Mis recuerdos de infancia son algo borrosos, pero sí recuerdo vagamente que mis padres daban mucha importancia al tema del éxito. Un día me quitaron del camino todos los muebles con bordes peligrosos y me animaron a cruzar, tambaleando, la habitación. Poco a poco, día tras día, me ayudaban a alcanzar el éxito en el difícil arte de caminar sobre dos pies gorditos… y al poco tiempo me convertí en un auténtico bípedo.