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¿Es usted pesimista, o realista? O, ¿debe simplemente dejar de preocuparse? Una ojeada a los titulares de prensa, o una conversación con amigos y vecinos, deja escasa duda de que el mundo está sumido en problemas. ¿Cómo podemos ser positivos en un medio tan negativo? ¿Tendremos motivos para ser optimistas, cuando la vida moderna está llena de dificultades?
Los titulares de prensa hablan de conflictos internacionales, terremotos, incendios, economías en deuda y bancarrota, pandillas y violencia, crímenes, asesinatos, violaciones, enfermedades, hambre, pobreza y degeneración moral. La gente lucha con las malas finanzas, el desempleo, dificultades de salud y problemas familiares. Situaciones como estas nos pueden llevar a un estado de ánimo negativo y pesimista.
Los investigadores han descubierto que un ánimo positivo y optimista puede reducir el riesgo de sufrir un ataque cardiaco. Otros estudios muestran que el optimismo contribuye a alcanzar una buena vejez, sirve para tratar a los deprimidos y ayuda a sobreponerse al fracaso.
Muchos hemos oído exhortaciones de padres, maestros e instructores que nos animan a tener una actitud positiva. Cierto conferencista motivador y autor de libros sobre el éxito dijo: "El pensamiento positivo nos permite hacer todo mejor que el negativo". Winston Churchill dijo: "Un pesimista ve la dificultad en todas las oportunidades; el optimista ve la oportunidad en todas las dificultades".
¿Cómo mantener una actitud positiva ante todo lo negativo que nos rodea?
La Palabra de Dios ofrece buenos consejos. Una cosa que podemos hacer es no aferrarnos al pasado. El apóstol Pablo dijo: "Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Filipenses 3:13-14). Olvidar el pasado y encaminarse hacia metas positivas son dos principios importantes. Si nos ejercitamos en ellos, no dejaremos mucho espacio para la negatividad.
Otro principio se encuentra en Mateo 6. La preocupación es un pensamiento negativo que no conduce a nada. Por eso, Cristo nos da otra perspectiva: "No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir… ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?… Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?… Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal" (Mateo 6:25-34).
Con instrucciones tan claras, podría decirse que angustiarse en exceso equivale a negar el poder de Cristo para cumplir, y eso, desde luego, es pecado (Mateo 10:33). Por otra parte, los investigadores han hallado que los creyentes en Dios se angustian menos. Entonces, ¡crea en Dios y no se angustie!
En Filipenses 4:6-8 aparece un consejo semejante: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". Sea agradecido y ore al Dios Todopoderoso, creyendo en sus promesas. Esto le ayudará a mantener el ánimo positivo.