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¿Por qué asiste usted a determinada iglesia? Más aún, ¿por qué asiste a una iglesia, cualquiera que sea? Y lo más importante, ¿qué querrá el Dios viviente que usted haga?
La mayoría de las personas simplemente asisten a la misma iglesia donde han ido sus padres, amigos o parientes. Sin embargo, millones tienen hoy otras razones más personales. El otro día tuve una conversación con mi vecino y me dijo: “Hemos buscado una iglesia con el mejor programa para jóvenes. Como tenemos hijos, ¿no es eso lo más importante?”
Otros buscan iglesias que sean más “actualizadas”, modernas, amenas o que tengan más actividades y mejor música. Todos conocemos las enormes iglesias donde asisten hasta 10.000 personas a la vez, suficientes para llenar una ciudad pequeña. En esas iglesias la gente puede pasar años sin llegar a conocer a la mayoría de los miembros y sin la oportunidad de tratar al pastor o de buscar su consejo. Quizás, incluso, se haga muy poco énfasis en la relación con el pastor o en la posibilidad de ser parte de una “familia” íntima de fieles que se comprenden y que oran unos por otros.
¡Pero piense por un momento!
¿Para qué tiene Dios una Iglesia? ¿Cuál es su propósito? ¿Por qué iban los primeros cristianos a lugares “impopulares” e incluso arriesgaban la vida para reunirse secretamente en las casas, en pequeños salones alquilados o incluso en cuevas? Sabemos que decenas de miles de cristianos se reunían en las catacumbas a lo largo de la Vía Apia en Roma y en otras partes, temerosos de la persecución romana. En esos primeros siglos quemaban vivos a muchos cristianos o los echaban a las fieras salvajes ¡y los torturaban hasta la muerte! Debieron tener una razón muy especial para “ir a la Iglesia” y estar dispuestos a caer en la ignominia y posiblemente la muerte. ¡Debemos reflexionar en eso!
Y debemos comprender que Dios desea que nosotros, por medio de sus ministros auténticos y su Iglesia verdadera, nos enteremos de su propósito para nuestra vida y de cómo cumplir ese propósito. Como Dios dedica una cuarta parte de la Biblia a la profecía, es evidente que desea que estudiemos y comprendamos su propósito al guiar los acontecimientos mundiales. Recordemos el mandato de Cristo: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36).
Cuando Jesucristo vino en carne humana, se reunía periódicamente los sábados con otros judíos en la sinagoga. El Evangelio de Lucas nos dice: “Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4:14-17).
Jesús tenía la “costumbre” de rendir culto el séptimo día, o sábado, con los demás judíos. Cuando le llegó el momento, como judío varón adulto, de leer la Palabra de Dios en los servicios del sábado, le pasaron el libro de Isaías. Después de leer un pasaje que, de hecho, predecía su ministerio, Jesús “comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (v. 21).
Jesús llamó “Escritura” al libro de Isaías, ¡la propia Palabra de Dios! Enseñó: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Aquí, el Hijo de Dios validó lo que llamamos el “Antiguo Testamento” como Escritura, ¡y dijo que debemos vivir por esa Escritura inspirada! Todos los cristianos verdaderos, los auténticos seguidores de Jesucristo, deben estar dispuestos a vivir conforme a las enseñanzas inspiradas de la Biblia, tal como Jesucristo mandó.
¡La Iglesia primitiva y auténtica comenzó y continuó siempre basada en la enseñanza y la predicación de la Palabra inspirada de Dios! En los servicios religiosos, los ministros y ancianos explicaban y exponían la Biblia, leyendo directamente de ella y mostrando sus explicaciones acertadas del propósito de la vida, las leyes de Dios y su plan para la vida de todos nosotros. Los servicios rara vez, o nunca, hacían énfasis en la historia, la filosofía ni las “tradiciones de hombres”.
Aunque el coro de la Iglesia y otras actividades ciertamente son agradables, los servicios religiosos solamente ayudan a la gente en la medida que expliquen correctamente, exhorten e inspiren a los creyentes a realmente creer y obedecer las palabras de la Biblia y a permitir que Cristo viva su vida en ellos por medio del Espíritu Santo (Gálatas 2:20). El trato social y las amistades son elementos maravillosos en la verdadera Iglesia de Dios, pero ese tipo de interacción humana también se encuentra en gran medida en el club Rotario, en el club de Leones y otros foros sociales. Venir ante el Creador para adorarlo y para aprender su verdad ¡es algo que corresponde a una categoría diferente!
Jesús le dijo a cierta mujer gentil que adoraba a Dios de un modo diferente: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:21-24).
Por tanto, para realmente seguir al Cristo de la Biblia, tenemos que adorar a Dios “en espíritu y en verdad” (v. 24). Pero, ¿qué es la “verdad”? Jesucristo proclamó: “Santifícalos en tu verdad. Tu Palabra es verdad” (Juan 17:17).
Si usted sinceramente desea servir y adorar al Dios de la Biblia y a su Hijo Jesucristo, si verdaderamente desea contar con su bendición y protección durante los tiempos peligrosos que nos esperan, debe buscar con persistencia y sinceridad a la Iglesia que Jesucristo edificó, y de la cual Él es la Cabeza viviente (Efesios 1:22), la Iglesia que realmente predica y enseña toda su verdad (Hechos 28:30-31) y que hoy está llevando a cabo su obra en la Tierra. Usted debe estar dispuesto a “buscar” al Dios verdadero con celo y con sinceridad. ¡Debe estar dispuesto a servirlo y adorarlo de la manera que lo revela en su Palabra inspirada!
Naturalmente, puede ser más “cómodo” ir a la iglesia de su familia o sus amigos, o a la iglesia de su barrio que le quede más cercana. Puede ser más “divertido” ir a una iglesia con un coro grande o con muchas actividades. Sin embargo, el Dios de la Biblia nos dice firmemente: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). Entonces, ¿para qué ir a una iglesia donde pasajes y libros enteros de la Biblia rara vez se leen y explican a fondo en los servicios de culto? Donde los fieles no sienten que su vida, sus acciones y sus pensamientos se están transformando gracias a la predicación clara y sin ambages de la Palabra de Dios. Donde rara vez se explica aquella cuarta parte de la Biblia que es profecía inspirada. Donde los miembros virtualmente ni se enteran de que estamos viviendo ahora en “los últimos días”. Donde no les indican los acontecimientos específicos a los cuales deben estar atentos y “velar”, acontecimientos que precederán al regreso de Jesucristo a la Tierra.
Realmente, ¿para qué querría alguien perder su tiempo en un lugar así?
Al ir acelerándose el cumplimiento de las profecías del tiempo del fin, a medida que las sequías, terremotos, epidemias y actos de terrorismo; todo ello profetizado, comienzan a afectarnos más y más; ¿acaso la gente que aplaude y canta en alguna iglesia local le va a “salvar” a usted? ¿Quién puede protegerle a usted y a sus seres queridos si no está en disposición de buscar y adorar al Dios de la Biblia “en espíritu y en verdad”?
Por medio de la revista y el programa de radio: El Mundo de Mañana, y de esta obra, usted ha estado en contacto con la Iglesia de Dios. Si Dios realmente le está abriendo la mente, y si usted tiene el valor de actuar conforme a la verdad, le animo a que siga adelante. Investíguenos aún más. Compruebe lo que enseñamos consultando las palabras de la propia Biblia. Es fácil valorar y comprobar nuestras enseñanzas en la Biblia, porque ella es la verdad.
Le invito a llamar o escribir hoy mismo y solicitar más de nuestras publicaciones gratuitas. Como probablemente habrá notado, todas nuestras publicaciones son absolutamente gratis. Si usted realmente desea entender, hay un folleto esencial que le ruego muy especialmente lo solicite: Restauración del cristianismo original. Este folleto abrirá sus ojos para ver lo que realmente le pasó al cristianismo tradicional y lo que debe hacer el cristiano verdadero. También puede solicitar nuestro Curso bíblico por correspondencia. En este Curso se expone claramente, con pruebas específicas de la Biblia, las señales que identifican a la verdadera Iglesia de Dios, de modo que usted pueda reconocer dónde se encuentra esa Iglesia en la actualidad.
A medida que se siguen desarrollando e intensificando los hechos proféticos que esta obra está predicando, y a medida que Dios abra su mente para ver el extraordinario plan que Él está haciendo realidad, no deje de tomar decisiones. En muchos pasajes de su Palabra inspirada Dios nos dice que actuemos conforme a la verdad: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).
¡Que Dios le conceda a usted la comprensión, la fe y el valor para decidirse a actuar!