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¿No te cansas de leer sobre tantas dificultades que sufre la gente en el mundo? Un día oyes que tres de cada diez personas carecen de agua limpia y potable en su casa, o sea 2.100 millones de personas. Al día siguiente lees que 36 por ciento de las escuelas públicas en Ghana carecen de instalaciones sanitarias. Después ves un video en YouTube sobre la falta de electricidad en tantos rincones del mundo, lo que equivale a privar a millones de personas del acceso a tantas cosas de la vida moderna que nosotros sí tenemos. ¿Qué piensas cuando te presentan estas realidades de un mundo lleno de luchas y privaciones?
En la niñez casi no nos damos cuenta del mundo que nos rodea. Vivimos dentro de una pequeña burbuja que incluye nuestra familia y juguetes, nuestros amiguitos y el perro de la casa. Pero al ir creciendo tomamos conciencia de un mundo más grande, y en ese mundo vemos que muchas personas carecen de lo que nosotros tenemos. Por la ventanilla del auto vemos a un hombre sin techo acostado en la acera. En una intersección vemos a una mujer con un letrero en el que pide algo para comer. Y quizá pasemos por una gran zona de la ciudad donde los edificios se ven en muy mal estado, y nos preguntamos cómo vivirán allí. Es difícil ver qué podemos hacer para ayudar a esas personas, o cómo podemos cambiar algo en su vida.
Al ir madurando comenzamos a entender el alcance de los problemas en el mundo. Vemos imágenes de refugiados, niños con hambre y aldeas sin agua. Quizá nos sintamos abrumados por la magnitud del sufrimiento humano. También aprendemos por las profecías de la Biblia que los males de la humanidad van a aumentar antes del regreso de Jesucristo. Leemos en Mateo 24 donde Jesús profetizó una historia de penas y luchas de la humanidad, que culminaría con el período más duro que jamás se haya conocido. De nuevo podemos sentirnos abrumados. ¿Qué hacer? ¿Darnos por vencidos? O decir: ¡Como no se puede hacer nada, pues no haré nada!
¿Qué leemos en la Palabra de Dios? ¿Acaso nos dice que “nos rindamos” en vez de ayudar a los demás? Observando el ejemplo de Cristo, sabemos que no es así. En Lucas 18:22-23 Jesús le habló a un joven rico sobre las prioridades en la vida. Le indicó que pensara en los necesitados y que le siguiera. Pablo enseñó a la Iglesia a ser generosa y ayudar a los necesitados, como leemos en sus consejos a los Gálatas: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).
Siendo así, ¿cómo puedes hacer el bien? ¿Cómo puedes producir buenas noticias? ¿Qué puedes imaginarte o qué puedes crear para ayudar a otros que necesitan? A veces hay noticias que hablan de personas que se sirven de su creatividad y su ingenio para mejorar la vida de otras que necesitan ayuda.
Veamos un ejemplo de dos personas que produjeron buenas noticias: Pettie Petzer y Johan Jonker son dos personas en Sudáfrica que se preocuparon por la dificultad de muchos para llevar agua a su casa. Millones de personas en el mundo dedican buena parte del día a buscar agua en la fuente de la aldea y transportarla hasta su casa, tal vez un viaje de kilómetros con recipientes pesados que llevan en la cabeza. Estas dos personas habían crecido en granjitas de zonas rurales, habían visto este problema y querían hacer algo bueno. Comenzaron con la idea de convertir un barril de plástico de 100 litros en una carretilla, ya que el centro de gravedad, siendo más bajo, permitiría transportar más agua. Pero lo más costoso del proyecto era la rueda. En un chispazo de creatividad, ¡se dieron cuenta de que el mismo barril podría servir de rueda!
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¿El resultado? Ahora su hipopótamo rodante se utiliza en más de 20 países, y hay más de 50.000 de estos aparatos azules recorriendo los caminos polvorientos en pueblitos de lugares tan diferentes como África y Sudamérica. ¿Y los beneficios? Pensemos en la dimensión del problema. Según WaterAid, entidad de caridad que trabaja para mejorar el acceso al agua y mejorar la higiene y la sanidad, una persona de cada nueve en el mundo carece de acceso al agua cerca de su casa. Esto es más de 800 millones de personas, considerando la población actual del mundo. Cuando vemos el tiempo y la energía que emplean caminando kilómetros cada día en busca de agua para beber, sembrar y para fines higiénicos; el alcance del reto parece más claro. Al mismo tiempo, fue emocionante la idea de encontrar una solución que ayudara a resolver el reto.
También hay otros métodos novedosos de recoger, transportar y utilizar el agua que son igualmente prometedores. En una zona andina de Chile, los habitantes han instalado atrapaneblinas o mallas para captar el agua de la niebla. Así alivian las condiciones de aridez en la zona con los millones de litros de agua que recogen cada año. Otros inventores creativos han ideado el llamado LifeStraw, un sencillo filtro que se puede llevar en la mano para filtrar el agua y convertirla en agua potable.
Las necesidades de la gente que sufre son de muchas clases. Por ejemplo, Jessica Mateos tuvo la experiencia de vivir sin corriente eléctrica cuando visitó a su familia en Nigeria. Cuando un profesor universitario retó a sus estudiantes a atacar algún problema serio en los países en vías de desarrollo, ¡ella se inventó una pelota de fútbol que produce electricidad! Pesa solo una onza más que una pelota corriente, pero lleva adentro un péndulo que capta la energía cinética que se genera al patear el balón. Esto acciona un motor, que a su vez carga una batería. ¡Una hora de fútbol genera suficiente energía para alimentar una lámpara LED durante tres horas!
Jessica no se detuvo allí. También se inventó una cuerda de saltar que produce cuatro veces la energía de su pelota de fútbol, aprovechando la energía cinética de la cuerda al girar.
El punto es este: Si tú sueñas con ayudar a otros, sea mediante un servicio o un invento novedoso, ¡hay muchas maneras de producir buenas noticias. No todos vamos a inventar una nueva tecnología, pero en un mundo de oscuridad, descontento y penas; extender una mano de ayuda es el reflejo de la mente de Dios. La mentalidad compasiva de Cristo lo motivó a sanar a los enfermos y reanimar a los pobres.
Otra posibilidad aún más emocionante es esta: En el futuro estaremos dedicados a producir buenas noticias. La mejor noticia que podemos dar hoy es que Jesucristo va a regresar a un mundo plagado de guerras y pobreza. Va a establecer su Reino en la Tierra. Y cuando llegue ese momento, cada día traerá mejores noticias. El profeta Isaías escribió por inspiración que en esos días “la Tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Ese conocimiento incluirá saber cómo funciona cada aspecto de nuestro medio ambiente. Mostraremos cómo convertir al mundo en un huerto de Edén, con agua abundante, sanidad y la energía apropiada para construir una civilización productiva. Entonces podremos dar soluciones novedosas a los retos de la vida. Producir buenas noticias será parte integral de nuestro modo de vida. [MM]