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Hemos escuchado innumerables historias a lo largo de los tiempos sobre la fortaleza y los actos valientes. Algunos de estos relatos son profundamente inspiradores y motivadores. Muchas mujeres a lo largo de la historia han demostrado un gran valor.
Hay momentos en que las mujeres enfrentan circunstancias extremas que se escapan de su control y la vida se vuelve muy difícil para ellas. En su sufrimiento y dolor, a veces se ven obligadas a tomar decisiones difíciles pero necesarias que requieren fortaleza y valentía.
Tal fue el caso de Noemí, cuya familia se mudó de Belén de Judá al país de Moab para escapar de la hambruna. Mientras vivió en Moab, su esposo Elimelec murió y ella quedó viuda con dos hijos. Sus hijos se casaron con mujeres moabitas, Orfa y Rut. Más tarde, los dos hijos de Noemí también murieron (Rut 1:1-5). Qué difícil debió ser para Noemí perder a tres miembros de su familia inmediata en un corto período de tiempo, como diez años (v. 4). Entonces, con fortaleza y valentía, Noemí tuvo que tomar decisiones muy difíciles con respecto a su futuro.
Los únicos miembros de la familia que le quedaban en Moab eran sus dos nueras, Rut y Orfa con las que aparentemente tenía una relación muy estrecha. Estas dos mujeres amaban tanto a Noemí que lloraron ante la sola idea de separarse de ella mientras regresaba a la tierra de Judá, donde había escuchado que el Señor estaba proporcionando nuevamente grano para su pueblo. Noemí imploró a Orfa y Rut que regresaran a Moab, pero ellas lloraron aún más. Finalmente, Orfa se devolvió con tristeza a Moab, pero Rut se aferró a Noemí y prevaleció a través de su súplica apasionada de continuar con su suegra:
“No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga el Eterno, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos” (Rut 1:16-17).
Aquí, nuevamente, hay otro ejemplo de fortaleza y valentía. Rut estaba decidida a ir con Noemí a buscar al verdadero Dios de Israel, dejando atrás a sus antiguos dioses y a su pueblo, para servir a Dios y comenzar una nueva forma de vida en una tierra extraña.
Noemí y Rut deben haber aprendido algunas lecciones difíciles pero valiosas durante su adversidad mientras reconstruían sus vidas, pero como resultado, al tener el valor y la fortaleza para ver las cosas, se convirtieron en mujeres más fuertes.
La reina Ester también se encontró en un gran dilema cuando Mardoqueo, el pariente que la había criado como su propia hija después de la muerte de sus padres, le informó de un malvado complot para matar a los judíos de la tierra. Él le dijo que fuera ante el rey Asuero y que le pidiera que librara a los judíos de la aniquilación. Sin embargo, el poderoso consejero del rey, Amán, el autor intelectual del complot, se opondría y ella se vería en peligro de muerte si entraba en la presencia del rey Asuero sin que se lo pidiera. Sin embargo, su tío le recomendó que confiara en que Dios la había puesto allí por un gran propósito (Ester 4:13 –14).
Con fortaleza y valentía, Ester tomó una decisión muy difícil y desgarradora.
Entonces Ester les dijo que le respondieran a Mardoqueo:
“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca” (Ester 4:15-16).
Luego, a través de una serie dramática de eventos, con el favor y la guía de Dios, esta valiente reina pudo exponer a Amán y a su malvado plan ante el rey Asuero en el momento preciso (Ester 7: 1-10). El rey Asuero estaba tan conmocionado y enfurecido de que Amán hubiera tramado un complot para matar a todos los judíos, incluida su propia reina, que tomó medidas drásticas para lidiar con Amán y lo colgó en la misma horca que Amán había preparado para Mardoqueo (Esther 7:10, y Proverbios 26:27). Dios estuvo con Ester desde el momento en que decidió buscar Su ayuda a través del ayuno y la oración y confiar en que Él le daría la fortaleza y el valor que necesitaba.
He conocido casos en los que definitivamente se necesitaba coraje o valentía, en los que las mujeres vencieron durante un tiempo, pero al final fracasaron debido a la falta de fortaleza. Y cuando el valor falla, la esperanza se pierde. Perder la esperanza puede resultar en diversas emociones y acciones negativas y destructivas, como la depresión, adicción a las drogas e incluso renunciar a la vida. Uno debe aferrarse a la fortaleza y a la valentía; ¡es de suma importancia!
La fortaleza es el elemento o componente clave que permite ver el destello de luz al final del túnel. Da el ímpetu para seguir adelante hacia la meta, sin importar las circunstancias. Las damas antes mencionadas ciertamente tenían todas estas cualidades en abundancia.
Entonces, con el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33) como nuestra meta, continuemos avanzando hacia la meta de nuestro supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús con fortaleza y valentía.
Este artículo está destinado a conmemorar a la señora Faye League, viuda del ministro Robert League de la Iglesia del Dios Viviente. La Sra. League fue una fiel esposa, madre y miembro de la Iglesia, y también contribuyó regularmente a la revista Buenas Nuevas durante los últimos meses de su vida. Murió a principios de este año, a la edad de 89 años. Puede encontrar otro de sus escritos aquí.