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Cuando compramos algo nuevo como un teléfono celular, una podadora o un automóvil, siempre hay un manual de instrucciones que viene con el artículo. No todos hacen el esfuerzo de leer este manual. Después de todo, nos quitaría un tiempo precioso que podríamos invertir experimentando y jugando con el artículo recién comprado.
Tenemos nuestras razones para no leer el manual de instrucciones. Es posible que creamos que ya sabemos todo lo que necesitamos saber sobre nuestra compra; a veces, el manual de nuestro nuevo artículo contiene instrucciones difíciles de seguir, mal redactadas o incluso escritas en otro idioma. Cualquiera que sea la razón por la que la gente decide no leer el manual de instrucciones, la razón no es que el fabricante no quiere que nos divirtamos con el producto, pues sería francamente tonto y contraproducente que el fabricante escribiera un manual para que no pudiéramos disfrutar su producto.
Sin embargo, hay algunas razones que pueden convencernos a leer las instrucciones. Es posible que hayamos tenido un contratiempo en el pasado o un mal funcionamiento que pudo haberse evitado fácilmente si hubiéramos leído las instrucciones. Quizás leamos el manual porque el artículo que hemos comprado es tan caro o tan técnico que simplemente no queremos arriesgarnos; o también podemos leer el manual porque somos lo suficientemente sabios para saber que tomarse el tiempo para leer las instrucciones le ahorrará angustia, tiempo y dinero.
La mayoría de los manuales de instrucciones brindan información y sugerencias para solucionar los que se puedan presentar; también proporciona información necesaria para la seguridad personal y para alargar la vida del producto. Ya sea que leamos las instrucciones o no, el manual está escrito para nuestro beneficio, para que podamos obtener el máximo provecho del producto que compramos.
¿Y en esta vida? ¿Cuántas veces nos hemos enfrentado a una situación en la que deseamos tener a nuestra disposición un manual de instrucciones explícitas y basadas en experiencia y conocimiento? Más que eso, un manual que incluyera una línea directa de servicio al cliente, con una persona real en el otro extremo para que nos guíe en circunstancias difíciles.
La verdad es que no se supone que viviéramos la vida simplemente sin dirección ni propósito. No, nuestro Creador, el gran Dios del Cielo y de la Tierra, nos dejó un manual de instrucciones, su Palabra inspirada, la Santa Biblia. La Biblia nos enseña nuestro propósito para vivir. Contiene consejos infalibles en temas financieros, matrimoniales, de salud y comerciales. Lo mejor de todo es que las instrucciones dadas en las Escrituras están absolutamente garantizadas. Incluso hay una línea directa de servicio al cliente de 24 horas (la oración) si necesitamos ayuda inmediata.
No deberíamos ser como algunas personas que piensan que la Biblia está llena de reglas que le quitan la diversión de la vida. Más bien contiene el deseo de Dios de que todos disfrutemos de una vida útil, en la que podamos prosperar. Piénselo, ¿qué manual de instrucciones se ha escrito alguna vez para evitar que el consumidor disfrute al máximo de su compra?
Si está cansado de experimentar y jugar para descubrir cómo se supone que funciona la vida, es hora de que lea y estudie el manual de instrucciones. Si llegó al punto en que está listo para aprender cómo funciona la vida entonces comience a leer la Santa Biblia. Tenemos un curso de estudio bíblico de 24 lecciones a su disposición. Este curso lo guiará a través de la palabra de Dios usando un formato muy práctico y comprensible. Inscríbase hoy, ya sea en línea o en forma impresa, para recibir el Curso bíblico gratuito de El Mundo de Mañana. Este curso no le costará nada, pero la recompensa a su esfuerzo le traerá un beneficio que perdurará toda su vida.