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Crecer y madurar

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Como padres, deseamos que nuestros hijos crezcan y se conviertan en adultos sensatos, maduros y de buen carácter. Todo el mundo crece físicamente, pero no todo el mundo crece mental y emocionalmente, y la madurez espiritual es otra cuestión completamente distinta.

Se pueden encontrar numerosos artículos y estudios científicos sobre el crecimiento y el desarrollo humanos en diversas áreas relacionadas con la madurez, incluida la madurez física, mental y emocional, que son objeto de debate en diferentes ramas de la ciencia. La mayoría estaría de acuerdo en que llegar a la madurez es un proceso que lleva tiempo, y que alcanzar la madurez lleva más tiempo para algunos que para otros.

Existen algunos rangos de edad promedio en los que se alcanza la madurez en diversas áreas. Por ejemplo, un artículo titulado “Las cinco edades del cerebro: la edad adulta” en la revista New Scientist afirma que las capacidades del cerebro humano alcanzan su punto máximo alrededor de los 22 años de edad y duran unos cinco años. Las distintas capacidades aparecen y luego declinan a diferentes ritmos. Después de eso, la velocidad de procesamiento del cerebro se disminuye y la memoria de trabajo almacena menos información.

Una conclusión similar se comparte en un artículo de Psychology Today titulado “Lo que realmente significa ser maduro”, que dice: “La ciencia médica ha demostrado que la adolescencia continúa hasta los 20 años, cuando el lóbulo frontal se desarrolla por completo a los 26 años”. Eso parece familiar en mi propia experiencia y a las observaciones de muchos otros que ya han pasado esos años de desarrollo.

Cuando se trata de la madurez espiritual, la Biblia habla de la necesidad de que los cristianos “crezcan” y se conviertan en seguidores maduros de Cristo. Samuel es un ejemplo de un niño que se convirtió en un hombre espiritualmente maduro. De niño, se dedicó al servicio del tabernáculo: “Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres” (1 Samuel 2:26).

Jesús pasó por etapas de crecimiento humano que también experimentamos nosotros, pero sin pecado. Isaías profetizó acerca de Jesús: “Subirá cual renuevo delante de él” (Isaías 53:2), y Jeremías profetizó: “Haré brotar a David un Renuevo de justicia” (Jeremías 33:15). En Lucas 2:52 dice “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”.

Cristo en Efesio 4:11-15 dijo “a fin de perfeccionar a los santos… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños… sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Eso es la madurez espiritual: esforzarnos por llegar a ser como Jesucristo.

Esa madurez se puede definir como poseer muchos atributos, como los que se enumeran en el resto de Efesios 4, entre ellos no mentir ni robar (vs. 25, 28) y dejar de lado la amargura, la ira, el enojo y la maledicencia (v. 31). Otros atributos de la madurez espiritual son los del fruto del espíritu que se enumeran en Gálatas 5: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio (vs. 22-23). ​​

Jesús dijo claramente a sus discípulos: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). La palabra griega que aquí se traduce “perfecto” es teleios, y se refiere al estado de ser “completo… en diversas aplicaciones del trabajo, el crecimiento, el carácter mental y moral” (Strong’s Exhaustive Concordance, BibleHub.com).

Por supuesto, alcanzar este estado es un proceso que dura toda la vida y requiere que dediquemos tiempo regularmente a absorber la palabra de Dios y aplicarla en nuestras vidas. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

Para obtener más información sobre la necesidad del crecimiento espiritual, puede solicitar su copia gratuita del folleto: ¿Qué es un verdadero cristiano?, o leerlo aquí mismo en ElMundodeManana.or