¡No creer en nadie!

"‘Yo no creo en nadie’. La frase se ha convertido en parte del léxico venezolano… Una expresión popular de una manera improvisada en Venezuela casi en broma, un lema de nuestra alegre indiferencia por la autoridad" (New York Times, 21 de mayo del 2016).

En Venezuela, tomar la justicia en sus propias manos se está convirtiendo en algo común (ibídem). "Hace cinco años", en la cima del régimen de Chávez, "ninguno de nosotros hubiera creído que el hambre seria parte del día a día para la mayoría de los venezolanos… ‘Yo no creo en nadie’ ha dejado de ser divertido. Se ha convertido en el credo de un pueblo que ya no cree en el estado como garante de la justicia y la seguridad. Expone la traición que sienten los venezolanos que confiaban en un gobierno que ganó las elecciones repartiendo alimentos, en detrimento de nuestra democracia, nuestra economía y el estado de derecho" (ibídem). Venezuela es una de las muchas tristes historias nacionales en el escenario mundial. Esta historia muestra que los caminos del hombre conducen a futilidad y desesperanza, y no a la paz (Jeremías 10:23). Dios le dio a la humanidad tiempo para demostrar que los intentos humanos de una paz duradera fallarían (Isaías 59:8), y que Cristo tiene que regresar para que tengamos la paz verdadera (2 Tesalonicenses 3:16). Para más información sobre este importante tema, lean "¡Se acerca el gobierno perfecto de Dios!"