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Todos nosotros tuvimos una madre que nos llevó y nos alimentó en su vientre hasta que nacimos. La mayoría de nosotros tuvo una madre que nos arrullaba, nos alimentaba, nos hacía eructar y nos bañaba. Ella vendó nuestra rodilla raspada, nos envió a la escuela con ropa limpia, y se aseguró de que hiciéramos nuestra tarea. Ella nos enseñó lo que era correcto y lo que era malo y otras muchas lecciones. Nuestras madres deben ser honradas.
El Día de la Madre se observa en todo el mundo. Muchos países la observaron el 14 de mayo de este año. Aunque varias naciones observan el día de una manera y con enfoques diferentes, el tema general de dar honor a nuestras madres es igual.
"Honrar" significa estimar, respetar, reverenciar o venerar. Podemos honrar a nuestras madres mostrándoles respeto, y haciéndoles saber, a través de nuestras palabras y hechos, que las amamos y que apreciamos el cuidado que nos dieron. Darle una tarjeta o un regalo en un día del año es sólo un pequeño ejemplo de las muchas maneras en que podemos dar honor. Hay 364 días más cada año en los que también debemos dar honor a nuestras madres en formas menos formales.
Muchas personas tienen una leve familiaridad con los Diez Mandamientos de Dios, uno de los cuales nos dice que honremos a nuestros padres. "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Eterno tu Dios te da" (Éxodo 20:12). Este mandamiento no tiene excepciones. Debemos honrar a nuestros padres.
Los niños pequeños deben honrar a sus madres con obediencia. Recogiendo su ropa sucia y poniéndola en el cesto es una pequeña pero importante señal de respeto. Terminar las labores de la casa asignadas es otra. "Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor" (Colosenses 3:20).
A medida que los niños crecen, pueden mostrar honor regresando a casa a tiempo, cuando dijeron que lo harían. Pueden escuchar sus consejos sobre la elección de los amigos adecuados, y evitar conductas que los pondrán en peligro.
Como adultos, podemos mostrar honor permaneciendo en contacto, llamando ocasionalmente, si no vivimos cerca, compartiendo lo que está sucediendo en nuestras vidas. Las madres aprecian mucho estos pequeños recuerdos y expresiones de gratitud.
Y cuando nuestras madres envejecen, tenemos la oportunidad de devolver el cuidado que nos dieron, asegurándonos de que sus necesidades están cubiertas y están recibiendo el cuidado adecuado. "Oye a tu padre, a aquel que te engendró y cuando tu madre envejeciere no la menosprecies" (Proverbios 23:22). Esto puede incluso puede ser apoyo financiero: "porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo." (1 Timoteo 5: 8).
Algunas religiones, dirigiendo la adoración hacia una "diosa madre", distorsionan la idea de honrar a nuestra madre. Incluso algunos que profesan denominaciones cristianas observan un "domingo maternal" (típicamente en el cuarto domingo de Cuaresma), dando especial énfasis a la madre de Jesús. Algunos no se dan cuenta de que el "domingo maternal" es una tradición con sus raíces en el antiguo festival romano "Hilaria" que honra a la "diosa madre" Cybele. Tales prácticas originadas por los paganos son distorsiones del simple y claro mandato bíblico de honrar a nuestra madre, y como cristianos debemos tener cuidado de no adoptar las ideas equivocadas de otros acerca de honrar a las madres y la maternidad, ni abstenerse de honrar a nuestras propias madres correctamente.
Aun, si una madre no ha logrado cumplir perfectamente su papel de la maternidad, Dios todavía nos pide que demostremos el honor apropiado respetando su papel dado por Dios. Considere que muchas madres tienen que llevar a cabo sus deberes maternos mientras que luchan con situaciones difíciles y circunstancias trágicas sobre las cuales tuvieron poco o ningún control. Otras pudieron haber tenido que lidiar a lo largo de la vida con las consecuencias de las decisiones equivocadas que tomaron como adolescentes o adultos jóvenes, antes de que alcanzaran la madurez. No se le pide al hijo de una madre imperfecta que niegue la realidad de una infancia difícil. Pero incluso si una madre no hizo el mejor trabajo, Dios nos dice que demostremos el respeto apropiado por el importante papel que le fue dado a ella.
La maternidad es vital para una sociedad sana. Para aprender más, lea los artículos: La maternidad en crisis y Fortalezca su matrimonio. Asegúrese también de revisar la última revista El Mundo de Mañana, en la que el Evangelista de El Mundo de Mañana Gerald Weston, escribe Basta decir “no”.