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El conocido dicho: “el que madruga Dios le ayuda” suele ir seguido de otro dicho trillado: “el segundo ratón se lleva el queso”. Aunque nos reímos de estas imágenes mentales, contienen una pizca de verdad que se aplica a todo.
En términos físicos, sabemos que la prontitud y la diligencia dan sus frutos a quienes las practica, en forma de mayor productividad y oportunidades que las personas menos diligentes o perezosas dejan pasar. También sabemos, aunque el “segundo ratón” no lo entienda, que el momento oportuno es muy importante. Evitar riesgos innecesarios nos permite disfrutar del queso después de que el peligro haya pasado, en lugar de estar en la posición del primer ratón, que activó la trampa.
¿Qué lecciones podemos aprender de los ratones? Puede que no busquemos el bocado de queso, pero el principio es el mismo: evitar los peligros obvios de la vida y no correr riesgos innecesarios que puedan traer consecuencias nefastas. Además, estar siempre atentos a las oportunidades que otros pueden pasar por alto. El autor del libro de los Proverbios, en su Biblia, abordó estos temas extensamente para nuestra atención. Por ejemplo, “El avisado ve el mal y se esconde; más los simples pasan y reciben el daño” (Proverbios 22:3). La sabiduría de este libro es muy clara. Además, leemos: “El que guarda el mandamiento guarda su alma; más el que menosprecia sus caminos morirá” (Proverbios 19:16).
Siempre debemos prestar atención a no tomar malas decisiones para que no enfrentemos consecuencias nefastas por acciones apresuradas que no consideramos con suficiente cuidado. Un momento de descuido puede causar una vida de dolor. La importancia de mantener los ojos abiertos, es decir, estar conscientes de lo que está sucediendo, es un tema familiar en toda la Biblia. Considere: “Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos” (Proverbios 4:25-26). Los entrenadores de cualquier deporte les dicen constantemente a sus jugadores: “Mantén la cabeza en el juego”. Esta amonestación, que se repite a menudo en las Escrituras y nos llama a tener una mentalidad de conciencia aguda, es ciertamente importante también en el “juego de la vida”.
El antiguo rey Salomón también escribió un famoso y elocuente pasaje sobre el tiempo, que revela la importancia de permanecer en armonía no solo con las estaciones del año, sino también con las estaciones de nuestra vida. Comienza diciendo: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del Cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). En este pasaje, Salomón continúa dando ejemplos de cuestiones de la vida real que se ven afectadas por el tiempo: “tiempo de llorar, y tiempo de reír… tiempo de guardar, y tiempo de desechar…tiempo de callar, y tiempo de hablar” (versículos 4, 6–7).
Podemos ver que Salomón, al dar este consejo eterno, tenía una comprensión profunda de la importancia del tiempo y del momento oportuno. Nuestro Creador nos ha asignado un período de tiempo para adquirir experiencia y desarrollar en nuestras vidas Su carácter santo y justo, a fin de prepararnos para la fase eterna de Su gran plan, tal como lo revelan los Días Santos anuales que celebramos cada año.
Satanás está ocupado colocando “trampas para ratones” para atrapar a una población desprevenida mientras intenta frustrar el plan de Dios. ¿Qué hará usted para evitar esas trampas? ¿Será usted atrapado? ¿O estará alerta y será diligente, para que usted, como el “segundo ratón”, obtenga la recompensa que un Dios amoroso ofrece a todos aquellos seres humanos que lo acepten y lo obedezcan?
Para aprender más sobre cómo puede ser “madrugador” y el “segundo ratón”, lea nuestros folletos gratuitos, Las fiestas santas: El plan maestro de Dios y ¿Qué es un verdadero cristiano? Estos le ayudarán a entender lo que Dios está haciendo en su vida y lo que puede hacer para asegurar la recompensa eterna que Él quiere que tenga.