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Nuestro mundo está repleto de estafadores, mentirosos y ladrones que buscan engañarnos. Pero la Biblia nos advierte acerca del embaucador más grande de todos: Satanás, el diablo. ¿Conoce usted sus tácticas? ¿Está preparado para evitar sus enredos, o podría caer víctima de sus engaños?
Todos conocemos historias de vendedores deshonestos que procuran defraudar a personas de edad avanzada quitándoles sus ahorros de toda la vida. Sabemos de hombres de negocios corruptos que adulteran la contabilidad para estafar a los inversionistas y evadir impuestos. Quizá usted haya sido víctima de ladrones que se entraron en su casa y le robaron lo suyo.
¿Pero sabía que hay un ladrón empeñado en quitarle a usted lo más valioso que usted puede poseer:
la vida eterna y su futuro como hijo de Dios?
Este ladrón aplica prácticas engañosas, desde la vanidad y el egoísmo hasta el orgullo y el ocultismo. Es su empeño alejar a las personas de la verdad y del camino de vida que les traería verdadera felicidad, tal como Dios dispuso.
La Biblia nos advierte de una gran guerra espiritual que se librará en el futuro, un futuro muy cercano. Muchos lectores de este artículo estarán vivos en aquel período traumático. Pero tomemos nota de estas sorprendentes palabras: "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él" (Apocalipsis 12:9).
Lea esto atentamente. Satanás, el diablo, ¡engaña a todo el mundo! Esto significa todos los pueblos. Significa usted y yo. Yo he sido engañado. Usted ha sido engañado. Pero gracias a Dios, Él nos llama a salir del engaño del mundo ¡mediante el verdadero Jesucristo de la Biblia!
¿Cree usted que por ser persona piadosa no puede caer en el engaño?
Jesús reveló que una de las formas de engaño más sutiles se encuentra precisamente en la práctica de la religión.. Además, la Biblia revela quién está detrás del engaño religioso.
¿Sabe usted quién?
El apóstol Pablo advirtió a los corintios contra los falsos ministros: "Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras" (2 Corintios 11:13–15).
Sí, Satanás tiene muchas estrategias, tretas y maquinaciones para enredarnos. Algunos, sin saberlo, lo adoran como un "ángel de luz" mientras que otros acuden a él en sesiones espiritistas, en el tarot y en la astrología. Millones juegan con el ocultismo y buscan respuestas en los adivinos y místicos. Estas prácticas oscuras son engañosas y aun la mayoría de quienes profesan el cristianismo reconocen su influencia satánica descarada. Sin embargo, Satanás también cuenta con maquinaciones más sutiles.
El apóstol Pablo, instando a perdonar a un pecador arrepentido, dice: "para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones" (2 Corintios 2:11).
¿Cómo puede distinguir usted entre la verdad y el error?
Jesús oró así por sus discípulos: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (Juan 17:17). Sí, la palabra de Dios, la Biblia, ¡es la verdad! Sin embargo, Satanás puede embaucar incluso a las personas religiosas. No es raro que se presente como un ángel de luz. Se vale de ministros falsos que parecen genuinos pero que en realidad son timadores fraudulentos.
Como cristianos, debemos ser concientes de las tretas de Satanás. En este artículo, describiremos brevemente siete de sus engaños más graves, que él emplea para destruir a la gente y alejarla de Dios.
¿Dónde encontramos las doctrinas o enseñanzas de Dios?
Jesús dijo: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). La verdad se revela en la Biblia, pero tenemos que practicar la verdad. En el versículo anterior, Jesús dijo: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos" (v. 31).
Es triste constatar que la mayoría de las personas se niegan a practicar la verdad. El apóstol Pablo profetizó que algunas personas "religiosas" se buscarían maestros que les predicaran lo que ellas deseaban oír y no la verdad de la Biblia. Al joven evangelista Timoteo, lo exhortó en estos términos: "Te encarezco… que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Timoteo 4:1–4).
¿Está usted dispuesto a dejarse guiar y corregir por la Biblia?¿O se dejará desviar hacia las fábulas?
Uno de los grandes errores del cristianismo tradicional ha sido la práctica, por parte de algunos, de tradiciones paganas. Para más sobre este tema de vital importancia, lea el artículo de Douglas S. Winnail titulado "El renacimiento del paganismo" en la página xx de esta revista.
Pocos saben que los conejos y los huevos con que se celebra la Pascua Florida son símbolos paganos de fecundidad. El árbol decorado de la Navidad, la costumbre de intercambiar regalos en esa época, y la decoración con muérdagos, son tradiciones paganas. El 25 de diciembre se celebraba desde la antigüedad como día del nacimiento de Mitras, el dios sol; y no fue la fecha en que nació Jesús.
¿Deben los cristianos observar el Día de San Valentín (o el Día de los Enamorados)?
En el año 496 después de Cristo, el papa Gelasio I estableció la fiesta de San Valentín el 14 de febrero. Anteriormente, desde los tiempos de Roma antigua, los novios guardaban la Lupercalia, o sea la fiesta de Luperco, dios de la fecundidad, el día 15 de febrero. También en Grecia antigua, el período a mediados de febrero se asociaba con el amor y la fecundidad. El mes griego llamado Gamelión, que terminaba a mediados de febrero, se asociaba con el matrimonio de los dioses Zeus y Hera.
El historiador Will Durant hizo este análisis: "El cristianismo no destruyó al paganismo sino que lo adoptó. La mente griega, moribunda, siguió viviendo transmigrada en la teología y liturgia de la iglesia; el idioma griego, habiendo reinado durante siglos sobre la filosofía, se convirtió en el vehículo de la literatura y el ritual cristiano; los misterios griegos se transmitieron al impresionante misterio de la misa. Otras culturas paganas contribuyeron al resultado sincrético (de mezcla)… El cristianismo fue la última creación del antiguo mundo pagano" (La historia de la civilización).
¿Observa usted tradiciones paganas en el nombre del cristianismo?
Recuerde la advertencia de Jesús a los fariseos y escribas en cuanto a ciertas costumbres religiosas: "Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición" (Marcos 7:9).
El libro de Apocalipsis revela uno de los engaños más arraigados. El apóstol Juan, ante la visión de los famosos cuatro jinetes del Apocalipsis, escribió: "Miré, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer" (Apocalipsis 6:2). Tal como hemos señalado en artículos anteriores, Apocalipsis significa revelación y el verdadero Revelador es Jesucristo. Él revela el significado de este caballo blanco y su jinete. Jesús explica que el caballo blanco simboliza la falsa religión, incluidos los que dicen venir en el nombre de Cristo cuando no es cierto: "Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán" (Mateo 24:4–5).
Jesús predijo que muchos se valdrán de su nombre y "a muchos engañarán". En el versículo 24 advierte que "se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos".
¿Estará usted entre los engañados?
Satanás, el diablo, ha embaucado al mundo entero. À los que engaña, los mantiene cautivos, como leemos en 2 Timoteo 2:26. Debemos estar atentos contra los embustes del diablo. Debemos, como el apóstol Pablo, conocer sus maquinaciones.
La naturaleza humana está llena de vanidad, celos, codicia y concupiscencias. Satanás puede aprovechar esa propensión y esa flaqueza de todos nosotros. Envía tentaciones por medio de personas carnales y codiciosas pero también por los medios de comunicación; el cine, la televisión, las revistas y hasta el Internet.
El apóstol Pablo advirtió a los casados que no se privaran el uno al otro de las relaciones sexuales, pues de ese modo Satanás podría aprovecharse de nuestra naturaleza carnal. "No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia" (1 Corintios 7:5).
En nuestra era moderna, vivimos rodeados de tentaciones carnales. Por eso, el apóstol Pablo aconsejó así a quienes podrían carecer de dominio propio: "Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido" (1 Corintios 7:2).
Es necesario comprender que la lujuria y la codicia son pecado. El décimo mandamiento dice: "No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo" (Éxodo 20:17).
En vez de codiciar, agradezcamos todas las bendiciones que Dios nos ha dado. Recordemos que en Filipenses 4:19 Él promete suplir todas nuestras necesidades reales. Pero debemos comprender también que la codicia es una forma de idolatría. Podemos desear a una persona, un cargo o un objeto con tanta vehemencia que se convierte en ídolo para nosotros. Recordemos esta amonestación: "Heced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia (amor al dinero), que es idolatría" (Colosenses 3:5).
Necesitamos orar, como Jesucristo nos enseñó: "no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén" (Mateo 6:13).
El egoísmo y el egocentrismo constituyen parte integral de la naturaleza humana. Nos gusta sentirnos importantes, pero esa propensión nos puede llevar al engaño. El apóstol Pablo instruyó a Timoteo en cuanto a la ordenación de "obispos" o supervisores, describiendo así algunas características del candidato: "No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo" (1 Timoteo 3:6–7).
¿Permite usted que el orgullo y la vanidad influyan en su mente y sus acciones?
En tal caso, puede estar engañado. Puede caer en el lazo del diablo.
¿Cómo contrarrestamos el egocentrismo y la vanidad? El apóstol Santiago dijo: "Humillaos delante del Señor, y él os exaltará" (Santiago 4:10).
¿Recuerda usted los ejemplos bíblicos de personas que cultivaron la soberbia y no dieron gloria a Dios?
¡El rey Herodes se dejaba adorar como un dios! Cultivaba la vanidad y la arrogancia. ¿Y cómo terminó?
"Un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos. Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba" (Hechos 12:21–24).
Otro rey, que tuvo que aprender la lección por las malas, fue Nabucodonosor. Cuando hizo caso omiso del consejo de Daniel de arrepentirse, Dios le quitó el reino. Además, el rey quedó reducido a vivir como un animal siete años, hasta que aprendió la lección. Esto lo leemos en Daniel 4.
Tenemos que estar atentos contra el orgullo. Cuando Dios nos bendiga, demos la gloria a Él. En palabras del apóstol Pablo, "El que se gloría, gloríese en el Señor" (1 Corintios 1:31).
En el Nuevo Testamento hay un clásico ejemplo de mentira. Los miembros de la iglesia cristiana primitiva donaban propiedades y fondos para ayudar a sus hermanos en la fe. Pero cierto individuo, llamado Ananías, cometió fraude. Dijo que había entregado a la Iglesia todo el producto de una venta pero en realidad retuvo parte de los fondos. Le mintió al apóstol Pedro, como leemos en este pasaje: "Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías,
¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola
¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?¿Por qué pusiste esto en tu corazón?
No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron"
(Hechos 5:1–5).
Más tarde llegó Safira. Ella también mintió y sufrió el mismo juicio que su esposo. ¡Murió al instante! Debemos comprender que Satanás es el padre de la mentira, como dice en Juan 8:44. Por tanto, examínese a sí mismo. Vigile sus comunicaciones.
¿Adorna usted la verdad? ¿O simplemente miente?
No permita que Satanás se aproveche de usted como hizo con Ananías y Safira. Recuerde que el noveno mandamiento dice: "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio" (Éxodo 20:16). También debemos comprender el peligro de vivir una mentira. Muchos que se dicen cristianos ¡lo hacen! Sin embargo, las Escrituras nos advierten: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4).
¡Pídale a Dios que le ayude a decir la verdad y a vivir la verdad!
¿Cuántas veces me han relatado sueños o visiones que obviamente eran inspirados por Satanás?
Algunos pensaban que habían visto a Jesús. Supuestamente se les apareció con aquel cabello largo con que nuestra sociedad suele imaginarlo. Ahora bien, el Jesús de la Biblia no tenía el cabello largo, pues el apóstol Pablo escribió: "La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?(1 Corintios 11:14).
Jesús logró escaparse entre las multitudes en varias ocasiones porque su aspecto era el de un judío común y corriente de su época. No se deje engañar por sueños, visiones ni mensajes llamativos. El apóstol Juan escribió: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Juan 4:1).
Muchas personas se sienten atraídas por el ocultismo. Hay quienes intentan comunicarse con sus parientes fallecidos valiéndose de un médium. Los niños leen libros de Harry Potter y se fascinan con el ocultismo. Abundan también los videojuegos satánicos. Es imprescindible que instruyamos a nuestros hijos haciéndoles ver el peligro del ocultismo, las actividades satánicas y otras influencias demoníacas. Dios Todopoderoso condena la hechicería y la brujería, en estas palabras: "Porque es abominación para con el Eterno cualquiera que hace estas cosas" (Deuteronomio 18:12). Al respecto, no deje de leer también Deuteronomio 18:9–14 y Gálatas 5:20.
Satanás se vale de sueños, visiones y "milagros" para engañar a la gente. El libro de Apocalipsis describe al gran profeta falso que pronto surgirá en el escenario mundial. Léalo en la Biblia: "Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió" (Apocalipsis 13:11–14).
¡No se deje engañar! Habrá líderes religiosos falsos que harán grandes prodigios y señales. Tenemos que someter a esos líderes a prueba de acuerdo con la Biblia, que es la palabra de Dios. Por eso en El Mundo de Mañana decimos: "No nos crean a nosotros. ¡Créanle a la Biblia!" Como dicen las Escrituras: "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8:20).
Todos podemos esperar con anhelo el día en que Satanás sea lanzado al abismo por mil años, como leemos en Apocalipsis 20. Mientras tanto, tenemos que permanecer atentos y en guardia.
Si no tenemos cuidado de vigilar nuestros sentimientos, podemos caer en la amargura. Tal vez alguien nos ofenda. Entonces la herida se convierte en rencor. Se nos ocurren ideas de venganza. Si cultivamos tales sentimientos y los fomentamos, pueden convertirse en odio. Entonces el odio se convierte en amargura. El cristiano tiene que identificar y superar todo sentimiento de odio y amargura. Tomemos nota de estas instrucciones: "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados" (Hebreos 12:14–15).
Semejante amargura puede llevar, incluso al pecado imperdonable.
¿Cómo contrarrestar tales emociones?
Simplemente ¡siguiendo las instrucciones de Jesucristo! Fue Él quien nos enseño así: "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:44–45).
Aun personas que profesan el cristianismo caen a veces en la trampa de maquinar venganza por alguna ofensa o injusticia. Dios nos advierte que evitemos tal actitud: "No digas: Yo me vengaré; espera al Eterno, y él te salvará" (Proverbios 20:22). Nuestro Señor y Salvador dio el ejemplo, pues "cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente" (1 Pedro 2:23).
Ore pidiendo la intervención de Dios: que Él ejecute su juicio justo. Él ejecutará venganza si es lo indicado divinamente. El cristiano no debe tomar la venganza en sus propias manos y ceder ante la actitud satánica del odio. Las Sagradas Escrituras nos amonestan: "Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!" (Hebreos 10:30–31).
Los cristianos debemos orar por nuestros enemigos. Bendecir a los que nos maldicen. ¡Así es el cristiano! Así es como vencemos la actitud insidiosa y satánica de odio y amargura.
Cuando Satanás atacó a Job, el patriarca se mantuvo fiel a Dios… y aprendió lecciones espirituales de vital importancia. En un momento dado, Job dijo: "Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía." (Job 3:25).
Como cristianos, debemos afrontar nuestros temores con fe y pedir la protección y la intervención de Dios. Cuando estudiamos la Biblia y creemos las promesas de Dios, Él nos da fe. Y las Escrituras nos recuerdan que "la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17).
La falta de fe nos expone a caer en los engaños de Satanás. El libro de Hebreos narra la infidelidad de los antiguos israelitas que no tenían fe ni confiaban en Dios. Nosotros debemos aprender de su dureza de corazón y evitarlo en nuestra vida. "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado" (Hebreos 3:12–13).
Los que carecen de fe en Cristo y persisten en confiar en Satanás acabarán por destruirse. "Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" (Apocalipsis 21:8). Felizmente, también hay buenas noticias para quienes tengan fe y eviten los enredos de Satanás. "El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo" (v. 7).
Dios desea que usted sea su hijo o hija lleno de fe y de confianza por medio de Jesucristo. Él le dará su fe si usted se vuelve a Él de todo corazón. Mientras tanto, ármese de conocimiento espiritual. No se engañe a sí mismo. Y evite los engaños del mundo. Evite también los engaños de Satanás. El apóstol Pablo nos recuerde que los cristianos no ignoramos las maquinaciones satánicas. Como saben los asiduos lectores de esta revista, la profecía bíblica predice un gran sistema religioso falso, inspirado por Satanás, que va a influir en miles de millones de personas en todo el mundo. Al permanecer cerca del Dios verdadero, usted puede evitar los engaños satánicos. ¡No se deje engañar