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Mi alarma suena, ya es otro nuevo día de la semana. Cuando trato de abrir los ojos, los siento hinchados y recuerdo que anoche lloré hasta quedarme dormida. Todos los pensamientos y sentimientos de anoche regresan a mi mente, dejándome llorosa nuevamente y son tan solo las 6 de la mañana. Esta no es la forma en la que quiero comenzar mi día.
Algunas veces la vida es difícil. Posiblemente ya lo ha notado, o lo notará pronto. Tal vez usted esté atravesando por tiempos difíciles en este momento. Luchar las batallas espirituales puede dejarnos agotadas y desconsoladas, preguntándonos cómo podemos manejar las emociones que, algunos días, parecen abrumarnos por completo, sin importar lo que hagamos. ¿Cómo cambiamos la forma en que nos sentimos? ¿Está Dios escuchando nuestras oraciones?
Es muy difícil mantener el buen ánimo cuando nos golpean pruebas fuertes. Leemos en Eclesiastés 3 que para todo hay un tiempo, “tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar” (v. 4). ¡No tiene nada malo entristecernos! Tómese su tiempo para llorar y lamentar y exprésele sus emociones a Dios en oración.
Pero, y este es un gran "pero", como mujeres cristianas e hijas de Dios, no podemos permitirnos quedarnos sumidas en la tristeza. ¡Dios no quiere que usted esté deprimida! Él quiere que usted tenga gozo, que es una característica del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Cuando usted sienta que su mundo se está derrumbando, esté triste y llore, pero solo por un corto periodo de tiempo. Las pruebas no deben definir quién es usted.
Alguna vez ha pensado: “¿Me escucha Dios? Oro todos los días, pero pareciera que no me escucha". Sé que, en esos momentos, Satanás está tratando de hacerme creer la mentira de que Dios no se preocupa por mí. Durante las horas más oscuras de su vida, durante los momentos más difíciles que tenga que enfrentar, Dios no solo está escuchando sus oraciones, sino que las está escuchando atentamente y se está acercando a usted para captar cada palabra, porque como dice la escritura en Salmos 34:18 "Cercano está el Eterno a los quebrantados de corazón".
Su Padre quiere consolarla, usted no está sola. Él está a su lado, contando sus lágrimas y queriendo consolarla como solo Él puede. Cuando se sienta con el corazón roto, recuerde: "Dios está junto a usted".
¿Se imagina un mundo sin dolor físico o emocional, sin tristeza, sin razones para llorar e incluso sin muerte? ¿Puede imaginar su vida sin sufrimiento? ¡Bueno, ese tiempo se acerca! La Biblia habla de ello: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4). Damas, ¿creemos estas palabras? Eso espero, porque son ciertas.
Cuando entendemos esta realidad, cuando comprendemos que Dios sanará nuestras heridas, que llenará cada vacío en nuestros corazones y que nos dará mucho más de lo que podemos pensar, podemos tener esperanza durante nuestras luchas. A pesar de nuestro dolor actual, tenemos la esperanza de tiempos mejores, tiempos que puede que no sean en esta vida, pero podemos estar seguras de que vendrán. Asegurémonos de que estas palabras sean reales para nosotras. Sentir que las promesas de Dios son seguras, puede ayudarle a lidiar con las pruebas. No olvide que todas las pruebas llegaran a su fin.
Todas nosotras nos encontraremos enfrentando pruebas en nuestras vidas y esos momentos pueden ser solitarios y desafiantes, pero hay acciones que podemos tomar para convertirlos en oportunidades de crecimiento. A través de tales dificultades, podemos aprender a aceptar nuestras vulnerabilidades y servir a otros incluso cuando estamos sufriendo.
Hay ejemplos maravillosos en la Biblia de mujeres piadosas: Sara, Debora, Abigail, Rebeca, María, la madre de Jesús, Ana, y muchas más. Todas ellas pasaron por momentos difíciles y, algunas sufrieron mucho, pero Dios siempre estuvo con ellas y Él se asegurará de que todas reciban su recompensa. Dios ha usado pruebas para perfeccionar nuestro carácter, ¡porque Él quiere vernos en Su Reino!
Entonces, cuando vengan los tiempos difíciles, confíe en Dios y siga haciendo su parte. Consuélese sabiendo que Él la librará. Muy pronto, los tiempos difíciles de hoy parecerán nada comparados con la recompensa que nuestro Padre y nuestro futuro Esposo está preparando para nosotras. ¡Que Dios apresure ese día!