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Las personas generosas hacen cosas por los demás sin esperar nada a cambio, como todos deberíamos hacerlo. Pero, cuando consideramos la existencia humana, ciertamente no es descabellado preguntar “¿Qué gano yo con esto?” ¿Valen la pena los riesgos y las recompensas? Vivir bien requiere un tremendo compromiso de nuestro tiempo y energía. ¿Vale la pena el costo y la recompensa de nuestro compromiso de tiempo y energía?
Básicamente, el apóstol Pedro le hizo esta pregunta a Jesucristo en Mateo 19:27–29, “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?” ¿Estuvo mal que le preguntaran eso a su Señor?
Ser un seguidor de Cristo es un gran compromiso, a pesar de algunas predicaciones modernas que dicen lo contrario, donde dicen "simplemente haga la oración del pecador y será salvo" o "entréguele su corazón al Señor”. Un verdadero cristiano no hace solo una oración o solo una acción. Lejos de eso, el verdadero cristianismo es un compromiso de por vida de seguir las enseñanzas de Jesucristo, aprender estudiando su palabra, obedecer los mandamientos de Dios y vivir su camino de vida diariamente. Requiere arrepentimiento del pecado, así como dejar de seguir el estilo de vida de aquellos que no se esfuerzan por vivir como Jesús ordena.
Jesús respondió a la pregunta de Pedro, diciéndoles a sus discípulos que cuando Él regresara con poder y gloria para reinar sobre el mundo, sus discípulos también se sentarían en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Mateo 19:28). También dijo que si tuvieran que dejar familia y tierras por causa de Jesús, recibirían cien veces más y heredarían la vida eterna (v. 29). En Lucas 18:29-30 nos dice “De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. Esa es una gran recompensa en respuesta a la pregunta: “¿Qué gano yo con esto?”
Hay otras cosas que un verdadero cristiano debe hacer. Los cristianos deben orar y ayunar. Jesús dijo que hay recompensa por hacer estas cosas, si se hacen de la manera correcta (Mateo 6:5–8, 16–18). Las obras de caridad también son recompensadas si se hacen de la manera correcta (v. 1–4).
Jesús enseñó lo que se conoce como las Bienaventuranzas, algunas de las cuales parecen difíciles, pero todas revelan la verdadera actitud que deben tener los cristianos. Por ejemplo, Jesús dijo que sus discípulos son bienaventurados cuando son aborrecidos, excluidos y vituperados, y que tienen grandes recompensas reservadas en el Cielo que Cristo les dará a su regreso (Lucas 6:22-23). Jesús procede a explicar la importancia de amar incluso a aquellos que nos odian y nos maldicen, y promete que hacerlo traerá una gran recompensa (v. 27-35).
Hebreos 11 se conoce como “el capítulo de la fe”, pero observe lo que dice sobre las recompensas: “De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad” (v. 6 Versión NTV). Muchos de los patriarcas son mencionados como ejemplos de fidelidad (Hebreos 12:1). Se menciona a Moisés, de quien se dice que “rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón”, “teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios” (Hebreos 11:24-27).
Cuando Jesús regrese en poder y gloria, “entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27). Los verdaderos cristianos recibirán una gran recompensa.
Para obtener más información sobre este apasionante tema, lea ¿Qué es un verdadero cristiano? Dos folletos relacionados son ¿Conoce usted el verdadero evangelio? y El falso cristianismo, un engaño satánico. Todos estos folletos están disponibles de forma gratuita, aquí mismo en El Mundo de Mañana.