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Hace algún tiempo, estaba viajando por la interestatal cuando sucedió algo muy sorprendente. Había nevado (que en realidad no es sorprendente, considerando el clima en el norte del estado de Nueva York durante el mes de enero, donde mi familia y yo vivíamos en ese momento). Sin embargo, lo que fue sorprendente fue la cascada de nieve, hielo y grava que aterrizó sobre nuestro parabrisas justo antes de que pasáramos por debajo de un puente.
Una máquina quitanieves, había estado viajando a lo largo de un paso elevado perpendicular a nosotros a paso ligero, empujando una gran cantidad de nieve. Por casualidad nuestros caminos se cruzaron, por así decirlo, ¡en el lugar y en el momento menos indicado!
Cuando me detuve a un lado de la carretera, pude ver que nuestro parabrisas había hecho su trabajo, protegiéndonos a mi esposa y a mí, pero una telaraña de grietas ahora cubría el vidrio de izquierda a derecha. Afortunadamente, por lo que pudimos ver, no se había producido ningún daño en el capó de la camioneta ni en ningún otro lugar, excepto por el espejo retrovisor lateral, que estaba totalmente destrozado.
Eso me lleva al punto de esta historia. Para ser un aparato tan pequeño en un automóvil, es posible que le sorprenda cuánto confía en su espejo retrovisor lateral. Al igual que en la vida, cuando conducimos, es mejor que estemos mirando hacia adelante la mayor parte del tiempo: mirando a lo lejos en el camino, luego más cerca, mientras buscamos peligros potenciales, dificultades y enfocándonos hacia donde vamos. Si giramos la cabeza hacia un lado u otro, tendemos a desviarnos en ese sentido, lo que, por supuesto, es peligroso cuando se conduce a 104 km por hora por la interestatal.
Si tratáramos de conducir nuestro automóvil usando los espejos retrovisores, mirando hacia atrás para orientarnos hacia dónde vamos, tendríamos dificultades para conducir.
Pero al mismo tiempo, nuestros espejos retrovisores, tanto el espejo principal frente a nosotros como los espejos laterales a cada lado del auto, tienen un propósito muy valioso. De hecho, mientras conducía temporalmente sin el espejo del lado del conductor, aprendí cuán crítico es el espejo retrovisor lateral. Sin ese espejo, tenía que girar la cabeza para ver lo que estaba pasando a mi lado. Sin el beneficio de ese espejo, moverse hacia el carril izquierdo mientras uno viaja por la carretera es algo muy peligroso.
La temporada de Fiestas Santas es un momento para que los cristianos ajusten su enfoque y sigan avanzando. Debemos mantener la mirada en el camino, buscando sobre todo el Reino de Dios. Si perdemos ese enfoque, podemos desanimarnos. Podemos perder el rumbo o desviarnos del camino. No podemos viajar por el camino de nuestra vida simplemente navegando con espejos que muestran de dónde venimos. Queremos avanzar. Pero al mismo tiempo, necesitamos hacer un balance de vez en cuando, como lo hacemos en el tiempo de la Pascua. Necesitamos examinarnos a nosotros mismos, como leemos en 1 Corintios. Cuando nos examinamos a nosotros mismos, pensamos en nuestra vida, lo que nos rodea, los posibles puntos ciegos de los que debemos ser conscientes y los viejos hábitos que pueden estar apareciendo por detrás. Pensamos en las lecciones que hemos aprendido del camino que hemos dejado atrás de nosotros y las aplicamos a nuestra vida, avanzando. De alguna manera, la vida es como una carretera. Y hay una razón para el espejo retrovisor.
Para ayudarlo a enfocar sus esfuerzos más firmemente en Cristo y Su camino, lea nuestros artículos, "¿Es posible cambiar la vida?" y "¿Tenemos que obedecer a Dios para ser salvos?" ¡Nunca es demasiado tarde para aprender!