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Para el tiempo en que nos convertimos en adultos, hemos hecho cosas de las que nos arrepentimos. Algunas de ellas pudieron haber ocurrido en la infancia, y ser motivo de vergüenza cuando se cuentan con humor en las reuniones familiares. Pero incluso, los arrepentimientos menores pueden hacernos sentir mentalmente incómodos cuando nos acordamos de ellos. ¿Cuál es el propósito de del sentimiento de arrepentimiento?
A menudo lamentamos cosas que dijimos o hicimos porque lastimaron a alguien, lo avergonzaron, lo humillaron, le dañaron la reputación, o porque conllevaron a un castigo. Algunas de nuestras acciones impactan profundamente la vida de otros, así como la nuestra, y tienen consecuencias duraderas.
Podemos arrepentirnos de no haber hecho o de no haber dicho algo que podría haber ayudado a alguien a evitar las consecuencias negativas que ahora sufre. O bien, podemos arrepentirnos de no haber dado el paso proverbial llamado "paso de fe" para intentar lograr alcanzar una aspiración que se ha esperado por un largo tiempo. Nos preguntamos qué podríamos haber logrado, y si la vida hubiese sido mejor.
Muchas veces, nuestros pensamientos y sentimientos de arrepentimiento llegan en los momentos de acontecimientos importantes en nuestras vidas, como la graduación de la escuela secundaria o la universidad, mudarnos a una nueva ciudad por un nuevo trabajo, vender una casa, dejar un empleo, jubilarse o asistir al funeral de alguien querido para nosotros. Si tan solo hubiéramos estudiado más intensamente, o hubiéramos elegido una carrera diferente, o hubiéramos dejado nuestro empleo para tomar un nuevo trabajo, o hubiera ahorrado más para la jubilación, o hubiera pasado más tiempo con un ser querido mientras estaba con vida, etc.
Nuestra mente busca soluciones para nuestros arrepentimientos. Si solo pudiéramos retroceder en el tiempo y borrar las palabras ásperas que dijimos con enojo, o deshacer algo que hicimos. Si solo pudiéramos advertirnos a nosotros mismos en el pasado a pensar más en lo que vamos a decir o hacer, o tal vez para evitar decisiones apresuradas, etc. Pero no podemos, y el arrepentimiento es un sentimiento doloroso que puede perseguirnos por muchos años o por toda la vida.
Buscando en la internet, encontramos listas de cosas por las que comúnmente nos arrepentimos. Muchos se arrepienten de sus decisiones con respecto a su carrera profesional y educativa, y su falla en convertirse en ese "yo ideal". Uno de los arrepentimientos más comunes es no haber alcanzado nuestro sueño de toda la vida. Podemos arrepentirnos de haber sido desviados por las circunstancias cotidianas y el ajetreo de la vida. Es posible que hayamos trabajado para cubrir las necesidades básicas de la vida, mientras que dejamos de lado nuestras esperanzas y sueños. Y antes de darnos cuenta, pasaron años y décadas, y tal vez ya sea demasiado tarde para perseguir esos sueños. Las cosas podrían haber sido diferentes, y mucho mejor, si solo ... si solo ... si solo…
Entonces, ¿por qué el Dios Todopoderoso creó en nosotros la capacidad de arrepentirnos? En el Nuevo Testamento, la palabra griega traducida como "arrepentimiento" es μεταμέλλομαι (metamellomai), que significa "preocupación posterior, es decir, arrepentirse" (G3338, Léxico griego de Strong). Esta palabra se usa en la parábola de los Dos Hijos, que Cristo relató a los principales sacerdotes y ancianos en Jerusalén (Mateo 21:28–32). La historia es de un hombre que les pidió a sus dos hijos que trabajaran en su viña. El primer hijo se negó al principio, "pero después arrepentido fue" (v. 29). El segundo hijo dijo que iría, pero no lo hizo. Jesús usó la parábola para mostrar que los recaudadores de impuestos y las rameras que creyeron y actuaron con el mensaje de su evangelio entrarán en el Reino de Dios antes que los sacerdotes y ancianos que no se “arrepintieron”, y que no creyeron ni actuaron ante su mensaje.
El propósito del arrepentimiento es llevarnos al cambio. Algunos solo piensan en el arrepentimiento como un sentimiento de dolor, pero arrepentirse realmente significa cambiar, revertir el rumbo e ir en la dirección correcta. Si su preocupación lo lleva a desear cambiar, no se arrepentirá de ver nuestro programa titulado: "¿Está usted siendo llamado por Dios?" y de leer nuestro folleto: ¿Es necesario el bautismo?