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Una de las grandes tragedias de nuestra era es el aumento en casos de la enfermedad de Alzheimer, una condición malévola que roba a las personas, generalmente a los ancianos, su memoria y personalidad, a medida que se deslizan hacia la oscuridad mental. Muchos han experimentado esto, y muchas familias se han enfrentado a las horribles consecuencias de la pérdida de memoria y la discapacidad que sufren sus seres queridos.
Mientras contemplaba estas cosas, me impresionó la importancia de recordar, algo que la mayoría de nosotros damos por sentado. Sin embargo, incluso para las personas sanas, la falta de memoria puede tener resultados catastróficos. Encuentro bastante interesante que la Biblia, un libro que la mayoría de las personas en las sociedades occidentales poseen pero que rara vez leen, enseña mucho sobre la importancia de recordar.
Salomón, el rey más sabio de Israel, escribió un hermoso pasaje sobre el envejecimiento en el libro de Eclesiastés: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos” (Eclesiastés 12:1). Y esos días difíciles vienen; pregúntele a cualquier persona avanzada en años que esté experimentando una salud en declive y las enfermedades propias de la edad. El resto del capítulo describe el proceso de envejecimiento en un lenguaje vívido y colorido.
Hay muchos otros preceptos para "recordar". Por ejemplo, como parte de las reglas básicas de la vida, conocidas como los Diez Mandamientos, el Eterno Dios dijo:
“Acuérdate del día de sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para El Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna … Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:8–11).
Y, sin embargo, la mayoría de las personas se han olvidado y no siguen esta clara instrucción de observar el día de reposo que Dios santificó.
Dios dio grandes promesas a aquellos que recuerdan sus instrucciones, asegurándoles beneficios tanto físicos como espirituales. Por ejemplo, “Acuérdate del Eterno tu Dios, porque Él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día” (Deuteronomio 8:18). Los caminos de Dios, practicados consistentemente, traerán prosperidad con el tiempo.
A lo largo de los siglos, Dios usó a sus siervos para dar repetidamente la importante advertencia de recordar, pero en su mayor parte, ha sido ignorada. Los resultados desgarradores son fáciles de ver en todas partes del mundo, en casi todos los aspectos de la vida.
No obstante, algunos han sido diligentes en recordar los caminos de Dios, y sus buenos ejemplos también están registrados.
Por ejemplo, Nehemías, quien jugó un papel decisivo en la restauración del templo en circunstancias muy difíciles, clamó a Dios para que lo recordara, diciendo: “Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio” (Nehemías 13:14). Entonces vemos que no está mal pedirle a nuestro Padre Celestial que se acuerde de nosotros, y podemos estar seguros de que nunca nos dejará ni nos desamparará (Hebreos 13:5).
También hay un ejemplo que debe ser muy alentador para todos nosotros, como seres humanos pecadores. El escenario de esta escena fue la colina del Gólgota, a las afueras de Jerusalén, donde una vez tres hombres fueron ejecutados con el brutal método de crucifixión que usaban los romanos. Uno de estos hombres fue Jesús, el Cristo, que fue crucificado entre dos criminales. Uno de esos hombres condenados se dio cuenta de su condición espiritual, clamando: "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo hoy, que estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:32–43). Si a este criminal arrepentido se le puede prometer el Paraíso algún día, con el regreso de nuestro Señor, entonces a nosotros también.
Para ayudarle a recordar lo que es verdaderamente importante, le ofrecemos material de estudio gratuito, que le guiarán en el camino de vida que se nos instruye a no olvidar. Asegúrese de comenzar con el folleto titulado Los Diez Mandamientos. Puede solicitar su copia gratuita o leerla en línea aquí mismo en El Mundo de Mañana.