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Las noticias en la televisión y el Internet están llenas de imágenes de manifestantes con carteles "odio" y cantando un mantra de "¡no odie!" ¿Es malo no estar de acuerdo con las creencias y la forma en que algunas personas viven y actúan, e incluso odiar cosas que están incorrectas?
La palabra "enemigo" parece que ha sido popularizada por la generación milenio en la música y las redes sociales. Este término de la cultura popular se utiliza para etiquetar a cualquier persona que no comparte ni acepta los valores de aquellos que afirman ser víctimas del odio y que intentan ganar la simpatía y aceptación de sus valores y estilo de vida. Es una táctica popular para degradar a los que tienen valores tradicionales y para no permitir un punto de vista discrepante.
La frase "los enemigos van a odiar" es la respuesta desdeñosa para los que no aceptan su causa. Con orgullo se consagran ellos mismos como las víctimas heridas, pero desafiantes que están de pie valientemente contra sus “agresores", que se atreven a cuestionar su agenda social. Las manifestaciones son organizadas para callar cualquier discusión o crítica, a menudo conduciendo a estallidos emocionales y enfrentamientos físicos.
¿Sabía que la palabra "enemigo" está en la Biblia? El término se refiere a aquellos que rechazan a Dios y sus instrucciones. En consecuencia, Dios los entrega a la inmundicia y a su lascivia, a pasiones vergonzosas y mentes reprobadas. Ellos son enemigos de Dios, llenos de inmoralidad sexual, orgullo, maldad y conductas y actitudes violentas (Romanos 1).
Sí, odian al Dios Todopoderoso que les dio la vida, el aire que respiran, el agua que beben y los alimentos que consumen.
El Salmo 81 describe los israelitas que rechazaron a Dios como "enemigos del Eterno", que sólo pretendían practicar sumisión a él. Como resultado, Dios los entregó a la dureza de su corazón, a vivir de acuerdo con sus propios deseos egoístas y a sufrir las consecuencias.
Hubo enemigos de Jesucristo, porque Él testificó en contra de sus obras de maldad. La gente no le gusta escuchar las restricciones de Dios en su comportamiento, que algunas acciones son simplemente erróneas. Como un niño terco, ellos quiere todo a su manera.
El mundo también odia a los que se esfuerzan por cumplir con las normas que Dios estableció para la humanidad. Así como había enemigos de Jesucristo, hay enemigos de sus seguidores (Juan 15: 18-19). Jesús le dijo a sus seguidores que serían odiados de todos por causa de su nombre, e incluso serían entregados a tribulación, y a muerte (Mateo 10:22, 24: 9).
¡Dios dice que odia ciertas cosas! Odia "Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos" (Proverbios 6: 16-19). También odia a los que hacen iniquidad (infracción de la ley), los malvados, y los que aman la violencia, el divorcio, el soborno y "todo camino de mentira."
¿Puede un seguidor de Jesucristo odiar? Eclesiastés 3: 8 nos dice que hay un tiempo para odiar. Pero, ¿quién o qué puede ser odiado? Después de todo, Cristo enseñó a sus discípulos a amarse y amar a sus enemigos, ¿verdad? ¡Sí! La ley moral que Dios le dio a Moisés fue todo sobre el amor al prójimo, y contó con la declaración: "No aborrecerás a tu hermano en tu corazón" (Levítico 19:17). En su conocido "Sermón del Monte," Jesús enseñó: "Oisteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen , haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen ... "(Mateo 5: 43-44).
Los discípulos de Jesucristo deben odiar las cosas que Cristo aborrece: la maldad, el orgullo, la arrogancia y la boca perversa (Proverbios 8:13). El justo aborrece la mentira (Proverbios 13: 5). Tenemos que aprender a odiar el pecado!
Sea un enemigo de las cosas malas. Obedezca a Dios, guarde sus mandamientos, y ama a tu prójimo como a ti mismo.
Para más información sobre este tema, lea el editorial "¿Odia usted la maldad?" Y vea el programa, "Es la emoción suficiente?