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¡Lo admito! Tengo el hábito de informarme sobre el clima. Sigo atentamente los informes meteorológicos y reviso el Canal del Clima con frecuencia para ver qué está sucediendo en diferentes partes del país y del mundo. Durante muchos años, estuve en un negocio que era directamente afectado por el clima. Como puede imaginar, no era una actividad casual para mí saber cuál sería el clima el día de mañana, y los viejos hábitos son difíciles de romper.
Ahora estamos en la temporada de huracanes en el hemisferio norte y, según lo programado, las tormentas, una tras otra, se alinean y comienzan a amenazar las zonas costeras. Los servicios meteorológicos y los gobiernos estatales y locales aconsejan precaución y piden a los ciudadanos que revisen sus planes y consideren sus rutas de evacuación para evitar que la tormenta que se acerca los azote con gran furia. Hemos visto la destrucción y el caos que una gran tormenta puede causar. Pero, mientras observamos estos desarrollos con mayor interés, la vida de la mayoría de las personas continúa sin interrupciones.
Mientras esta nación, y gran parte del mundo, lucha por superar las pruebas y las dificultades provocadas por las guerras, los problemas económicos y la pandemia, las lecciones y los principios aprendidos en la observación del clima a menudo se pasan por alto en otras áreas de la vida. Por ejemplo, cuando los meteorólogos observan ciertas condiciones y patrones, como temperaturas, sistemas de alta y baja presión, velocidades del viento y movimientos de humedad, saben con certeza que se está desarrollando una tormenta y cuáles pueden ser los resultados.
Sin embargo, los patrones económicos obvios y las acciones del gobierno y del sector privado, que han demostrado que son precursores del colapso económico y las dificultades, a menudo se ignoran. Las lecciones de una generación a menudo son ignoradas por la siguiente. Los patrones perniciosos de comportamiento por parte de individuos y entidades gubernamentales se repiten continuamente sin pensar en las consecuencias. Los beneficios de la autodisciplina y la frugalidad que definen a las grandes naciones se abandonan en la carrera hedonista de la autocomplacencia y la gratificación instantánea a toda costa. Se avecinan posibles crisis de salud, mientras que la concientización y la preparación del público a menudo quedan muy atrás de la ocurrencia del brote epidémico.
Ese es el tiempo en el que vivimos hoy.
Hay un principio que aborda esta situación y se encuentra en la Biblia. El apóstol Pablo escribió sobre esto en su carta a la Iglesia en Galacia: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6: 7). Anteriormente, el autor del libro de Proverbios escribió: "El que sembrare iniquidad, iniquidad segará." (Proverbios 22: 8). Es evidente que nuestras acciones, individual y colectivamente, determinan la calidad de nuestra vida, tanto económica como en muchos otros aspectos.
Es interesante notar que un escritor de la Biblia en hebreo usó una analogía del clima para demostrar un concepto inspirado por Dios. El profeta Oseas escribió sobre el antiguo Israel más de 700 años antes de Cristo: "Porque sembraron viento, y torbellino segarán" (Oseas 8:7). Por lo tanto, hoy continuamos participando en actividades que traerán destrucción con tanta seguridad como lo hacen los torbellinos y los huracanes.
Oseas también escribió acerca de un camino diferente que traería resultados diferentes: "Siembren para ustedes justicia y sieguen lealtad. Abran surcos porque es tiempo de buscar al SEÑOR, hasta que venga y haga llover justicia para ustedes" (Oseas 10:12 Versión Reina Valera 2015).
Cualquiera que sean las circunstancias en nuestra vida actual, son el resultado de semillas sembradas anteriormente. Si alguien quiere tener una "cosecha" diferente en el futuro, entonces debe sembrar semillas diferentes ahora. No tenemos que "sembrar viento" con consecuencias desastrosas. Podemos y debemos sembrar las semillas de justicia poniendo en práctica el Camino de vida que se encuentra en la Biblia. Al hacer esto, no cosecharemos el torbellino con consecuencias desastrosas, sino las bendiciones que deseamos, en esta vida y en la venidera.
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