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La idea de que la sociedad moderna está influenciada por la idolatría parece ridícula. Indiscutiblemente, la mayoría de las personas educadas han dejado los comportamientos que incluyen el paganismo. ¿Acaso el progreso científico ha liberado a las personas de la superstición?
Usted podría pensar: “Este es un tema seguro para mí. ¡Ciertamente no estoy influenciado por la idolatría!" No esté muy seguro. La Biblia establece de forma obvia que la idolatría ha estado y está muy presente en la sociedad.
Los primeros cristianos ciertamente fueron advertidos a no bajar la guardia. El apóstol Pablo instruyó a la iglesia en la cosmopolita ciudad de Corinto lo siguiente: "Por tanto, amados míos, huid de la idolatría" (1 Corintios 10:14). El apóstol Juan escribió: "Hijitos, guardaos de los ídolos" (1 Juan 5:21). El Libro de Apocalipsis muestra que algunas de las iglesias tenían problemas con los ídolos, y como veremos, esos ídolos todavía están presentes en nuestra sociedad hoy.
Un ser malvado promueve creencias falsas con el propósito específico de interponerse entre el Dios Creador y la humanidad. Este ser, una vez llamado Lucifer, es un ángel caído con un orgullo desmedido. Ha intentado frustrar el propósito de Dios para la humanidad desde el principio (Génesis 3:1–4; Apocalipsis 20:1–3), y fue arrojado a la Tierra con el nombre de Satanás (“el adversario”) por sus propios pecados (Lucas 10:18).
Antiguamente, Satanás tuvo mucho éxito al influir en individuos y naciones enteras para que abandonaran las instrucciones de Dios y adoptaran prácticas abominables, lo que resultó en catástrofe y esclavitud y todavía está haciendo lo mismo (1 Pedro 5:8; Apocalipsis 12:9). Las tácticas de Satanás han funcionado muy bien. Él continúa engañando, aunque con diferentes nombres y presentaciones. Él es sutil y aparenta no ser malvado. Pablo lo expresó de esta manera: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11: 14–15).
Al darnos cuenta de esto, deberíamos estar en guardia para reconocer las ideas satánicas que aún dominan nuestra vida cotidiana, como las celebraciones paganas enmascaradas como fiestas cristianas, la reverencia a los iconos y reliquias religiosas, y otras prácticas falsas. Pero la influencia dominante de la idolatría es aún más profunda y toma la forma más frecuente de idolatría practicada antiguamente: la adoración a Baal, el dios de la vida y la fertilidad. ¿Será posible que los principios del culto a Baal hayan sobrevivido y se practiquen hoy con diferentes nombres? Para encontrar la respuesta, veamos los tres aspectos principales de la adoración a Baal:
La adoración a Baal también consistía de una desviación sexual desenfrenada, incluyendo prostitución masculina y femenina como parte integral de su práctica religiosa. Este culto a la fertilidad satisfizo el deseo de lujuria de sus participantes y por ello fue muy popular. Su énfasis en la actividad sexual inmoral resultó en inestabilidad emocional y la enfermedad física.
Tales prácticas promiscuas naturalmente resultaron en embarazos no deseados. Convenientemente, la adoración a Baal, también promovió el sacrificio de niños, y los bebés fueron sacrificados en rituales diseñados para adorar a los falsos "dioses".
Además de estas actividades abominables, estos pueblos antiguos adoraron la creación en vez de adorar al Creador. La Tierra, las estaciones, el Sol, la Luna, las constelaciones, todas fueron idolatradas y personificadas (Romanos 1:20–31).
"Bueno", usted puede pensar, "esa es una historia interesante, pero ¿qué tiene que ver con nosotros hoy?" y la respuesta es que las prácticas de adoración a Baal, aún prevalecen.
La abrumadora inmoralidad sexual impregna nuestra cultura. El matrimonio y la familia a menudo se dejan de lado, mientras que gran parte de la sociedad aprueba lo que la Biblia condena como fornicación. La homosexualidad y la confusión de género se han convertido en "derechos" civiles. La pornografía, la pedofilia y la trata de personas dominan las noticias. Las enfermedades de transmisión sexual son rampantes y aumentan tanto en frecuencia como en gravedad. Los antiguos adoradores de Baal se sentirían muy a gusto en el mundo actual.
El asesinato de bebés no nacidos también es ahora un "derecho" civil. Los embarazos no deseados resultan en abortos, incluso abortos tardíos, practicados por millones, creando una mancha horrible y vergonzosa en la conciencia de la humanidad. Podemos decir ¿"sacrificio de niños"?
La teoría darwiniana y la "evolución" dominan el pensamiento de una sociedad cada vez más secular e irreligiosa. Algunos seguidores incluso hablan del "poder" de la evolución, hasta el punto que tienen la fe de que la creación se creó a sí misma. Este rechazo del Dios verdadero, junto con sus leyes morales, entre tanto que alaban la evolución y le atribuyen un "poder" y capacidad casi milagrosos a las fuerzas naturales amorales e imparciales, fue uno de los elementos fundamentales de la adoración a Baal, el dios de la vida y la fertilidad.
¿Toma Dios nota de esta evidente idolatría? Muchas escrituras enfatizan que lo hace. El profeta Isaías escribió: “¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos?” (Isaías 57:4–5). Los capítulos 18 y 19 del libro de Levítico dan instrucciones detalladas sobre el uso apropiado del sexo, y prohíbe las prácticas generalizadas entre las sociedades paganas.
Usted no puede cambiar el mundo, pero personalmente puede hacer cambios significativos en su vida. Note la instrucción de Dios para nuestras vidas: "Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:4).