sobre la creación sin Creador, de Carlos Marx afirmando que la religión es el opio del pueblo y del filósofo alemán Federico Nietzsche dando a Dios por muerto; los críticos y escépticos vieron su oportunidad de atacar la veracidad de la Biblia y rechazar a Dios y sus enseñanzas. Hacia finales del siglo 19, Robert Ingersoll, abogado estadounidense autodidacta y ateo profeso, atrajo a miles que llegaban a escuchar sus ataques escandalosos contra Dios, la religión y el cristianismo.
Desde la década de 1960, eruditos, teólogos y políticos, así como los medios seculares, han adoptado este mismo enfoque y han montado un ataque sostenido contra todos los elementos de la religión bíblica. En años recientes hemos visto cómo en naciones que antes se decían cristianas, los ateos atacan abiertamente, los teólogos dudan abiertamente y los líderes políticos desafían abiertamente las enseñanzas de la Biblia y se burlan deliberadamente de la idea de un Dios Todopoderoso que interviene en los asuntos humanos. El profesor inglés Richard Dawkins asegura en su libro: El engaño de un Dios, que "es casi seguro que no hay un Dios", que la Biblia es "simplemente rara" y repleta de "doctrinas odiosas", y que el Dios del Antiguo Testamento es un "monstruo… vengativo… sediento de sangre" y "el personaje más antipático en toda obra de ficción". Otro autor, Christopher Hitchens, escribe en su libro: Dios no es grande, que la religión se basa en deseos quiméricos y se mofa de los "cuentos moralistas de los libros sagrados". El ateo y neurocientífico estadounidense Sam Harris, escribe en su libro: El fin de la fe, que la religión basada en la fe, como la alquimia, va rumbo al "cementerio de las malas ideas". Asegura que no hay más indicios de la existencia de Dios o Satanás que de la existencia de Zeus, y que la fe religiosa se basa en la ausencia de pruebas.
La desaparición paulatina de los valores y conceptos de origen bíblico, que si no se practicaban por lo menos tenían un impacto moral, va paralelamente con un aumento en las patologías y perversiones sociales. Conductas que antes eran mal vistas y castigadas, como mentiras, hurtos, fornicación, adulterio y divorcio; ahora se promueven como algo normal. En los últimos años líderes políticos, académicos seculares y teólogos liberales, ayudados por los medios de difusión, han promovido activamente la aceptación del homosexualismo y el matrimonio entre personas del mismo sexo; aunque son prácticas que la Biblia siempre llamó "malas" y "abominación" ante Dios (Levítico 18:22; 1 Corintios 6:9-10). Es importante señalar que estas acciones "progresistas y osadas" descansan sobre las suposiciones de que Dios no es real, que la Biblia no es verdad y que la gente puede hacer lo que le plazca, ¡sin consecuencias!
Sin embargo, así como las profecías bíblicas previeron el auge de los burladores en los últimos días, decenas de profecías bíblicas también revelan que habrá consecuencias graves; especialmente sobre las naciones que Dios ha bendecido con tanta abundancia. Hace mucho tiempo, Dios advirtió a su pueblo elegido que si desobedecían sus leyes iban a "cosechar lo que habían segado" (Jeremías 2:17-19; Oseas 4:9). Moisés advirtió a los antiguos israelitas: "Si no me oyereis… y si desdeñareis mis decretos… enviaré sobre vosotros terror… seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros… Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo" (Levítico 26:14-33). Observando un futuro lejano, Moisés dio esta advertencia: "Yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos del Eterno, enojándole" (Deuteronomio 31:29). Todo esto va a ocurrir porque en los tiempos del fin los líderes de naciones que se dicen cristianas han decidido burlarse de las leyes de Dios, hacer de lado las profecías bíblicas y desafiar al Dios del Universo. Tristemente, los burladores en los últimos días no se reconocen a sí mismos en las profecías de la Biblia. La verdadera pregunta es: ¿Reconoce usted el significado de las profecías antiguas que hoy están cobrando vida?