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¿Por qué las damas en la Iglesia de Dios a menudo nos encontramos enfrentado algún problema cerca o durante los Días Santos? ¿Por qué Dios permite estas pruebas? ¿Qué aprendemos al experimentar este tipo de tribulaciones? ¿Y cómo nos enseña Cristo con su ejemplo a lidiar con nuestras pruebas y sufrimientos?
Tal vez el auto de la familia se descompone o los electrodomésticos de su cocina dejan de funcionar y sabe que no tiene el dinero para repararlos. Tal vez algunos parientes que no nos visitaban hace mucho tiempo deciden visitarnos el día antes de la Pascua y quedarse por una semana. Tal vez su jefe o el jefe de su marido le diga que, si no se presenta a trabajar el Primer Día de Panes sin Levadura o durante la Fiesta de los Tabernáculos, perderá su empleo. Tal vez el maestro de su hijo le dice que no puede faltar a la escuela. Tal vez usted o alguien de su familia se enferma repentinamente o recibe facturas por sumas elevadas por correo. Cualquiera de las situaciones anteriores puede convertirse en un momento de sufrimiento y presión extrema.
¿Qué piensa usted en ese momento? ¿Sintió pánico o se pensó qué podría hacer para solucionar la situación? ¿O su actitud se convirtió en una de sumisión y de confianza en Dios para manejar la situación, sin importar el resultado?
¿Intenta aprender una lección de la experiencia y busca a Dios para encontrar una solución?
Esta es su oportunidad como mujer en la Iglesia de Dios, de mostrarle a Dios su fe en Él. No podemos permitirnos a nosotras mismas ni a nuestras familias dejar de guardar el sábado o los días santos, sin importar el trabajo o empleo que podamos perder. Dios puede resolverlo con su jefe o el de su esposo, e incluso puede brindarle una mejor oportunidad de trabajo.
Todas esas facturas no se pagarán con el poco dinero que habíamos ahorrado para una ofrenda, pero la obra de Dios si se beneficiará de ella. Si decidimos utilizar el dinero que reservamos para el diezmo o las ofrendas, no estamos confiando en que Dios proveerá. Es posible que Dios permita que le envíen un cheque por correo por un sobrepago del seguro que hizo hace tres años, que cubrirá exactamente sus facturas. Si no puede reparar su automóvil, aún puede llamar a alguien para que la lleve a los servicios o, aparentemente de la nada, Dios puede proporcionarle a alguien que le ayude a repararlo. Si no puede reparar su lavadora o su lavaplatos de inmediato, puede ir a una lavandería automática o lavar los platos a mano hasta que todo se solucione. ¿Está dispuesta a dejar que Dios tome la iniciativa cuando las cosas se ponen difíciles, o sigue tratando de resolver las cosas usted misma a costa de perder el camino de vida de Dios?
Nunca debemos dudar que Dios puede y que resolverá las cosas para nuestro beneficio. Cuando vemos que los problemas no tienen salida, Dios provee la salida. Depende de usted confiar en que Él la guiará. No podemos transigir de nuestra fe durante las pruebas para hacer que las cosas sucedan de la manera que queremos. Esa puede no ser la mejor opción. Solo confiando en Dios para resolver nuestros problemas podemos tener los mejores resultados.
Las respuestas a nuestras pruebas nunca parecen fáciles, pero nuestra última lección es confiar en que Dios se encargará de todo. Continuemos por el camino correcto porque Dios promete librarnos. Todas las cosas les ayudan a bien, para aquellos que aman y guardan sus mandamientos.