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Indudablemente usted ha escuchado el dicho: "Todos somos personas de hábito". ¿Y que hay de usted? ¿Experimenta usted el gozo con hábitos positivos, de calidad y saludables que traen felicidad a su vida? ¿O está atrapado por vicios negativos y comportamientos destructivos que le roban el gozo a su vida? ¿Desea cambiar? ¡Hay esperanza! Dios le ha dado libre albedrio, usted tiene el poder de elegir cambiar. Siga leyendo y aprenderá cómo lograrlo.
El antiguo filósofo griego Aristóteles dijo: "La calidad no es un acto, es un hábito". Puede hacerse la pregunta: "¿estoy viviendo una vida de calidad?" Si la respuesta es algo menos que un rotundo "sí", entonces es posible que usted necesite revisar sus hábitos.
Benjamin Franklin sugirió lo siguiente: "Si erradicamos un mal hábito o vicio cada año, con el tiempo el peor hombre puede convertirse en uno totalmente bueno". Entonces, ¿de dónde vienen todos estos malos hábitos? Tenemos que volver al principio.
En el Jardín del Edén, Eva repitió las palabras de Dios a la serpiente, Satanás el Diablo, diciendo: "Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis" (Génesis 3:2–3; y ella le agregó no tocarlo, véase Génesis 2:15–17). La serpiente mentirosa engañó a la mujer y la convenció de que no moriría si tomaba del fruto del árbol prohibido (Génesis 3:4–5).
Pero, como sabemos, Eva hizo exactamente eso: eligió comer de la fruta prohibida. Eva pecó. Ella ejerció su libre albedrio, su libertad humana para elegir, aunque fue una elección negativa. Desafortunadamente, Adán siguió el ejemplo de su esposa, y la humanidad, bajo el dominio de Satanás, ha seguido el camino del pecado durante casi 6,000 años de existencia humana.
En nuestro mundo moderno, algunos abusan habitualmente del alcohol; otros están atrapados en la subcultura de las drogas; otros están encadenados a cigarrillos que causan cáncer; mientras que otros incursionan en el mundo secreto de lo oculto, a menudo sin darse cuenta de sus trampas seductoras.
Sin embargo, hay otros malos hábitos de los que no somos tan conscientes como los que acabamos de enumerar. Estos pueden incluir: chismear, decir "pequeñas mentiras", reducir la calidad en los negocios para ahorrarse dinero o, ponerse primero que los demás, por nombrar solo algunos. Para realmente tratar de superar estos malos hábitos, y tener una vida más alegre, la clave está en la decisión de querer cambiar ¡ese deseo debe ser lo primero!
Como dijo Benjamin Franklin, Incluso con todo el esfuerzo humano en contra de los malos hábitos, la humanidad todavía no podría ser "buena del todo"; sin embargo, a través de la oración ferviente al Dios Creador, suplicándole por su ayuda, así como el ejercicio positivo del libre albedrio, las bendiciones que vienen por medio de la obediencia a Dios se pueden experimentar.
Todos los malos hábitos, cuando se entienden completamente, equivalen simplemente a la transgresión de algún aspecto de los Diez Mandamientos de Dios y su palabra como un todo. Todos entendemos el concepto de la ley de la gravedad: si usted la infringe o quebranta, ¡esta lo quebranta a usted! La ley de Dios no es la excepción. Quebrantar cualquiera de los mandamientos tiene una consecuencia. Jesucristo habló sobre este punto cuando dijo: "De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos" (Mateo 5:19).
Si Dios lo está llamando a entender, luche por dejar los hábitos que quebrantan la clara enseñanza de la Biblia. Dios lo creó con libre albedrio. Esto significa que usted con la ayuda de Dios, tiene el poder de vencer los malos hábitos.
Solicite nuestros folletos: Los Diez Mandamientos y ¿Qué es un verdadero cristiano? Experimente el verdadero gozo pidiéndole a Dios que le ayude a reemplazar los malos hábitos con buenos hábitos.