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¿Cuál es la responsabilidad más importante que tiene una madre al formar y cuidar a sus hijos en crecimiento? Ciertamente, los niños necesitan refugio, alimento, amor y estabilidad. Podemos pensar en muchas comodidades físicas que podrían ayudar a nuestros hijos a prosperar. Sin embargo, una madre cristiana necesita considerar el crecimiento espiritual de sus hijos al igual que su crecimiento físico.
Toda madre quiere lo mejor para sus hijos y quiere verlos triunfar. ¿Cuál es el camino al éxito? La palabra de Dios deja en claro que las grandes bendiciones provienen de seguir los caminos e instrucciones de Dios. Proverbios 3:1–2 advierte: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán".
Sí, es el trabajo de todas las madres enseñar a sus hijos la ley de Dios, que es la forma de vida que trae alegría y paz. Debemos enseñar a nuestros hijos a temer y a sentirse maravillados por las obras del amoroso y Todopoderoso Dios Creador. En Deuteronomio 4:10, Dios dijo: "El día que estuviste delante del Eterno tu Dios en Horeb, cuando el Eterno me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos". La madre que ha escuchado la palabra de Dios debe enseñársela a sus hijos. ¿Por qué? Porque el temor del Eterno es el principio de la sabiduría (Proverbios 9:10).
Entonces, ¿Cuantas veces al día una mamá necesita enseñar a sus hijos los mandamientos y hablarles sobre la forma de vida de Dios? La Biblia dice que debemos repetir las palabras de Dios a nuestros hijos y hablar de la ley de Dios estando en nuestras casas, y andando por el camino, al acostarnos y cuando nos levantemos (Deuteronomio 6:6–7). Para hacer esto, obviamente debemos pasar una cantidad considerable de tiempo con nuestros hijos. Al hacerlo, encontraremos muchas maneras de pensar en la palabra de Dios y formas de relacionarla con la vida cotidiana para ayudar a moldear a nuestros pequeños.
Todas las mañanas, las madres pueden leerles la Biblia a sus hijos, independientemente de su edad, y explicarla de acuerdo a su nivel de comprensión. Al hacer el estudio de la Biblia con sus hijos cada mañana, una madre puede ayudar no solo a sentar las bases para las actividades del día, sino también construir en ellos un hábito diario del estudio de la Biblia que sentará una base sólida para su crecimiento espiritual más adelante en la vida.
Siendo un buen ejemplo y haciendo lo correcto en nuestra vida personal, también es una parte poderosa de la maternidad. Proverbios 20:7 dice que, si caminamos en integridad, ¡nuestros hijos serán bendecidos! Una madre cristiana debe tener en cuenta que, si no les enseña a sus hijos verdaderos valores morales, alguien más intervendrá para enseñarles una falsa moralidad. Este mundo está lleno de actitudes erróneas y de inmoralidad que pueden influir y afectar a nuestros hijos si no hacemos nuestra parte como madres para ser una influencia importante en sus vidas.
Ninguna madre es perfecta, pero Dios espera que cada madre haga lo mejor que pueda, cumpliendo la instrucción de “dejar descendencia para Dios” como dice en Malaquías 2:15. Con su ayuda y enseñando a sus hijos lo que Dios le ha enseñado a usted, podrá cumplir con esta responsabilidad que Dios nos ha dado y podrá ayudar a sus hijos a aprender y a practicar las preciosas verdades que Dios nos ha dado tan generosamente.